Los desafíos de las mujeres embarazadas de Gaza
Mientras el asediado enclave palestino tiene una de las tasas de natalidad más altas en la región, el principal centro asistencial de maternidad se encuentra colapsado, provocando que alrededor de 180 mujeres al día deban dar a luz con poca o ninguna ayuda médica, a veces en refugios sucios y superpoblados, baños públicos y frías carpas improvisadas.
La guerra en Gaza, marcada por la crítica falta de ayuda humanitaria y los ataques a los centros de salud, ha interrumpido casi por completo el acceso a la atención materna, exponiendo tanto a las madres como a sus hijos a riesgos graves e incluso mortales. En la zona de Rafah, al sur de Gaza en la frontera con Egipto, el Hospital Materno Emiratí es el principal centro que aún atiende las necesidades de salud materna de las mujeres embarazadas desplazadas.
En Rafah vivían 300.000 palestinos antes de la guerra, pero la cifra creció a 1,5 millones cuando los gazatíes del norte y centro del enclave huyeron de los bombardeos israelíes y se desplazaron allí, tras las órdenes de evacuación. “Con tanta gente desplazada, la situación en Rafah es aterradora”, afirmó la coordinadora de emergencias de la organización de ayuda humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza, Pascale Coissard.
“Todos los lugares están superpoblados, con gente viviendo en carpas, escuelas y hospitales. El Hospital Emiratí está atendiendo ahora el triple de partos que antes de la guerra”, agregó. En un campamento de carpas de 5 kilómetros cuadrados en Rafah, no se permite la entrada de ayuda, lo que priva a los habitantes de alimentos, suministros médicos y productos de higiene y sanitarios, reporta el diario británico The Guardian.
Maha -cuyo nombre fue alterado por motivos de seguridad- fue al hospital cuando acababa de empezar el parto, pero no la admitieron porque todas las salas de partos estaban llenas. Desanimada, regresó a su carpa improvisada, una de las muchas que se levantan en los campos de desplazados internos de Rafah, en medio del frío invierno. Por desgracia, Maha no pudo volver al hospital y dio a luz a su hijo fallecido en un baño público, según informó MSF.
Tanto las mujeres que sangran después del parto y por abortos espontáneos como las mujeres y niñas que menstrúan, tienen que utilizar trozos de tela de ropa, de las carpas y trozos de toallas cortadas, debido a la falta de productos de higiene; lo que aumenta el riesgo de infección y shock tóxico, potencialmente mortal. Según The Guardian, hay una ducha por cada 2.000 personas y un baño por cada 500.
Se calcula que hay 50.000 mujeres embarazadas en la Franja de Gaza, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y han nacido unos 20.000 bebés desde el comienzo de la guerra tras el ataque de Hamas, el 7 de octubre de 2023, de acuerdo con los datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). El Hospital Emiratí se encuentra colapsado, y ante la enorme demanda solo puede atender los partos más urgentes y con riesgos mortales, asegura MSF.
Las mujeres embarazadas que llegan a los hospitales de Gaza rara vez reciben el nivel de atención que necesitan, según la ONU y los trabajadores de la salud. Los servicios de maternidad ocupan un lugar bajo en la lista de prioridades de los hospitales y las mujeres en trabajo de parto a menudo son rechazadas, comentan al diario The Wall Street Journal. Ello, porque con sólo 13 de los 36 hospitales gazatíes funcionando, y sólo parcialmente, las instalaciones carecen de personal y están colapsadas por el número de heridos de guerra.
La poca asistencia a la maternidad se da justo en un territorio como Gaza, que tiene una de las tasas de natalidad más altas en la región. En el enclave palestino, en promedio 180 mujeres dan a luz diariamente, hay alrededor de 50.000 mujeres embarazadas y el 40% de esos embarazos han sido clasificados como de alto riesgo, mientras que la infraestructura sanitaria ha resultado prácticamente destruida.
“No hay ningún médico, matrona o enfermera que apoye a las mujeres durante el parto. No hay analgésicos, anestesia ni material de higiene cuando las mujeres dan a luz”, afirmaron desde la organización benéfica
CARE International. Los problemas para las madres y los bebés continúan después del nacimiento, ya que es común la desnutrición entre las madres lactantes y sus bebés. Las familias, muchas de ellas acurrucadas en carpas porosas, luchan por conseguir leche de fórmula, pañales y ropa de invierno para sus recién nacidos.
Para las mujeres que no están embarazadas, la situación tampoco es más fácil: las compresas menstruales, los tampones y las píldoras anticonceptivas que las mujeres podrían usar para retrasar o detener su ciclo tienen una gran demanda, según la organización benéfica Action Aid. “Como mujer, no tengo nada para vivir, no tengo agua, tengo problemas durante mi período, no hay agua para limpiar la sangre. No puedo encontrar compresas para mi período”, dijo una mujer gazatí a la cadena ITV News.
Las ofensivas israelíes se han realizado incluso dentro y alrededor de hospitales como parte de su guerra contra Hamas. Ello, junto al casi colapso del sistema de salud implica que hasta ahora no existen cifras de tasas de mortinatalidad (muerte de un feto en la semana 20 del embarazo o después de la misma) y mortalidad materna y neonatal, aunque la expectativa es que hayan aumentado significativamente, según informa The Wall Street Journal. En el norte de Gaza, hasta mediados de enero, funcionaban sólo 50 incubadoras necesarias para mantener con vida a los bebés prematuros, mientras la escasez de energía ha limitado su uso, según CARE International.
Las mujeres y las niñas representan aproximadamente el 70% de las 25.000 personas asesinadas en Gaza desde el 7 de octubre, según el Ministerio de Salud dirigido por Hamas. Mientras la ayuda ha ido llegando a la región, el bloqueo del enclave ha provocado la entrada de suministros muy limitados a la Franja, siendo la parte norte de Gaza la que está en gran medida aislada de las entregas de insumos médicos y otras ayudas. ●