Una diputada con un fusil de asalto
Cuando las primeras bombas rusas cayeron en suelo ucraniano, Inna Sovsun, diputada y exviceministra de Educación y Ciencia, se encontraba al norte de Kiev. Después de dejar a su hijo Martyn de nueve años a salvo en el oeste del país, regresó a la Rada Suprema, integrada por 450 diputados. “En las primeras horas todos recibimos rifles de asalto para protegernos, porque sabíamos que estábamos en las listas de asesinatos de los rusos. Muchos colegas se unieron de inmediato a las fuerzas militares o a las unidades de defensa territorial. Yo no lo hice, a pesar de que tengo el arma. No recibimos entrenamiento previo, así que con mi hermano buscamos videos en YouTube para entender cómo funcionan las armas”, contó en su momento Sovsun a La Tercera.
Desde entonces la diputada fue retomando la rutina y comenzó a realizar distintas labores de ayuda. Ha viajado de forma constante por diversas ciudades del país con el objetivo de brindar respaldo a las comunidades locales. En lo personal, volvió a vivir con su hijo desde julio. Poco a poco el niño ha ido retomando sus actividades escolares, aunque siempre con la guerra como telón de fondo. “Cada vez que suena una sirena nos escondemos en el refugio. Las clases están organizadas para ver quién se va a tal o cual refugio”, dijo en una entrevista de televisión.
“Nunca sabemos cuándo y dónde caerá la próxima bomba o cohete. No hay ningún lugar seguro en Ucrania, porque los rusos lanzan bombas al azar por todo el país. Aun así, no tengo nada de qué quejarme en comparación a quienes están en Kharkiv, Mariupol, que han sido rehenes y están sin agua, comida, calefacción ni medicinas”.