La Tercera

Fiscal regional de La Araucanía: “La violencia rural es el problema de Seguridad Pública más relevante del país”

Roberto Garrido, persecutor jefe en la denominada “zona roja”, pide una mayor inyección de recursos a las policías para las indagatori­as de ilícitos que van al alza. Dice que los grupos que efectúan estos ataques cuentan con colaboraci­ón y revela reunione

- Víctor Rivera

Roberto Garrido Bedwell (45) fue escogido, el 1 de junio de 2021, como fiscal regional de La Araucanía. Ya son seis meses en un cargo complejo, y sobre el cual pesan los ojos de la opinión pública a raíz de los hechos de violencia rural que afectan a la zona, tal como al Biobío y, en menor medida, a Los Ríos.

La experienci­a de Garrido con el accionar de los grupos radicales que perpetran hechos delictuale­s en el área, eso sí, es de más larga data. Son 20 años de trabajo en el Ministerio Público de La Araucanía, donde llegó en 2002, un año después de titularse.

En su primera cuenta pública, el fiscal regional reveló que los delitos por violencia rural han recrudecid­o, aumentando un 36% en 2021, en comparació­n con 2020, y un 132% en relación a 2019. En ese contexto, Garrido explica a La Tercera lo que, cree, son los motivos tras el incremento de estos ilícitos, las caracterís­ticas de los grupos radicales y la prioridad que debiera tener este tema para las autoridade­s. Además, revela un preocupant­e vínculo de colaboraci­ón entre organizaci­ones chilenas y argentinas.

¿A qué obedece esta alza de casos delictuale­s ligados a la violencia rural?

Este es un conflicto con manifestac­iones que escapan a las atribucion­es del Ministerio Público. Tiene un origen político y yo creo que el tiempo que va pasando sin solución es lo que va implicando el aumento de la violencia. Creo que también se cruza con otro fenómeno que es transversa­l a la sociedad, que es el aumento de hechos de violentos, como los homicidios.

¿Qué elementos contribuye­n a que aumenten estos delitos?

Hay un factor que hemos podido determinar y que hemos acreditado, que es lo que nos correspond­a como Ministerio Público, y es la asociación de este tipo de hechos con otros delitos, como el tráfico de drogas, armas y municiones; el cultivo de sustancias psicotrópi­cas, los robos con violencia e intimidaci­ón. Esos factores son los que van contribuye­ndo a generar una mayor sensación de violencia. Pero también está aparejada con la actuación del Ministerio Público y las policías, que ha implicado lograr mayor eficacia en la identifica­ción de las personas que participan en estos hechos, traduciénd­ose en mayor cantidad de personas privadas de libertad (68), lo que genera, por otro lado, actuacione­s violentas como respuesta a la acción del Estado en esta área.

Ud. mencionó un vínculo de la violencia rural con los delitos comunes. ¿Qué tan fuerte es el nexo entre narcotráfi­co y los grupos radicales que operan en La Araucanía?

Lo hemos podido demostrar, al menos, en una causa, con imputados condenados y detenidos, donde se evidencia que la oferta para la adquisició­n de armamentos y municiones tenía como contrapres­tación la entrega de marihuana. Esto demuestra que estas armas, que están en manos de los grupos más radicaliza­dos, no solo se obtienen con dinero, sino también con droga. Hay un aumento progresivo en la relación entre el narcotráfi­co y los hechos de alta connotació­n de violencia rural. Otro elemento importante es que muchas personas detenidas por delitos comunes después son reivindica­das en atentados. Robar una camioneta, asaltar un local comercial, no dice relación con una reivindica­ción de derechos ancestrale­s.

¿Cuenta la Fiscalía de La Araucanía con los recursos necesarios para enfrentar estos delitos?

Hemos tomado algunas medidas para abordar la escasez de recursos, como la centraliza­ción del turno, unidades de primeras diligencia­s, liberando fiscales para que puedan abocarse a la investigac­ión a los fenómenos delictuale­s de violencia rural. Vamos a incorporar dos fiscales más en esta área, también una coordinaci­ón interregio­nal, pero no sacamos nada con aumentar la cantidad de fiscales si las policías no cuentan con los medios suficiente­s, con los equipos periciales, de carácter permanente.

¿Qué les falta?

Creo que en La Araucanía deberían contar equipos policiales y periciales de la misma calidad que se tiene en la zona central. Acá hay una cuestión de centralism­o que no solo afecta en esta área, sino muchas otras, pero hemos notado la diferencia cuando se trabaja con laboratori­os de nivel central, donde todo es más rápido.

¿Tiene alguna expectativ­a, en esa línea, con el gobierno entrante?

La violencia rural es el problema de Seguridad Pública más relevante del país y una de las cosas que lo explican es el centralism­o. Pero soy optimista y creo que en el futuro las van a ir mejorando, con este gobierno o con otro.

¿Cuáles son las caracterís­ticas de estos grupos radicales que hacen tan difícil desbaratar­los?

Primero hay que considerar el espacio y la dinámica con los que actúan. Se trata de grupos muy violentos que ejercen una evidente intimidaci­ón entre las personas que pudieran entregar informació­n para avanzar en la investigac­ión. Se trata de ataques muy planificad­os, además, donde se preocupan de borrar cual

quier evidencia que permita llegar a ellos. Son grupos que cuentan con una cierta protección y simpatía en determinad­os sectores, lo que también genera un grado de complejida­d y, por lo tanto, se requieren investigac­iones de largo aliento, de un análisis detallado. Y, lo más importante, es que tenemos que avanzar con pleno respeto de los derechos fundamenta­les. Nuestra acción persecutor­a no puede ser a cualquier precio, sino que tiene que reconocen límites en los derechos fundamenta­les.

Sentarse a dialogar con integrante­s de la CAM, como planteó quien fuera la jefa del comando del presidente electo, Izkia Siches, ¿sirve para solucionar el problema?

Creo que todos los actores políticos saben lo que tienen que hacer. No correspond­e a la fiscalía proponer las soluciones en este tema. Yo lo he reiterado más de una vez, lo dije en mi cuenta pública, además; este es un conflicto que tiene un origen político, pero que tiene manifestac­iones delictuale­s, y a nosotros nos correspond­e hacernos cargo de eso. Y, espero, como habitante de La Araucanía, que los conflictos políticos encuentren una solución a través de la institucio­nalidad, porque creo en la democracia y el Estado de derecho.

¿Cómo tomó las declaracio­nes de la Convención Constituye­nte cuando -al asumir- plantearon la libertad de “los presos políticos mapuches”?

Lo que puedo garantizar es que a ninguna persona investigad­a por la fiscalía se le ha imputado algo por lo que piensa o lo que manifiesta. Investigam­os a personas que cometen delitos, tenemos un marco normativo que aplicar, lo hacemos y los tribunales determinan qué penas les correspond­en. A nosotros no nos compete tomar decisiones en base a criterios políticos.

Armas y la coordinaci­ón entre grupos chilenos y argentinos

El Ministerio Público cuenta en La Araucanía con un trabajo de “focos investigat­ivos”, especialme­nte abocados en las pesquisas sobre las armas que hay en la zona. La labor de los fiscales que trabajan allí es hacer cruces de informació­n entre las municiones encontrada­s en los sitios del suceso y otros delitos violentos en la zona.

¿Cómo logran armarse estas organizaci­ones radicales?

El origen de las armas es diverso. No podemos decir que existe una sola fuente desde donde llega el armamento. Es siempre de distinta clase: hay armas convencion­ales, de guerra, otras sustraídas a particular­es, algunas con origen extranjero, no hay una sola fuente. Por ejemplo, hace poco, en Malleco, detectamos que un grupo radical obtuvo, en la zona central, una granada a cambio de $ 1 millón y que tenía un origen extranjero. No hay una orgánica común entre todos los grupos que operan en La Araucanía, y tampoco en la forma en que acceden a las armas.

¿De dónde provienen?

Son de fabricació­n extranjera: peruanas, argentinas, pero no sabemos ni cuándo ni cómo llegaron a nuestro país. Eso es parte de la investigac­ión. Lo que podemos saber es que, por el tipo de armamento, su fabricació­n y el número de serie, no son fabricadas en el país. ¿Eso está siendo investigad­o?

Nosotros hacemos un trabajo global. Buscamos las formas de financiami­ento de estos grupos, también investigan­do cómo adquieren el armamento, las municiones, etc. En eso hay un análisis criminal importante y nos ha dado resultado en algunas investigac­iones.

¿Y se han contactado con fiscalías de otros países para trazar estas rutas?

Hemos participad­o en reuniones con nuestros colegas fiscales argentinos para entregarno­s informació­n ante eventuales intercambi­os de armamentos e ingreso de armamentos desde Argentina a Chile, y viceversa.

¿Y cómo hacen estos intercambi­os?

No me puedo referir en detalle a la pesquisa de delitos, dado que es muy importante la reserva con que se manejan estos antecedent­es.

¿Por qué es tan difícil despojar a los grupos radicales de estas armas?

Lo que correspond­e al Ministerio Público es la dirección jurídica de la investigac­ión. La fiscalía no es la que directamen­te realiza las actuacione­s materiales de la investigac­ión, los resultados no dependen exclusivam­ente de nuestro actuar. Son las policías quienes tienen

Siempre que ocurre un hecho de esta naturaleza

que llevar a cabo los peritajes, los ingresos, los allanamien­tos; nuestra labor es reunir los antecedent­es, pedir la solicitud al tribunal y sobre la base de eso poder lograr presentar ante los tribunales a las personas responsabl­es de ilícitos y formular los cargos que correspond­en.

En el funeral de un integrante de la CAM, Pablo Marchant, se vio a un grupo de personas portando fusiles. ¿Esas armas fueron incautadas?

En esa oportunida­d no se nos concedió la autorizaci­ón para ingresar al lugar y, por lo tanto, no se pudo llevar a efecto, porque el tribunal no lo autorizó; a nosotros no nos inhiben esas demostraci­ones de fuerza, tenemos muy clara nuestra función. Creo que también es importante considerar que son situacione­s bastante delicadas, de grupos que están buscando enfrentars­e a las fuerzas del Estado, por lo tanto, entiendo que Carabinero­s y la PDI tengan que adoptar las medidas de seguridad para proteger a su personal antes de efectuar estos procedimie­ntos.

¿Preocupa el caso del funcionari­o del Poder Judicial detenido en Traiguén que tenía vínculos con autores de delitos de violencia rural?

nos genera preocupaci­ón, más por el tipo de armamento que tenía esta persona. En esta investigac­ión contamos con todo el apoyo del Poder Judicial para determinar si se habían producido filtracion­es y no hemos establecid­o que eso haya ocurrido.

Los jueces de Cañete pidieron más seguridad por amenazas y algunas agresiones. ¿Los fiscales en La Araucanía han vivido amedrentam­iento?

Si, en más de una ocasión y hace ya algunos años. Esa es una realidad con la que tenemos que convivir, pero demuestra que nuestro trabajo está siendo más efectivo. Existen fiscales que están siendo amenazados hace bastante tiempo, tenemos que tomar medidas para asegurarlo­s, y se trata de amenazas que no son arrebatos, sino hostigamie­ntos serios que demuestran que no solo estamos ante una lógica común, sino que ante personas que tienen un nivel de violencia e intoleranc­ia importante y que están dispuestas a tomar cualquier acción para hacer prevalecer sus ideas.

¿Usted ha sido amenazado?

Yo estoy muy tranquilo, siempre. Voy a seguir haciendo mi trabajo con mucho ímpetu todos los días.•

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