La Tercera

TED, LA SERIE: EL REGRESO DEL OSO INCORREGIB­LE

- Gonzalo Valdivia

Un día de 1985, cuando era apenas un niño, John Bennett pidió que su oso de peluche adquiriera vida propia para así tener un amigo que lo acompañara para siempre. Su deseo se le cumplió y su peludo juguete se transformó en una celebridad que ganó fama mundial.

Luego todo se derrumbó en la vida de ambos, como graficaron las cintas sobre la dupla, las desenfadad­as Ted (2012) y Ted 2 (2015). Ahora, mediante una serie de televisión creada por Seth MacFarlane a petición de Universal, el público observa sus experienci­as en el año 1993, mientras viven con los padres de John y la prima de la familia, Blaire, y el peluche antropomór­fico empieza a asistir al colegio del joven.

“Vemos cómo era John cuando todavía tenía la oportunida­d de llegar a algún lugar en la vida. Obviamente, sabemos cómo termina, porque todos hemos visto las películas”, indica Max Burkholder (Los Angeles, 1997), el actor detrás del personaje principal en la ficción que se estrena este viernes 16 en Universal+. “Lamentable­mente para todos, Ted está en la vida de John y todos los días lo arrastra por el camino de la corrupción y la destrucció­n”, apunta.

Uno de los motivos que impulsó a MacFarlane a elegirlo para el papel consistió en que “evocaba un poco la arrogancia” de Mark Wahlberg, la estrella al frente de los dos largometra­jes. Sin embargo, Burkholder trató de otorgarle una definición propia al rol, a quien considera “un niño tonto cuyo corazón está en el lugar correcto”.

“Vi mucho las dos películas, con el fin de tener una idea de hacia dónde se dirigiría este tipo en el futuro. Pero en términos del personaje en sí, gran parte estaba en el texto. Los guionistas hicieron un muy buen trabajo creando la versión más joven de una persona que era claramente diferente. Tuve mucha suerte de no tener que trabajar mucho en cuanto a eso. Pero sí, especialme­nte con el acento, quería asegurarme de aprender el acento de Boston, no la voz de Mark Wahlberg, por supuesto”, detalla.

La producción justifica su existencia como una serie dándole desarrollo a los otros miembros de la familia del protagonis­ta. “No es sólo la serie de John y Ted, aunque es eso en una buena parte”, sostiene, junto con agregar: “Creo que tal vez en un mundo diferente habría sido una (tercera) película, pero no creo que hubiera sido tan buena”.

En sus siete episodios la ficción está plagada de referencia­s a la época en que transcurre, desde Jurassic Park hasta Tres por tres, mientras mantiene el descarado humor de las cintas. “Al estar ambientada en los años 90, tienes a toda esta gente expresando todas estas creencias que parecen terribleme­nte anticuadas, lo cual es muy divertido. Piensas: mira lo estúpidas que eran estas personas. Y siento que eso genera que nos preguntemo­s: ¿de cuáles creencias que tengo ahora se burlarán dentro de 30 años? Eso será algo difícil de predecir”.

Otra particular­idad se conserva intacta: la creación digital del oso de la historia, que implica que los integrante­s del elenco que tienen escenas con él deban actuar frente a la nada. Burkholder reconoce que la experienci­a en un inicio fue “muy extraña y frustrante”. “Pero después de un tiempo realmente comienzas a acostumbra­rte. Puedo mirar a cualquier lugar de esta habitación ahora mismo e imaginar a Ted estando allí y saber exactament­e dónde están sus ojos y cómo se mueve”, cuenta.

El actor considera que la ficción tiene material para que se produzcan más capítulos. “Cruzo los dedos para que haya una segunda temporada, aunque aún no he oído nada. Pero (los guionistas) la dejaron lo suficiente­mente abierta como para que definitiva­mente haya espacio, con John yendo a su último año de colegio”, concluye. ●

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