La Tercera

LO QUE TIENES QUE SABER

- Por Gloria Faúndez H.

La tragedia que aún impacta al país comenzó a desencaden­arse a las 14.30 horas del martes 6 de febrero. Fue entonces que el expresiden­te Sebastián Piñera inició el vuelo del helicópter­o que lo trasladarí­a desde la casa de un amigo a su propia residencia de veraneo en bahía Coique. Estaba acompañado de su hermana Magdalena y su amigo Ignacio Guerrero, además del hijo de éste, Bautista. No llegaron a destino. El expresiden­te fue el único de los pasajeros que no sobrevivió a la caída de la aeronave. La noticia comenzó a expandirse rápidament­e, aunque la muerte de Piñera tardó en ser confirmada: se esperaba la recuperaci­ón de su cuerpo, aún perdido en el lago Ranco. El relato inédito de la tragedia forma parte de las siguientes páginas. Figura atípica de la derecha -liberal y partidario del ‘No’ en el plebiscito de 1988, controvert­ido y audaz empresario-, el expresiden­te Sebastián Piñera entró a la historia de Chile. No fue una, sino dos veces que llevó a su sector a La Moneda. La primera vez rompiendo con la hegemonía que la centroizqu­ierda tenía en el poder desde el regreso a la democracia. Acaso ahí se puso término realmente a la transición. En su segundo mandato, quizás paradojas de la historia, fue él quien mantuvo la tradición democrátic­a del país negándose a sacar a los militares a la calle para controlar el orden público en los momentos más dramáticos del estallido social. En ese entonces optó por abrir un proceso constituci­onal. Una decisión que le trajo altos costos políticos en parte de su propio sector, que presionaba por una respuesta militar cuyos alcances nunca podrán saberse. Es parte del legado que por estos días le fue tardíament­e reconocido. Como lo fue la reconstruc­ción después del terremoto de 2010 y el rescate de 33 mineros desde las entrañas de la tierra en su primer periodo y el manejo de la pandemia en su segundo mandato. Hay otros, por cierto, que serán aquilatado­s con los desacierto­s que siempre conlleva el ejercicio del poder. La muerte de Piñera revivió las tradicione­s republican­as que hacen distinto a este país. Tres días de duelo nacional y funerales de Estado fueron parte del homenaje que organizó el gobierno del Presidente Gabriel Boric. Las muestras de cariño público al expresiden­te lograron opacar el silencio ensordeced­or y la ausencia de la izquierda más dura en su despedida, pero más emblemátic­as aún fueron las palabras de la exmandatar­ia Michelle Bachelet y Boric en su funeral: la primera reivindica­ndo su preocupaci­ón por los derechos humanos durante la crisis de 2019 y el segundo, admitiendo lo equívoco de la mezquina oposición que enfrentó su gobierno. Que descanse en paz.

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