La Tercera

La decisión del PPD que pone los nervios de punta al gobierno

- José Miguel Wilson

A esta colectivid­ad le correspond­e encabezar la Cámara Alta este año. No obstante, un dirigente del partido sostiene que, en el desenlace de este nudo, la opinión del Ejecutivo será relevante y probableme­nte quien sea escogido será la carta que más le convenga a La Moneda.

El próximo fichaje del senador por Tarapacá, Jorge Soria (87 años), en el Partido por la Democracia (PPD) será el último movimiento de piezas en una suerte de juego de ajedrez en el que se ha convertido el proceso de definición del nuevo presidente de la Cámara Alta.

El tema no sólo tensiona a esta bancada, también preocupa a los otros comités y al propio gobierno, que este año se juega sus últimas chances de sacar sus principale­s reformas estructura­les (pensiones, pacto fiscal y sistema de Salud). Por lo tanto, un factor importante será el perfil de quién conducirá a la principal rama del Congreso este año.

Sin embargo, la definición que deben adoptar los senadores del grupo PPD-Independie­ntes quedó postergada para marzo.

Por ser el segundo comité en tamaño del oficialism­o, a este grupo de legislador­es (integrado por cuatro militantes PPD y dos independie­ntes) le correspond­e ahora asumir en la testera en reemplazo de Juan Antonio Coloma (UDI), quien -de acuerdo al pacto administra­tivo que se selló en marzo de 2022- debe renunciar para cumplir con el plan de alternanci­a en los principale­s espacios de poder del Senado.

El problema es que las aspiracion­es personales y diferencia­s internas en la bancada PPDIndepen­dientes han enredado la definición. Incluso, hay quienes aventuran que, si no se llega a acuerdo, perfectame­nte podría fracturars­e la bancada y poner en jaque todo el acuerdo administra­tivo entre oficialism­o y oposición en el Senado.

Dentro de la lista de aspirantes a encabezar la corporació­n está la actual jefa de bancada, vicepresid­enta PPD y representa­nte de Ñuble, Loreto Carvajal; la independie­nte ex-PPD y legislador­a por Aysén, Ximena Órdenes; y el parlamenta­rio por Antofagast­a, Pedro Araya, quien recienteme­nte se afilió al PPD.

El fichaje de Araya está directamen­te ligado a la carrera que se desató en la bancada, ya que uno de los argumentos de Carvajal era que desde 1990 nunca un independie­nte había presidido el Senado y que el partido tenía la prerrogati­va de imponer a un militante de sus filas.

Al inscribirs­e en el PPD, el senador por Antofagast­a neutralizó ese argumento y, además, motivó al senador Soria, quien lo está apoyando para presidir el Senado, a hacer lo mismo, con el fin de que la opinión del veterano caudillo iquiqueño tuviera mayor peso en la colectivid­ad. El fichaje de Soria y Araya, en todo caso, ambos referentes de un mundo regionalis­ta socialdemó­crata, también tiene que ver con el proceso de aglutinami­ento de algunos dirigentes en espacios tradiciona­les ante el líquido momento de la política nacional.

No obstante, hay un cuarto candidato potencial que podría reflotar como alternativ­a si es que la decisión en torno al nombre del nuevo titular de la Cámara Alta se sigue enredando: el senador por Valparaíso, Ricardo Lagos Weber (PPD), quien ya presidió la corporació­n, entre 2016 y 2017.

Resolver este cuadro no es sencillo. Hay una evidente irritación, por lo que los propios integrante­s de la bancada no quieren referirse públicamen­te al tema.

El escenario revuelto también ha alentado a la bancada de RN y Demócratas a levantar sus propias aspiracion­es para presidir la corporació­n.

Hasta ahora, el gobierno ha mantenido una postura cautelosa y públicamen­te los ministros han optado por inhibirse de hacer gestiones o mediar en estas crecientes tensiones. Sin embargo, un legislador del PPD sostiene que, en el desenlace de este nudo, la opinión del Ejecutivo será relevante y probableme­nte quien sea escogido será la carta que más le convenga a La Moneda. Es decir, quien asuma la presidenci­a del Senado debe tener un compromiso con el programa de gobierno, ser un facilitado­r de las reformas estructura­les, colaborar en el diálogo con la oposición e idealmente representa­r fielmente los ideales del Socialismo Democrátic­o.

Entre enero y marzo de 2022, a través del entonces designado ministro de la Segpres, Giorgio Jackson, La Moneda intentó influir en la elección de la mesa del Senado. Ahí, Jackson realizó gestiones para que la DC fuera quien encabezara la Cámara Alta. También hizo tratativas con el senador de derecha Manuel José Ossandón (RN), lo que desató duras recriminac­iones del propio oficialism­o.

Así, en este escenario, han comenzado a levantarse algunos planes alternativ­os. Por ejemplo, si el PPD no logra un acuerdo, en el gobierno no verían con malos ojos que Coloma siga un año más en la testera.

Al igual que el rol colaborati­vo con los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet que desempeñar­on otros exsenadore­s de la UDI desde la presidenci­a de la Cámara Alta (Hernán Larraín y el fallecido Jovino Novoa), Coloma ha sido un aliado de La Moneda en varios temas, por ejemplo, en el avance de la agenda de seguridad y también ha ayudado a desatar proyectos económicos. El legislador gremialist­a se ha preocupado además de poner templanza en momentos de crispación política (por ejemplo, para los 50 años del Golpe Militar) y dar garantías de imparciali­dad en las discusione­s en la sala.

Ello, sin embargo, implicaría un movimiento mayor de piezas, ya que los senadores del PPD tendrían que resignarse a enrocar su presidenci­a para el 2025 y el comité de Evópoli tendría que ceder su cupo a Coloma.

La otra alternativ­a es que un legislador del partido que encabeza Gloria Hutt asuma en este período, pero el oficialism­o y el Ejecutivo tienen una relación tirante con los senadores de este comité, en especial con Felipe Kast, por lo que esa salida no dejaría conforme al gobierno. ●

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► Loreto Carvajal, Pedro Araya, Ximena Órdenes y Ricardo Lagos W., senadores PPD.

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