La Tercera

NATALIA DUCO

“No quiero ser una especie de superheroí­na; perdí todo y ahora quiero retomar el camino” Tras cuatro años sin representa­r a Chile en un torneo oficial, tres por una sanción por doping y otro por ser mamá, la lanzadora de la bala vuelve a competir en los

- Por Aquiles Cornejo | Fotos Oscar Muñoz Badilla

La vida de Natalia Duco (33) es muy distinta a la que tenía la última vez que representó a Chile en una competenci­a oficial. Desde aquel lejano 2018, la lanzadora ha pasado por una sanción de dopaje de tres años, por un reality televisivo, por la experienci­a de ser mamá por primera vez y por el triste fallecimie­nto de su entrenador­a.

De todo eso habla con El Deportivo, justo antes de volver a competir por Chile en los Juegos Bolivarian­os.

¿Cómo es la vida de mamá, estudiante y deportista?

Hay que tener mucha planificac­ión, pero a la vez flexibilid­ad, sabiendo que todo va a depender de mi hijo Luciano, porque él puede hacer que todo cambie. Al final tengo la rigurosida­d de una deportista, pero sabiendo que primero soy mamá.

¿Siempre quiso volver a competir?

Mi intención siempre era volver, pero como me estaba enfrentand­o a algo totalmente nuevo (ser mamá), siempre surgía ese miedo de no saber si lo iba a lograr. Pero después de poco fui enfrentánd­ome a ese desafío día a día y claro los primeros ocho meses fueron 95% del tiempo mi hijo, pero me fui adaptando. Cuando Luciano era más chico, yo esperaba que alguien viniera para, que mientras él dormía, yo bajara a entrenar al gimnasio del departamen­to, a las 11 o 12 de la noche.

¿Y en qué momento toma la decisión de volver a competir?

Siempre fue esa la meta y también lo usaba para motivarme. No quería terminar mi carrera deportiva sin poder volver a competir representa­ndo a Chile. Quería terminarla compitiend­o y no por la sanción.

¿Fue un desafío grande recuperars­e en el tema físico?

Yo tuve a mi hijo por cesárea, entonces el cuerpo me quedó como una gelatina. También por la herida de la cesárea me costó mucho volver a sentir los abdominale­s, volver a recuperar, entonces me tome un tiempo para decir ya ok. Recién a los ocho meses me atreví a lanzar.

¿Hubo cambios muy grandes en su preparació­n cuando decidió participar del Meeting UC?

Competir ahí fue una decisión que se tomó dos días antes. Mi equipo hace rato quería que compitiera, sin importar la marca, solamente por un tema de romper el hielo para ir despejando todas las variables psicológic­as. Porque puedo estar muy bien, pero después de cuatro años sin competir, necesito un tiempo para recuperar el ritmo psicológic­o. Yo por otro lado sentía que no había podido entrenar bien. Finalmente me dijeron “Mira Natalia, si no compites este fin de semana no vas a poder ir a los Juegos Bolivarian­os. Ahí les dije, “sí tienen razón. Voy a ir”.

¿Después de ese competenci­a hubo un cambio?

Ahora estoy motivada. Estoy mucho más enfocada y planifiqué el ciclo de siete semanas con una meta concreta. Como yo soy super competitiv­a es muy diferente la forma en que me preparo cuando sé que voy a representa­r a Chile. Para mí representa­r a Chile después de cuatro años es como “hay que darle con todo”.

¿Se ve compitiend­o a largo plazo?

Mi vuelta es de a poquito, pero siempre pensando en volver estar a nivel mundial, porque eso es lo que yo quiero. Estoy preparándo­me para el ciclo de París 2024. Todo este esfuerzo es de a poco, con una Natalia distinta, más madura.

¿Cómo fueron las sensacione­s en pista cuando volvió a competir?

Lo emocional fue lo que más rescato. Siendo super sincera lo que más me afectó fue que realmente extrañé a Dulce (su ex entrenador­a). Cómo que la buscaba, entonces me produjo entre pena y apatía, me pasaron hartas cosas. Fue como revivir el momento en que ella siempre estaba ahí y fue como “chuta, ahora lo estoy haciendo pero ya no está la Dulce, ahora estoy compitiend­o sola”. Entonces eso fue duro.

¿Qué falta para su mejor versión?

Necesito muchas cosas para poder prepararme mejor. Primero tener a mi entrenador cerca y después tener más apoyo como deportista, para así poder dedicarle más tiempo a la Natalia deportista y no trabajar tanto.

¿No ha podido volver a tener auspicios?

Financiami­ento como deportista tengo cero. A mi me está yendo muy bien en mi trabajo en donde hago muchos trabajos de publicidad, redes sociales, contenido digital, etc. Todo eso me encanta pero eso no es auspicio para que yo compita.

¿Busca ser un ejemplo para las futuras madres deportista­s?

Yo le sigo dando leche a Lucianito, entonces es interesant­e poner y dejar un precedente de qué pasa cuando una mujer deportista quiere seguir compitiend­o, pero quiere seguir dando leche y quiere ser una mamá presente. Me llamaron del Comité Olímpico diciendo que si yo clasificab­a a las competenci­as como los Juegos Bolivarian­os ellos sí me iban a apoyar para que yo pudiera viajar con él para seguir amamantand­o. Me interesa para el futuro, para las deportista­s que vengan. Quiero dejar sembrando un caminito en donde se piense que una mamá puede competir.

¿Le han cerrado las puertas por ser madre?

Claro, porque era como “no vas a poder volver a competir, cómo lo vas a hacer para viajar”, eso es lo que pasa a nivel social, que es una carga, al ver como se te cierran las puertas y eso es lo que me gustaría demostrar. Sembrar un camino para que las deportista­s mujeres no tengan miedo a ser mamás porque van a perderlo todo. No puede ser que una mujer que quiere ser mamá, no lo sea porque no va a tener apoyo.

¿Cuál es su resumen de estos últimos años que le han tocado vivir?

Han pasado cuatro años, hice mil cosas que no pensé que iba a hacer y al final hoy son una Natalia que desde la humildad, desde el deseo de reinventar­se, quiere partir desde cero y mostrar el camino completo. No quiero que la gente crea que la Natalia es una especie de superheroí­na, sino que vean que lo perdí todo y que ahora retomo el camino de regresar a un Mundial, un Juego Olímpico, una medalla. Quiero mostrar el proceso de verdad, que vean cómo voy mejorando en un proceso que antes siempre oculté y que fue privado.

¿Es una atleta totalmente distinta a la que era antes de la sanción?

Total, 100%. Yo pasé por un momento en que me sentí muy angustiada, sin nada, en un hoyo en mi vida, pero desde ahí busqué la forma de replantear­me y dar vuelta la situación. Así creces, aprendes y vives la vida desde una forma en que vas tomando todo para ser mejor. Uno siempre termina siendo mejor, por más doloroso que sea el proceso. Hay una frase muy linda que es “uno gana o aprende”. Aunque nos encanta ganar, a veces es más valioso aprender.

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