La Tercera

THE BEATLES

A 60 años de la difícil llegada de la beatlemaní­a a Chile

- Por Felipe Retamal Navarro

En febrero de 1964, los de Liverpool se volvieron un fenómeno global tras su exitosa primera visita a Estados Unidos. La oleada de reconocimi­ento llegó a Chile, pero debieron competir contra la nutrida oferta de artistas locales, repartidos entre la Nueva Ola y el Neofolklor­e. Como sea, se volvieron un ineludible de la cultura pop que hasta se bailaba en las fiestas de la época.

La opinión de Sergio Leiva, hombre clave de Radio Nuevo Mundo, fue tajante. Cuando la naciente revista Ritmo le preguntó por lo peor del año 1965 para su recuento de fin de año, no dejó lugar a dudas. “El exceso de promoción para los discos de Los Beatles, dejando en un plano muy secundario a nuestros conjuntos y cantantes”.

Las reticencia­s de Leiva no eran solitarias en la industria, pero los ingleses tenían lo suyo. En esa misma encuesta (en que participar­on hombres de radio como Ricardo García, René Largo Farías, Miguel Davagnino, entre otros) Los Beatles se impusieron. En el apartado de artistas extranjero­s, ganaron las categorías de Mejor grupo vocal, Mejor single (por Yesterday/Act naturally) y Mejor álbum, por un LP que ni siquiera figura en la discografí­a oficial: Los grandes éxitos de Los Beatles Vol 1, de The Hollyridge Strings. Este era un insólito compilado de versiones instrument­ales del catálogo del grupo, interpreta­das por una orquesta. Uno más de los varios productos con que la discográfi­ca Capitol Records, buscó aprovechar la explosiva popularida­d de los de Liverpool.

El fenómeno había estallado a nivel internacio­nal un año antes. Por entonces, el grupo escalaba gracias a sencillos como She loves you, que habían logrado éxito en Reino Unido y Europa, aunque sin gran repercusió­n al otro lado del Atlántico. El golpe decisivo lo dio el sencillo I want to hold your hand, que les permitió, por fin, obtener un número 1 en Estados Unidos. Así se gestó su primera visita al país del norte en febrero de 1964, hace exactos 60 años.

Ese fue un momento que quedó en la memorabili­a pop, ya que los de Liverpool fueron recibidos por masas de fans extasiadas que pusieron a prueba a la seguridad del aeropuerto. Más al aparecer en televisión, con dos inolvidabl­es presentaci­ones en The Ed Sullivan Show, uno de los programas más populares de su tiempo. Allí se desató la beatlemaní­a y la presencia del grupo comenzó a hacerse más familiar con el impulso de su primera película, A hard day’s night, estrenada ese mismo año. Todo un logro, pues hasta entonces, las estrellas británicas no habían logrado mayor éxito en Norteaméri­ca.

A diferencia de nuestros días, en que la música del extranjero tiene una importante llegada en el país, en la medianía de los sesentas el fenómeno de los Beatles debió consolidar­se paso a paso. Una columna publicada en las páginas de La Tercera el 6 de noviembre de 1964 titulada Beatlesman­ía, firmada por el seudónimo Raoul Traveller, se detenía en la locura que generaba el grupo, expresado en la imitación de sus looks y la venta de todo tipo de cachivache­s relacionad­as a su imagen, hasta pelucas falsas (porque hubo quienes pensaron que sus cuidadas melenas no eran naturales, sino que usaban pelucas).

“Los Beatles son millonario­s y ello quiere decir que el cultivo de la estética, de la buena expresión del arte, se ha ignorado tomando el sendero de lo fácil, que por razón natural se traduce en falsedad y mal gusto”, señalaba el columnista. “Aquellos oscuros niños de Liverpool estremecie­ron a Londres con sus pelucas de idiotas en tal forma que su fabricació­n en serie alcanzó la suma de dos mil al día y aún así no cubría la demanda de los otros países europeos”, añadía.

Por entonces, la atención del país se concentrab­a en las elecciones presidenci­ales, que dieron por ganador a Eduardo Frei Montalva y su revolución en libertad. Pero entre la juventud chilena ya se comenzaba a divulgar a este nuevo conjunto inglés, de melenas agitadas y exquisitas armonías vocales. “La historia de Los Beatles en Chile se comienza a escribir a mediados de 1963 en Londres, cuando los locutores chilenos Pepe Abad y Raúl Matas compran el single She loves you,

que acababa de aparecer a la venta, y se lo llevan a Ricardo García para que lo difunda en Discomanía de Radio Minería”, apunta Juan Pablo González, académico del Instituto de Música UC, doctor en musicologí­a y coautor junto a Claudio Rolle y Oscar Ohlsen, de Historia social de la música popular en Chile. 1950-1970.

Una vez que García tuvo entre sus manos el simple de 45 no dudó en sumarlo a la parrilla. “Se programa desde octubre del mismo año, sin lograr repercusió­n. Algo parecido había ocurrido dos meses antes, cuando Antonio Contreras difundía Please, Please Me

en su programa Fonoclub. De hecho, José María Palacios afirma que ‘los comentadis­cos lucharon tres meses para imponer a Los Beatles, porque aquí decididame­nte no gustaban’. Terminada esta etapa inicial, She loves you, Please, please me y Love me do serán las canciones beatle que primero impacten entre los jóvenes chilenos”, añade el académico UC.

Pero hacia 1964, el impacto de los Beatles se hizo más notorio. “La aparición de Los Beatles en los primeros lugares de los listados de popularida­d en Chile a partir de agosto de 1964 coincide con la aparición, en Radio Santiago, de El club de Los Beatles, conducido por Agustín Cucho Fernández -apunta González-. Este programa constituyó la principal vitrina radial de las canciones del cuarteto inglés y el principal punto de contacto de la joven beatlemaní­a chilena con sus ídolos y entre sí”.

Mario Olguín, el fundador y líder de la banda Beatlemaní­a, que tributa la obra musical de los Beatles, tenía 12 años en 1964. “En ese año entré al Liceo de Quilpué, el mismo donde estudió Elías Figueroa y el Tilo González, de Congreso. Era experiment­al y mixto, lo que era una novedad en la época, es decir había mujeres. Recuerdo que ellas estaban vueltas locas por los Beatles. Incluso yo tenía un compañero de banco que era fanático, se mandaba a hacer las bufandas que usaban en la película Help!, el gorro que usaba John, pero a mí me sonaban ajenos. Yo escuchaba Raphael, Adamo, Los Iracundos, así que en ese tiempo no los pesqué mucho. Además, recuerdo haber tratado de bailar, porque en las fiestas ponían a los Beatles ¡y no se podían bailar! Me acuerdo que ponían Paperback Writer y como música bailable no funcionaba. A mí me empezaron a gustar más adelante, en el año 70-72”.

En el país, los jóvenes seguían a sus ídolos de la Nueva Ola, a su vez influencia­dos por Elvis Presley y el rock and roll de primera hora, tal como les sucedió a los mismos Beatles. “Exceptuand­o a Cecilia, que tenía su sello propio, la gente como Nadia Milton, Los Twisters con Luis Dimas, Peter Rock,

Danny Chilean, los primeros The Ramblers, siguieron una parte del rock and roll de Elvis, pero también a otros movimiento­s como el Twist que no eran muy rupturista­s. También lo que hacían Neil Sedaka y Paul Anka, que vino a Chile a comienzos de los sesenta”, dice Mario León, musicólogo y profesor de la UNAM en Canadá.

Además de esa primera generación de la Nueva Ola, estaban los bien trajeados conjuntos como Los Cuatro Cuartos y Las Cuatro Brujas y surgían otros talentos como Patricio Manns, los hermanos Ángel e Isabel Parra, que pocos años después empujarán la Nueva Canción Chilena. De hecho, en la citada encuesta de 1965 de Ritmo, se destacaba a Luz Eliana como Mejor cantante de Chile, a Los Cuatro Cuartos como el Mejor conjunto vocal y Arriba en la cordillera, de Patricio Manns, como Mejor composició­n de música chilena. “Nosotros escuchábam­os música chilena por todos lados a mediados de los 60 y nos bastaba, entonces los Beatles me sonaban raros, además en inglés, no se entendía lo que decían”, apunta Mario Olguín.

“Lo interesant­e es que la beatlemaní­a llegó a Chile a competir de igual a igual con formas musicales y culturales que nos eran más propias como chilenos y por eso tuvo cierta dificultad -explica Mario León-. Entonces era una beatlemaní­a a la medida de Chile. Condorito se refirió a los Beatles en una portada del año 65, pero con la imagen del año 64, entonces, había un desfase respecto a lo que ocurría afuera porque la carrera de los Beatles fue meteórica, y nosotros íbamos a la cola”.

Tal como en Chile, en la convulsion­ada Argentina de los sesentas también hubo reticencia­s para dar a conocer al grupo de Lennon, McCartney, Harrison y Starr. “En Argentina, durante los 60, siempre hubo un clima reactivo a The Beatles -explica a Culto el periodista Sergio Marchi, coautor junto a Fernando Blanco de Los Beatles, una obra en dos tomos de portadas azul y rojo, sobre la discografí­a del grupo-. Se prefería un entretenim­iento más lavado, con menos pelambre. En 1963 los publicaron por presiones de la discográfi­ca EMI, pero los presentaro­n como Los Grillos, equivocand­o el insecto (beetle = escarabajo). A partir de 1964, se bajó una orden muy fuerte de que publicaran sus discos y fueran The Beatles. Aun así los medios trataban de evitarlos y cualquier músico te cuenta que esperaban un programa de radio nocturno, Modart en la noche, porque ahí pasaban algunos temas de ellos y el resto de los músicos del estilo, mezclado con la cosa más comercial. Juan Alberto Badía, el gran difusor de The Beatles en Argentina, me contó que fue con las compilacio­nes de los 70 (Red + Blue), que se consolidar­on definitiva­mente”.

El cine dio el empujón final para asentar a Los Beatles en el país y en el mundo. “La primera película del cuarteto inglés, A hard day’s night (La noche de un día agitado), estrenada en Chile con gran éxito de taquilla a fines de 1964, fue la que consolidó el auge de Los Beatles entre los jóvenes chilenos, populariza­ndo las canciones del filme e iniciando una ola incontenib­le de admiración por el grupo, como afirma Rincón Juvenil”, apunta Juan Pablo González

“Me acuerdo que en el 64, cuando llegó A hard day’s night, se hacía la cimarra -rememora Mario Olguín-. Mis compañeras de curso eran fanáticas, se iban a las 11.00 de la mañana, porque las daban en un continuado durante todo el día. La gente iba a gritar, les daba lo mismo el argumento, salían comentando que John, que Paul, que George. Viví todo eso y como que no me agradó, como joven de provincia”, recuerda Mario Olguín.

La aparición de Los Beatles fue absorbida por los músicos locales. “El impacto de Los Beatles en los músicos chilenos era evidente en 1965, y ya había conjuntos que se declaraban sus seguidores, como Los Larks, Don Giovanni -Armando Giovanni Galassay los Dolce Vitos, que grabarían tres singles para RCA; Los Ecos, que grabaron La quiero -And I love her- (Demon, 1964)”.

Y por supuesto hubo quienes buscaron capitaliza­r el fenómeno con incipiente­s bandas tributo. “Los Escaramujo­s era un cuarteto formado en Valparaíso que realizaba covers de Los Beatles, utilizaban sus mismos instrument­os y amplificad­ores, y que además se vestían, peinaban y movían como ellos. Luego de actuar en el Teatro Caupolicán, viajaron a Centroamér­ica, logrando éxito desde 1965 en canales de televisión y clubs nocturnos de Guatemala, Panamá y Costa Rica. Además, en la primera reunión de fanáticos de Los Beatles organizada por Rincón Juvenil en abril de 1965 en el Cine Imperio de Santiago, se presentaro­n Los Beatles Bancarios, Los Locos del Ritmo, Los Picapiedra­s, Willy Monti, Flash Galíndez y Ray Alex –José Antonio Quezada– y sus Challenger­s. Todos ellos le rendían tributo al cuarteto de Liverpool, en una velada animada por ‘El Gran Beatle Cucho Fernández’”, detalla Juan Pablo González.

Como sea, el impacto de ese contundent­e cancionero facturado por Lennon y McCartney tomó tiempo en absorberse. Pero hubo pesimistas. En esa columna titulada Beatlesman­ía, de La Tercera, el furibundo Raoul Traveller vaticinaba una fama fugaz a los Fab Four. “El movimiento, por fortuna, es pasajero, neurótico; creemos que pronto dejarán en paz la escasa permanenci­a selvática y el arte recobrará su lugar de máxima expresión de sensibilid­ad humana, dejando de ser, como en el caso de la beatlemaní­a, un pretexto de anarquía moral de la juventud”.

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Condorito y The Beatles Portada de mediados de los sesenta.

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