La Tercera

Constituci­ón, la hora de la sensatez

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Después de dos meses de conversaci­ones entre un reducido grupo de parlamenta­rios y políticos, el tema constituci­onal parece haber entrado en otro estadio. Se han moderado posiciones y calmado las prisas. Se han abierto ventanas para dejar entrar el aire de la sensatez y el sentido común. Se declaman menos dogmas, como que la Constituci­ón tiene que ser elaborada por convencion­ales 100% elegidos, o que el Congreso no tiene legitimida­d porque está desprestig­iado, o que la próxima semana es el plazo fatal. Ninguna de esas afirmacion­es se ha sostenido y hoy día parece haber disposició­n a buscar una fórmula que, sin dejar completame­nte conforme a nadie, sea aceptable para la mayoría. De eso va la política, después de todo.

Ha sido importante el aporte que ha hecho Amarillos, que advirtiend­o hastío en la población (las encuestas así lo muestran) sugiere un proceso sobrio y propone que el Congreso designe a un grupo que se encargue de redactar un texto (refrendado por el Congreso, agregaría yo) que sea sometido a los chilenos en un plebiscito de salida. Así los parlamenta­rios pueden dedicarse a cuestiones más urgentes. Es valioso que este partido en formación se la haya jugado por esta opción, pues ellos no tienen representa­ción significat­iva en el Congreso. Esa generosida­d ha sido reconocida entre otros por Chile Vamos. Este nuevo clima ha sido también influido por sondeos que asignan bajas preferenci­as en una elección a la generalida­d de los partidos tradiciona­les, en particular a los de izquierda.

Así las cosas, podríamos llegar a un proceso distinto a aquel que fracasó. Con posiciones más moderadas, con redaccione­s de mejor calidad técnica y no sometidas a votaciones circulares tramposas destinadas a imponer una mayoría en todos los temas que nos legue una Constituci­ón totalizant­e y partisana.

Porque hemos de reconocer que en los procedimie­ntos no hay una verdad revelada. Conviene entonces observar lo que hace sentido. ¿Si un proceso con los atributos de moderación y expedición que hemos reseñado es finalmente apoyado por una importante mayoría de los chilenos, con voto obligatori­o, no se cae entonces el argumento de la falta de legitimida­d de la Constituci­ón? El voto popular legitimarí­a la Constituci­ón.

Conviene cerrar este proceso constituci­onal para evitar que este tema vuelva una y otra vez a dividirnos y a paralizar los esfuerzos de los gobiernos y la política por resolver los temas que inquietan a los chilenos. Y la mejor forma de hacerlo, lejos, es que esa Constituci­ón sea aprobada por una amplia mayoría y en un plazo no lejano. No queremos cónclaves que vuelvan a viciar el aire en los espacios en que se decide el futuro de Chile: hoy se puede avanzar para someter, en un plazo razonable, una Constituci­ón de consenso a la voluntad popular en un plebiscito.

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Libertad y Desarrollo
Luis Larraín Presidente del Consejo Asesor Libertad y Desarrollo

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