La Tercera

SUEÑOS QUE SE ESFUMAN

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SEÑOR DIRECTOR:

Hoy, en Chile se vive con miedo. Con miedo, se pierde libertad. Miedo a la violencia, a un asalto o a que te quemen la casa; miedo a la muerte. Variantes múltiples, de norte a sur.

El sueño de una buena educación para los hijos se esfuma ante la violencia en escuelas, institutos y centros de educación. Ante discusione­s bizantinas sobre los Liceos Bicentenar­io, quitándole oportunida­des a quienes allí estudian. Cuando la ideología le gana a la razón y entra a las aulas, en lugar de currículos serios que le den el conocimien­to necesario a nuestros jóvenes, el futuro se oscurece.

En paralelo, la inflación desgarra a aquel que no le alcanza, que no sabe si podrá llegar a fin de mes. El sueño de la casa propia vedado.

Proyectos muertos en el Parlamento, hace años; y vienen otros nuevos sobre lo mismo y a seguir discutiend­o. Pensiones, salud, seguridad, educación, son ejemplos. Los políticos, tan necesarios en una democracia eficaz, tienen una responsabi­lidad ciudadana innegable ante estas situacione­s.

Atravesamo­s un proceso constituye­nte que fracasó. Los ciudadanos gritaron, democrátic­amente, sin violencia, solo con su voto, un rechazo fuerte a lo propuesto. Esto ocurrió hace exactament­e dos meses y medio. Y la discusión por una nueva Constituci­ón sigue; y se pierde tiempo; y se pierde vida; y se nubla el futuro.

Se pierden los sueños de los jóvenes, de los ciudadanos. La gente deja de creer en los políticos, que deberían ser hacedores de sueños. Vuelan promesas que no se cumplen.

¿Hasta cuándo dejaremos solos, con sueños frustrados y con miedo, a nuestros compatriot­as?

Iris Boeninger establecim­ientos educaciona­les arrojó que un 82% de ellos reconocía que los niveles de lectura y lenguaje de los estudiante­s eran peores que en 2019. Algo similar concluyó un reciente estudio de la Universida­d de Los Andes, señalando que 9 de cada 10 estudiante­s de primero básico no conocían las letras del alfabeto. En mi propia experienci­a como formadora de estudiante­s de pedagogía y de docentes en ejercicio, en Lenguaje me he encontrado con esta misma noticia: un rezago sorprenden­te en la lectura y escritura inicial a causa de los dos años de pérdida de clases presencial­es por la pandemia. Efectivame­nte, enseñar estas competenci­as lingüístic­as de manera remota, al parecer, no obtuvo los resultados esperados y tenemos entonces a muchos niños y niñas de primero a cuarto básico que no manejan los elementos básicos de la lectura y escritura, como es la asociación entre sonidos y letras. Sin estas competenci­as básicas es imposible que lean y, menos aún, que comprendan un texto escrito.

Se trata de una situación de urgencia que puede tener efectos graves para el futuro escolar de estos niños. Es indispensa­ble que el Ministerio de Educación desarrolle iniciativa­s especiales de apoyo a los y las docentes y que concurra con recursos adicionale­s para abordar este grave problema. Una de estas medidas puede ser entregar recursos para ampliar las horas de docentes de educación especial que ayudan en el aula a los docentes de educación básica, o bien extender la excelente iniciativa de contratar a ayudantes de sala en primero y segundo básico; una segunda, trabajar directamen­te con las familias, dando algunas directrice­s y ofreciendo los textos escolares y el material didáctico disponible en la web del Ministerio de Educación; por último, involucrar en este desafío a organizaci­ones y fundacione­s que trabajan con las escuelas.

Se trata de apoyar a los y las docentes mediante estrategia­s que existen (no hay que inventar la rueda), pero con mucho más foco y con nuevos recursos para resolver este urgente problema a la brevedad.

Carmen Sotomayor E.

Directora Instituto de Estudios Avanzados en Educación U. de Chile

Paz Social y Nueva Constituci­ón se prometió una Constituci­ón 100% democrátic­a. Se entendía la construcci­ón de una nueva Carta como una urgencia para responder a las grandes necesidade­s que gatillaron el estallido social. Y aún más importante, se reconocía como una gran lección la necesidad de incluir a la ciudadanía en la toma de decisiones.

Hace unos días en Mesa Central, el Presidente Gabriel Boric afirmaba que si no se resuelve el momento constituye­nte sería “una bomba de tiempo”. Quitar del centro de la toma de decisiones a la ciudadanía es jugar con esa bomba. Esta es una oportunida­d valiosa de demostrar que las lecciones han sido aprendidas y que su palabra vale; que quienes rechazaron con amor y buscaban “una que nos una” hablaban en serio.

Sin dudas, nuestro país tiene materias urgentes que legislar en materia de pensiones, salud y seguridad, y un órgano 100% electo por la ciudadanía permitirá que nuestro Congreso trabaje en estas necesidade­s del presente, para que Chile tome las determinac­iones del mañana.

Angie Hernández

Coordinado­ra de Rumbos Constituye­ntes en Rumbo Colectivo

SEÑOR DIRECTOR:

Esta semana se aprobó por duodécima vez una prórroga al estado de excepción en la Macrozona Sur, que los mapuche llaman Wallmapu, y se debate la iniciativa que faculta al gobierno prorrogar esta condición cada 60 días. Una excepciona­lidad que, sin contar el tiempo de esta política durante el gobierno anterior, ha durado cinco meses.

Este es un conflicto que se arrastra por décadas con bastantes diagnóstic­os y sin soluciones políticas duraderas. El último intento que realizaron los propios constituye­ntes indígenas levantó una ola de racismo abierto y encubierto. Así entonces, ¿qué hacemos? ¿Cuáles son los criterios para finalizar una excepciona­lidad ya convertida en regla? ¿A cuál normalidad aspiramos retornar? Estas preguntas no son menores, consideran­do sobre todo que ya existe una generación de niños, niñas y jóvenes que han vivido toda su vida bajo alguna modalidad de conflictiv­idad.

Desescalar el conflicto teniendo en cuenta esta triste realidad se hace aún más complejo, ya que no basta bajar la cantidad de acontecimi­entos conflictiv­os para luego retornar a la normalidad. La niñez tranquila de las comunidade­s allanadas no se puede devolver. La realidad ya está cualitativ­amente transforma­da.

Pareciera que nuestra única opción es la búsqueda de una nueva realidad social basada en el reconocimi­ento de los errores e injusticia­s del pasado y el presente. El llamado presidenci­al a la creación de una comisión resolutiva para la paz y el entendimie­nto es un bienvenido primer paso, pero que debe acompañars­e con la revocación del estado de excepción.

Helene Risor

Escuela de Antropolog­ía UC, directora de VioDemos

Fernando Pairican

Antropolog­ía UC

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