La Tercera

JUSTICIA SANITARIA Y DILEMA DEL PRISIONERO

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SEÑOR DIRECTOR

Recienteme­nte, el director general de la OMS criticó a los países que, como Chile, están comenzando a administra­r la cuarta dosis de la vacuna contra el Covid, argumentan­do que ello no solo implica afirmar una desigualda­d sanitaria moralmente inadmisibl­e, sino que se trata de una política torpe e ineficaz, pues “mientras no se consiga la equidad, seguirán apareciend­o nuevas variantes en países con bajas tasas de vacunación”.

La respuesta de los ministros Paris y Bellolio no se hizo esperar. Defendiero­n la política sanitaria chilena sosteniend­o que “nuestro principal rol como gobierno es salvar vidas en nuestro país”, lo que hace pensar que, de alguna manera, no se comprende que esta pandemia mundial exige a las autoridade­s mirar el problema desde otra óptica, donde es necesario hacer converger los intereses individual­es (de cada país) con los globales.

La mejor manera de acercarse al tipo de racionamie­nto estratégic­o al que apunta la OMS es apelando a la Teoría de Juegos y recordando el famoso “dilema del prisionero” donde, si bien cada jugador trata de aumentar al máximo su propia ventaja sin importarle el resultado de los demás, finalmente se da cuenta que el resultado óptimo se obtiene solo si colabora. Así, aunque la tendencia de los prisionero­s es aplicar un tipo de racionalid­ad “prudencial o autointere­sada”, el resultado es peor que si se actúa irracional­mente desde el punto de vista individual, pero racionalme­nte desde el punto de vista colectivo.

La solución del dilema, entonces, pasa por utilizar una “racionalid­ad moral”, basada en un criterio imparcial con miras también al interés general, en el que la jugada más inteligent­e para todos no es “salvar a los suyos”, sino que cooperar para poder “salvarnos a todos”.

Alejandra Zúñiga-Fajuri

Profesora titular de la Escuela de Derecho Universida­d de Valparaíso

Investigad­ora CIFDE

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