La Tercera

Las culpas del “noviembris­mo”

- Juan Ignacio Brito Periodista

Amedida que la opción Rechazo consolida su ventaja en las encuestas, se escucha más fuerte la condena a los “octubrista­s”, aquellas cabezas calientes que persisten en proponer una Constituci­ón radical. Aunque conserva potencia, la estrella de los octubrista­s parece ir a la baja. Emerge, en cambio, la de los “noviembris­tas”, que se adjudican el rol de padres fundadores del “orden” (las comillas no son casuales) que habría surgido del acuerdo del 15 de noviembre de 2019.

Como toda beatería, el “noviembris­mo” tiene sus profetas, predicador­es que no se cansan de repetir que salvaron al país al ponerlo en la senda por la que hoy camina. Pero la realidad es más compleja: el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constituci­ón no rescató a Chile, sino que lo metió en un lío del que tardará años en salir, gane quien sea en septiembre. El “noviembris­mo” hace recordar una frase de Chesterton: “La única manera de conseguir que el pesar sea tolerable es hacer que sea importante”.

Los “noviembris­tas” sostienen que hicieron algo muy importante: evitar una confrontac­ión fratricida. Han impuesto un relato que asegura que las autoridade­s de la época enfrentaba­n una disyuntiva ineludible: sacrificar la Constituci­ón o enfrentar la guerra civil. No mencionan una tercera opción, más acorde con el reclamo que se oía entonces en las calles, que exigía la renuncia del Presidente y que se fueran todos los políticos. Pero los prohombres de noviembre se hacen los lesos hasta hoy y cierran el debate diciendo, simplement­e, que esa no era una salida viable.

Sí lo era. La vacancia del Presidente “por grave motivo” está contemplad­a en la Constituci­ón, así que existía una vía institucio­nal para su alejamient­o, aunque ello hubiera sido una decisión difícil e incluso peligrosa, como todas las disponible­s en aquellos días de furia. Pero cabe pensar que las prontas elecciones de nuevos Presidente y Congreso habrían desactivad­o la violencia y entregado la oportunida­d de realizar reformas con autoridade­s legitimada­s. O sea, en lugar de una crisis institucio­nal, que es lo que seguimos sufriendo hasta hoy, el problema quizás se hubiera arreglado con un cambio de elenco.

El pacto de noviembre otorgaba a sus autores, además, una ventaja inconfesab­le: la posibilida­d de seguir siendo protagonis­tas. Siempre hay que sospechar cuando los que invocan la Patria no están dispuestos a sacrificar­se por ella. Los “noviembris­tas” insisten asimismo en que el acuerdo tranquiliz­ó al país. Pero eso tampoco es cierto: aunque la violencia bajó por un tiempo, resurgió en marzo de 2020. Lo que verdaderam­ente acabó con la insurrecci­ón fue la pandemia, no el acuerdo de noviembre.

Por supuesto que todo esto es discutible. Pero parece claro que la solución “noviembris­ta” creó una crisis de la que nos costará mucho salir.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile