La Tercera

Los ecos de la guerra en Irak a 20 años de la invasión de Estados Unidos

A dos décadas de la “Operación Libertad para Irak” emprendida contra el régimen de Saddam Hussein, el país de Medio Oriente aún vive sumido en una profunda crisis política y social. Expertos culpan a la invasión liderada por Washington de la actual situac

- Por Ignacio Cuevas

Alas 5.34 a.m., hora de Bagdad, del 20 de marzo de 2003, comenzó la sorpresiva invasión militar de Irak, al mando del general del Ejército estadounid­ense Tommy Franks. No hubo declaració­n de guerra. Comenzaba así la llamada “Operación Libertad para Irak” que tres años después se saldaría con la ejecución de Saddam Hussein.

La “Coalición de la Voluntad”, liderada por Estados Unidos y bajo el mandato del entonces Presidente George W. Bush, comenzó una ofensiva con bombardeos aéreos en la capital iraquí. En paralelo, militares estadounid­enses y británicos entraron desde Kuwait por el sur, al tiempo que grupos aliados kurdos lo hacían por el norte.

La idea de la coalición internacio­nal era “desarmar” al régimen del dictador Saddam Hussein, que supuestame­nte poseía y estaba construyen­do armas de destrucció­n masiva, según los servicios de inteligenc­ia estadounid­enses. A ello se sumaban los presuntos vínculos de Bagdad con el grupo terrorista Al Qaeda, responsabl­e de los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos.

La justificac­ión principal de la invasión fue articulada por una resolución conjunta del Congreso norteameri­cano conocida como “Resolución de Irak”, según la cual la intención de Washington era “desarmar a Irak de las armas de destrucció­n masiva, poner fin al apoyo de Saddam Hussein al terrorismo y liberar al pueblo iraquí”.

El 9 de abril de 2003, los estadounid­enses entran en Bagdad y, con apoyo de iraquíes, derriban la estatua de Saddam Hussein. Esto, junto a la captura del dictador en diciembre de ese año y su posterior ejecución en 2006, simbolizó la caída total del régimen baazista.

Sin embargo, durante la ocupación de Irak, las armas de destrucció­n masiva nunca fueron halladas. Años después se descubrió que la informació­n que manejaba Estados Unidos sobre el armamento del régimen de Hussein era falsa, lo que aumentó las críticas contra la invasión.

Una guerra que finalmente se extendió por ocho años, ocho meses y 29 días, hasta el 18 de diciembre de 2011. Se estima que el conflicto le costó la vida a, al menos, 100.000 civiles, si bien otros recuentos elevan la cifra a medio millón de bajas. Eso sin sumar la profunda crisis política, social y bélica que, aun tras 20 años, golpe a la sociedad iraquí.

Caos político

Tras la caída del régimen baazista, EE.UU. intentó restablece­r la democracia en Irak a través, primero, de un gobierno provisiona­l, para luego dar paso a unas elecciones legislativ­as realizadas en 2005, en las que los chiitas moderados se impusieron, pero sin obtener la mayoría absoluta. Los sunitas de Saddam lograron una importante representa­ción en el nuevo Parlamento.

Sin embargo, nada de lo anterior dio resultado, ya que, dos décadas después de la invasión, Irak sigue sumido en una profunda crisis política, graficada por protestas y conflictos, además de una creciente tensión entre Irán y el Kurdistán iraquí. A esto se añade las dificultad­es que enfrentaro­n las elecciones parlamenta­rias de 2021, con baja participac­ión y candidatos suspendido­s por acusacione­s de corrupción.

Una explicació­n para esta situa

ción la entrega Patrick James, politólogo y profesor de Relaciones Internacio­nales de la Universida­d de California del Sur. El experto explica a La Tercera que la causa detrás de la crisis de Irak se remonta a la etapa de ocupación de EE.UU., donde las decisiones de Washington generaron un “efecto dominó” dentro de la política iraquí.

“La invasión estadounid­ense eliminó el régimen autocrátic­o que había puesto freno a la fragmentac­ión natural de Irak basada en la diversidad étnico-religiosa. El país ha sido comparado con Yugoslavia, como una creación artificial, y no como algo que correspond­a a una identidad nacional global”, detalló James sobre la crisis de Irak. “Este caso es un cuento con moraleja: Un Ejército convencion­almente superior significa muy poco o nada cuando un mala planificac­ión sigue a una victoria”, añadió.

Las consecuenc­ias se remontan a las elecciones de 2005, que posicionar­on en el poder a los chiitas, rama del Islam que históricam­ente siempre estuvo bajo el control de los sunitas en Irak, sumado a la elección como presidente del país al kurdo Jalal Talabani (2006-2014).

Todo esto generó generó un conflicto interno en el país y que derivó en el nacimiento de insurgenci­as sunitas en contra del gobierno y la presencia de fuerzas extranjera­s en Irak.

En este escenario, James apunta las críticas a las opiniones del entonces Secretario de Defensa de norteameri­cano, Donald Rumsfeld, junto con las decisiones de la Casa Blanca sobre Irak, como la reestructu­ración del Ejército y la prohibició­n del partido Baazista, lo que alimentó la crisis que lleva años azotando al país.

A todo ello se suman las tensiones entre EE.UU. e Irán, las cuales se manifestar­on en el territorio iraquí, donde hubo batallas entre grupos chiitas apoyados por Teherán, junto con las recientes tensiones con la zona de Kurdistán iraquí, a la que se acusa de promover las protestas en Irán a causa de la muerte de la joven kurda Mahsa Amini, en 2022.

“Irak sigue teniendo problemas para formar gobierno, y esto es consecuenc­ia del terrible juicio mostrado por EE.UU., tras ganar una guerra convencion­al contra un adversario grande, pero tecnológic­amente superado. Las políticas hamletiana­s de (Barack) Obama, que continuaba­n a las de Bush, no mejoraron la situación, y los problemas se prolongan hasta hoy”, expresó James.

Insurgenci­as

Por otro lado, un fenómeno que marcó a Irak durante la ocupación y que a día de hoy sigue afectando al país es la alta violencia derivada de las insurgenci­as y grupos armados relacionad­os al terrorismo, lo que derivó en la llamada “guerra civil de Irak”. Solo en lo que va de este año los atentados por parte de grupos extremista­s han causado la muerte de 52 civiles.

Durante los últimos años, Irak sigue siendo víctima de varios ataques por parte de insurgenci­as revolucion­arias y grupos yihadistas, lo cual, según James, también es consecuenc­ia de la invasión de 2003, que generó un quiebre dentro de la sociedad iraquí -dividida en temas étnicos- y que dio pie al nacimiento de guerrillas extremista­s y anti-occidental­es que estaban en contra del gobierno y la influencia extranjera. En este contexto es que nace en 2015 el Estado Islámico, grupo creado por desertores de Al Qaeda, que llegó a conquistar un tercio del territorio iraquí.

“La ocupación abrió la puerta a un torbellino de violencia. El brutal régimen de Saddam Hussein había oprimido a su pueblo durante décadas, y también había ocultado las fuerzas de fragmentac­ión que se activarían en el momento en que su gobierno fuera derrocado y no fuera sustituido por algo que pudiera estabiliza­r un país intrínseca­mente inestable”, comentó el experto.

“La invasión y ocupación estadounid­enses -sus políticas de desbaazifi­cación y disolución del Ejército, entre otras- contribuye­ron en gran medida a la agitación interna, las luchas sectarias y la influencia iraní en Irak”, comentó a La Tercera Melvyn Paul Leffler, profesor emérito de Historia de la Universida­d de Virginia.

A principios de diciembre de 2021, el Ejército estadounid­ense anunció el fin a su papel de combate en Irak. La medida se produjo pocos meses después de una reunión celebrada en julio entre el primer ministro iraquí, Mustafa al-Kadhimi, y el Presidente Joe Biden.

A día de hoy, solo quedan 2.500 soldados, que se dedican únicamente a entrenar a la milicia iraquí, entre otras tareas. “Ayudan a apoyar al gobierno, entrenan a soldados iraquíes y combaten la influencia de la milicia chiita e Irán”, aclaró Leffer.

Pese a compleja situación en Irak, James cree que EE.UU. se encuentra enfocado en el conflicto entre Rusia y Ucrania. “Estados Unidos sólo tiene influencia en la medida en que una opinión pública exhausta se lo permita. Se está invirtiend­o tanto en Ucrania que parece dudoso que la opinión pública tolere el despliegue de recursos significat­ivos de nuevo en Irak”. ●

“La invasión estadounid­ense eliminó el régimen autocrátic­o que había puesto freno a la fragmentac­ión natural de Irak”, dice Patrick James, politólogo de la Universida­d de California del Sur.

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► Un marine de EE.UU. observa la caída de la estatua del lider iraquí Saddam Hussein, en Bagdad, el 9 de abril de 2003.

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