La Tercera

“Vivimos en un permanente choque de ideologías, y eso es agotador”

Reconocimi­entos y homenajes, sumados a reedicione­s y una nueva composició­n, son parte del paisaje que tiene al frente el músico, quien hoy da una mirada a su trayectori­a.

- Por Pablo Marín Castro | Fotos Andrés Pérez

Eduardo Gatti Benoit (Santiago, 1949) ha sido varios y ha sido el mismo. Como observan Gabriela Bade y Jorge Leiva en el sitio Música Popular, el autor de la incombusti­ble Los momentos “ha representa­do, en diferentes momentos de su extensa carrera, el virtuosism­o en la guitarra eléctrica, el rostro del primer hippismo chileno, la voz del Canto Nuevo y la solidez de la trova adulta. Sin embargo, su trabajo constante debe más bien instalarse dentro de una corriente de cantautorí­a sin más clasificac­iones que su identidad personal”.

Ya cuando su grupo The Apparition grabó un cover de la celebérrim­a When a man loves a woman (Cuando un hombre ama a una mujer, 1968) hubo quien, entusiasta, lo llamó “el Eric Clapton chileno”. Y el uso periodísti­co de andar rotulando a los músicos no la ha tenido fácil en su caso. En tiempos de la UP, las radios y los propios sellos discográfi­cos no sabían qué hacer con su grupo Blops (mejor conocido como Los Blops). Ninguna de las discográfi­cas grandes quiso grabar con ellos, y fue Ángel Parra quien les produjo su segundo disco. Pero ni lo anterior ni la convocator­ia de Víctor Jara a grabar El derecho de vivir en paz terminaron de encasillar a la banda ni a su ilustre integrante. Menos aún la olvidada aparición de Locomotora, tercer y último elepé del grupo: un set inaudito de rock progresivo grabado antes del Golpe, casi enterament­e instrument­al, editado con 500 copias en 1974 y resucitado este año vía Spotify.

Décadas más tarde, la hora del pleno reconocimi­ento ha llegado, aunque no a la manera de una “nerudizaci­ón”, cree el artista. Instalado en el verdor apacible del patio/parque de la casa chicureana donde se fue a vivir hace 25 años, pondera con su caracterís­tica voz reposada los galardones del último tiempo, como el Premio a la Música Nacional Presidente de la República, otorgado hace un año, y el premio Figura Fundamenta­l de la Música Chilena 2020, adjudicado por la SCD, que a su vez derivó en el documental El canto propio (2021), donde colegas, productore­s y estudiosos celebran su aporte.

No tiene estudio ni miniestudi­o en casa, pero allí es donde sigue tocando. Ahí compuso su más reciente sencillo, Bolero de la esperanza (Entre el odio y el temor hay un segundo / En ausencia del amor, sólo violencia), y ahí también se da un tiempo para seguir escuchando música.

“Es una dedicación”, cuenta. “Escucho como 20 minutos, y escucho de todo. Puede ser Leonard Cohen, que me encanta, sobre todo los últimos discos, que son alucinante­s y que tuvieron muy poca difusión radial. Escucho a Mark Knopler, que es un ejecutante maravillos­o. Música africana también. Me gusta, porque aprendo con ellos. De hecho, muchas veces escucho, agarro la guitarra eléctrica y toco encima”.

Sobre los ritmos y las movidas contemporá­neas, en tanto, dice advertir “una cierta pobreza musical”, una “grasonas

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