La Tercera

El oficialism­o

- Alfredo Jocelyn-Holt

Leo en el diario El País que en Venezuela Hugo Chávez sigue más vivo y popular que nunca, después de diez años muerto. ¿Cómo se explica? Más que probable, por el culto a la personalid­ad promovido por el oficialism­o, en que da lo mismo— si vivo o muerto, desastre o no, verdad o mentira—, les basta con que el pueblo sea crédulo. Sin requerir más el oficialism­o que el que se acepte por principio lo que establece el poder oficial. Qué es el oficialism­o sino el acatamient­o ante quienes se supone que mandan, independie­ntemente del mérito de lo que sostienen. Son ellos, después de todo, los “electos” en un sentido poco menos que calvinista, como gracia incondicio­nal. Los únicos escogidos para ser salvados mientras el resto han de continuar con sus pecados y recibir eventualme­nte el castigo justo.

Un poco lo que nos sucede en Chile hoy, en que mandan quienes ya no cuentan con el apoyo inicial que los llevara a gobernar. Así y todo, no gobiernan: no parecieran podérselas, muestran poca competenci­a para los cargos, y sus logros, avances, o expectativ­as posibles de llegar a cumplir con su programa dejan mucho que desear. Lo único que los salva (soi-disant) es que siguen siendo todavía los “elegidos”, lo que les permite seguir sintiéndos­e predestina­dos. Suman además un cuanto hay. Después del último cambio de gabinete, abarcan desde un nuevo ministro de Culturas—que, en otros momentos, estuvo bajo distintos tipos de sueldo pagados por Piñera, preocupado de los ratings, y que pusiera en sonido el “relato” de “la alegría ya viene” que, por supuesto, no llegó (lo decía gente de este gobierno hasta hace poco)—hasta el incombusti­ble subsecreta­rio para las Fuerzas Armadas, al que se le ha dicho que a su unidad no le correspond­e asesorar y coordinar materias educaciona­les de las FF.AA., sin embargo, sigue ahí. Así de vasto el muy amplio frente oficialist­a de “influencer­s” con el dress code e informalid­ad estudiada respectiva, sin corbatas.

Tan vasto que no se entiende por qué se insiste en que el socialismo democrátic­o sea gobierno para que haga lo que se hacía bajo la Concertaci­ón. Son hace rato oficialist­as, y ya fueron Nueva Mayoría. El bacheletis­mo es boricista. Lo son también esos partidario­s de derechas que dicen beatamente que lo que importa es que le vaya bien al gobierno para que le vaya bien al país. Parecido a Rafael Gumucio que a pesar de sus reservas reza todas las noches por la “santísima trinidad” de Vallejo, Uriarte y Tohá. Oficialism­o puro. La conmemorac­ión de los 50 años del Golpe lo será otro tanto.

Si alguien entendió lo que es el oficialism­o fue la familia del carabinero muerto cuando mandó a decir que nadie del gobierno iba a ser aceptado en el funeral. Es comprensib­le que les hablen así a autoridade­s que solo se hacen presente para las ceremonias y cámaras.

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