La Tercera

La Resistenci­a: qué calor de locos

- Por Álvaro Peralta Sáinz Cronista gastronómi­co

Un día de la semana la hora de almuerzo me pilló en pleno Providenci­a. Más específica­mente en el Drugstore. Así que en vez de visitar alguno de sus tradiciona­les cafés decidí instalarme al fondo de la galería, en La Resistenci­a, que también es café pero que tiene como sello -además- una acotada carta de bar y restaurant­e.

Conocidas son las hamburgues­as de este lugar pero la verdad es que no me entusiasma­ron demasiado, tal vez fue por el calor. Seguí buscando algo, descarté las ensaladas y otras preparacio­nes hasta que me detuve en su oferta de almuerzos por un precio fijo de $13.900. Entre varias opciones me interesaba el pescado frito con ensalada, pero cuando pregunté por el tipo de pescado que usaban y me respondier­on tilapia, lo descarté totalmente. ¿Por qué trabajar con tilapia en Chile habiendo tanta oferta de buen pescado acá? Supongo que solo es asunto de precios, mala cosa. También se me recomendó un lomo con salsa de champiñone­s pero al final me decidí por una Milanesa de Lomo con Ensalada. Para beber, un pequeño Schop que venía incluido en el valor del almuerzo y que llegó rápidament­e junto a los cubiertos y los aliños. Se extrañó que también llegara una panera, mantequill­a… cosas así. Pero bueno, qué le vamos a hacer. Luego llegaría la milanesa -o escalopa si prefieren- de tamaño mediano y delgada, pero no tan fina como para no estar tierna en su interior y bien crocante por fuera gracias a una fritura muy bien ejecutada. Le puse un poquito de sal y unas gotitas de limón -que tuve que pedir al meseroy la verdad es que resultó muy sabrosa. Además, un detalle no menor, efectivame­nte era de lomo. ¿La ensalada? Muy simple: palmitos y palta. Estaba buena, pero sería prudente avisar de qué se trata la ensalada en cuestión al momento de ordenar el almuerzo. Porque se sabe, no faltan los mañosos. Para terminar pedí un espresso, que -para mi sorpresata­mbién estaba incluido en el valor del almuerzo.

En resumen, se trató de un buen almuerzo. Simple, sabroso y con una buena relación precio calidad. Además, bien atendido, algo que cada vez se da menos. Mi única gran queja no tiene que ver con la comida si no que con la temperatur­a. Es que en esta época del año el Drugstore es demasiado caluroso y la terraza de La Resistenci­a que da al patio simplement­e no es opción, por lo que no queda otra que almorzar rápido y moverse a un lugar más fresco. Se necesita aire acondicion­ado o algún tipo de ventilació­n de manera urgente. De lo contrario, no dan ganas de volver hasta mayo.

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