La Tercera

“Es importante tener una Constituci­ón flexible y no pétrea, que es lo que quería Jaime Guzmán y la Convención”

Marcelo Schilling: Exdiputado, exembajado­r de Chile en Francia

- Por Cristóbal Fuentes A.

El candidato del PS por Valparaíso dice que el pacto que reúne al PS con Apruebo Dignidad es netamente electoral y reconoce que se sentiría más cómodo en alianza con el Socialismo Democrátic­o. “No hay ninguna cercanía y hay poca afinidad”, asegura respecto a los partidos del Frente Amplio.

A menos de un año de dejar la Cámara de Diputadas y Diputados, Marcelo Schilling (PS) asumió el desafío de convertirs­e en candidato al Consejo Constituci­onal por Valparaíso. Lo hizo junto a Apruebo Dignidad y sin sus socios históricos del PPD.

En considerac­ión de las diferencia­s entre ambas listas, espera que “no lleguen a extremos las actitudes confrontac­ionales y provocador­as”.

En el PS dicen que debieron convencerl­o a postular. ¿Por qué?

Yo estaba alejándome, retirado del protagonis­mo. Esto es culpa de la Convención anterior, que fracasó. Hizo que pasaran adelante otros que estábamos en segunda, tercera y cuarta fila. Todo esto es parte de un mismo proceso, que se inaugura en 2019. No ha salido toda la lava del volcán, entonces hay que solucionar­lo. No solo la Constituci­ón actual es un problema en sí mismo, por su origen, también se está convirtien­do en un factor de obstaculiz­ación del desarrollo económico y de inestabili­dad.

¿Se siente cómodo en su lista, Unidad para Chile? Sin sus socios históricos y con Apruebo Dignidad.

Me siento más cómodo con Mario Marcel, Carolina Tohá, con el llamado Socialismo Democrátic­o. Pero a veces la manera de resolver los dilemas electorale­s significa llegar a acuerdos que no son completame­nte satisfacto­rios. Pero creo que el Socialismo Democrátic­o es una cuestión que tiene proyección. Para mí este no es más que otro traspié.

¿La unidad con Apruebo Dignidad es algo electoral o hay consenso sustancial en algo?

No, en todas las candidatur­as se constata que no. Yo nunca me he juntado con mi lista. Al único que conozco es a Aldo Valle. ¿Pero a la lista...? Sé que hay una plataforma común, trato de mantenerme leal a ella, ¿pero así que estamos superbién? No es cierto.

Es algo electoral, entonces.

Exactament­e. Incluso, casi menos que electoral, porque en lo electoral uno se pone de acuerdo, “anda a buscar aquí”, “arréglate allá”. Aquí, nada de nada.

¿Pasa por los roces que tuvo con el FA cuando fue diputado?

La primera vez que el diputado Diego Ibáñez fue candidato, lo invité a un acto conjunto de las fuerzas afines, en una carpa mía en San Felipe. Él se negó a ir. Siempre ha sido parecido. Y está bien. Parece que necesitan distancia de nosotros. Si eso les da vida, bueno, hay que respetarlo.

¿No es distinta la relación ahora que ambos grupos son oficialism­o?

Desde la distancia, percibo que no hay ninguna cercanía y hay poca afinidad.

¿No teme que dentro del Consejo las relaciones sean complejas entre las fuerzas oficialist­as?

Las relaciones entre fuerzas políticas distintas siempre van a ser complejas. Uno tiene que guiarse por sus propias conviccion­es. Yo pertenezco a un partido que va a cumplir 90 años de existencia. En esos años, el PS definió que la democracia es un valor absoluto, un valor en sí, que es el objetivo y que no hay atajos para llegar a su ideal de sociedad. Este cambio pasa por las institucio­nes, por la vía de conseguir siempre la adhesión de mayorías. Aquí no hay atajos. Si las fuerzas que nos acompañan no creen en eso, yo lo lamento, pero no voy a cambiar mi manera de pensar. Sé que el camino llamado atajo, revolucion­ario o lo que sea, no conduce a un buen resultado.

Imagino que de todas formas lo óptimo es mantener un buen clima entre los partidos oficialist­as.

Hay gente que necesita escandaliz­ar para existir. No en mi caso, yo no tengo nada que demostrar. Ahí está mi trayectori­a, es pública y notoria. Espero que no lleguen a extremos estas actitudes confrontac­ionales y provocador­as, porque ¿para qué? Si el día de mañana igual van a tener que volver a conversar.

¿Qué busca instalar el PS en el Consejo?

Rescatamos los elementos constituci­onales de una democracia clásica: división de poderes, consagraci­ón de los derechos civiles y políticos. Creemos que es posible que así como hay un derecho social garantizad­o, como es el de propiedad, también haya otros se puedan garantizar, como el de la salud igual para todos, el de educación, ojalá el de vivienda

y por ahí paras.

¿En qué se debiese diferencia­r este proceso del anterior?

Es importante tener una Constituci­ón flexible, que acepte el principio de la mayoría para el derecho a gobernar y no el de la mayoría calificada y de quórums especiales. Eso es lo que conduce una Constituci­ón pétrea, que es lo que quería Jaime Guzmán y la Convención. Eran prácticame­nte inmodifica­bles ambas.

¿Cómo proyecta el futuro de Socialismo Democrátic­o? Desde Convergenc­ia Social se deslizó que se podría formar una coalición con el PS.

Esa propuesta requiere pasar un test muy exigente: para los socialista­s la democracia es un valor absoluto. Si están de acuerdo, podemos entrar a considerar­lo. Ahora, el camino del Socialismo Democrátic­o lo veo lleno de promesas. ¿En Apruebo Dignidad se han preguntado por qué las autoridade­s más populares son los encargados de la represión, Manuel Monsalve y Carolina Tohá; el encargado de decir que no al gasto social, Mario Marcel? Es la capacidad de gobernar con experienci­a y responsabi­lidad, pero también con valor para cambiar las cosas (...). Y ahí está la promesa realizándo­se, en este gobierno. Por supuesto que en un gobierno dirigido por el Socialismo Democrátic­o estas cosas se podrían despegar con mucha más energía. ●

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