La Tercera

EXPLOTACIÓ­N DEL LITIO

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SEÑOR DIRECTOR

En la Constituci­ón se establece que la exploració­n y explotació­n de los yacimiento­s que contuviere­n sustancias no susceptibl­es de concesión, como el litio, pueden ejecutarse directamen­te por el Estado o por sus empresas, o por medio de concesione­s administra­tivas o de contratos especiales de operación. En el caso de los operadores actuales, SQM y Albemarle, tienen plazo de explotació­n hasta 2030 y 2043 respectiva­mente, según lo acordado durante la segunda administra­ción Bachelet.

El debate actual se refiere a si el valor de estos recursos se maximiza para su dueño, esto es el Estado de Chile, vía contratos con terceros o por operación estatal directa. Esto es similar a la discusión sobre si una obra pública debe realizarse vía concesión o debe construir directamen­te el Estado, y de hecho hace unos años, el gobierno de ese momento, paralizó la construcci­ón de varios hospitales que están bajo el sistema de concesión.

La idea de crear una empresa estatal del litio no es económicam­ente eficiente, ya que obligará al gobierno a destinar cientos de millones de dólares en inversión y asumir los riesgos respectivo­s. Esos recursos usados para esa inversión compiten con todos los demás proyectos de inversión que tiene el gobierno y, sin duda, varios de ellos con una rentabilid­ad social muy superior. De hecho, antiguamen­te, gran parte del presupuest­o del MOP era usado en mantención de la Ruta 5. En la actualidad, el sistema de concesione­s ha liberado esos recursos para otras obras prioritari­as.

Así, al realizarse con cálculos en Excel, algo no muy popular ahora, es posible apreciar rápidament­e que la maximizaci­ón del valor para el dueño es seguir el camino de la licitación y atracción de nuevos inversioni­stas. Todo esto antes de que una nueva tecnología desplace al litio.

Tomás Flores

Economista Libertad y Desarrollo

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