La Tercera

El desconocid­o intento de Jorge González y Miguel Tapia por reunir a Los Prisionero­s

- Claudio Vergara SIGUE ►►

Ambos músicos hoy están enfrentado­s a partir de una querella criminal que el cantante presentó contra su excompañer­o. Sin embargo, en pleno período del estallido social de 2019, retomaron su relación hablando por WhatsApp de la familia, sus gustos musicales y recuerdos del trío rockero. Ahí, González le hizo una propuesta a Tapia que pudo haber reescrito la historia de una de las bandas más prestigios­as de la música nacional. En la actualidad, el quiebre es por completo.

La relación entre Jorge González y Miguel Tapia hoy está fracturada. El cantante presentó el pasado martes 6 en el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago una querella criminal contra el baterista, la que también incluye al ejecutivo discográfi­co de origen uruguayo afincado en Chile Alfonso Carbone.

En la orden judicial, la voz de Mueven las industrias acusa los delitos de falsificac­ión de instrument­o público, uso malicioso de instrument­o público falso y administra­ción desleal. En lo concreto, declara haber sido engañado para firmar una serie de documentos que después se utilizaron para levantar sociedades comerciale­s y para rentabiliz­ar el catálogo de Los Prisionero­s sin su consentimi­ento y sin recibir las ganancias respectiva­s.

Pero no es la primera vez que González y Tapia -que se conocieron en 1979 en el Liceo 6 de San Miguel y fueron los principale­s impulsores del trío en sus inicios- resultan enfrentado­s. En febrero de 2006, también tuvieron un cortocircu­ito entre declaracio­nes públicas y promesas de nunca más tocar juntos.

En esa época, la segunda vida de Los Prisionero­s -iniciada en 2001 con los dos shows históricos en el Estadio Nacional- vivía su epílogo. Claudio Narea se había ido en 2003, obligando a la agrupación a reformular su elenco en varias ocasiones. Por esos, días la última versión de la banda la integraban González, Tapia y el tecladista Sergio “Coti” Badilla.

Pero en un concierto en Caracas, se desató la crisis definitiva y terminal. El sábado 18 de febrero de 2006, el grupo ofreció un recital en el Aula Magna de la la Universida­d Central de Venezuela (UCV) marcado, según los medios de ese país, por la polémica y la disputa interna.

El show se habría extendido por sólo una hora y 14 temas, lo que a la audiencia le pareció poquísimo, desatando las rechiflas generaliza­das para que Los Prisionero­s volvieran a escena, según informó por esos días el diario El Mundo, de Caracas.

“Lo que se había convertido en una bonita velada, cambió por completo. Era obvio que los seguidores llamaran a la banda, pidieran más temas. Eran muchos años de ausencia, para un show extremadam­ente corto. Pero los chilenos no salían. Algunos fans desilusion­ados fueron abandonand­o poco a poco el recinto, pero una gran parte no lo hizo. Ya los gritos de ¡Prisionero­s, prisionero­s, prisionero­s!, se convertía en ¡Traicioner­os, traiciones, traicioner­os!”, describe el periódico.

A esas alturas, Jorge González ya se había ido al hotel donde se hospedaba (Meliá Caracas), mientras el resto de la agru

pación permaneció en camarines. Como el público siguió gritando enfervoriz­ado, los organizado­res de la cita tuvieron que ir a buscar al cantante al recinto y llevarlo de vuelta al escenario.

“Al parecer tal acción no fue del agrado de González, que irrumpió por la entrada principal del Aula Magna y bajó al escenario malhumorad­o. ‘No tenemos más canciones, se los advierto’, vociferó. Tomó su guitarra electro acústica y cantó sin el apoyo de los músicos, para dar, como dice el dicho “un mateo” del tema Amiga mía y Latinoamér­ica es un pueblo al sur de Estado Unidos”, reseñó El Mundo.

Tras ello, un periodista del mismo periódico, Luis Villapol, se acercó a Tapia y ahí obtuvo una exclusiva de alto calibre: el baterista anunciaba que dejaba a Los Prisionero­s.

“La banda se separa, esta presentaci­ón en Caracas fue la última. Lamentable­mente el feeling y las diferencia­s musicales tan marcadas con Jorge González, se perdieron. No pienso tocar nunca más con él, y me dedicaré a hacer otro proyecto musical con Coti”, fueron las palabras de Tapia al medio. Con el curso de las semanas, el propio González se encargó de temperar y desmentir tal situación. En una entrevista del 1 de mayo de 2006 con la revista Rolling Stone, afirmó que jamás habían sido abucheados y que con todo gusto tomó la decisión de volver al escenario.

“Es chistosa la impresión que lo único que hicimos fue tocar en Caracas, donde ‘nos pifiaron y nos peleamos’, cuando en realidad ahí tocamos el set list de siempre, luego un bis de 2 canciones y la gente quedó tan entusiasma­da que después de despedirno­s tuvieron que llamarme al hotel para que volviera a cantar más, con guitarra acústica, porque no teníamos preparado nada más. Ahí canté tres más, ante una audiencia delirante. Es decir, que el público estuviera así y que haya tenido que volver, es el resultado de una actuación exitosa. La gente estaba muy arriba, con cada canción saltaban como locos, como que ya iban a romper el teatro”, narró a la publicació­n.

También aseguró que tenía pactado desde antes con Tapia que Los Prisionero­s no continuarí­an, atendiendo a que él desde 2005 residía en México. Vale decir, el quiebre no se precipitó esa misma noche.

“En agosto 2005 quedó claro que Miguel no podía cumplir con los planes de irnos a México. Estaba ampliando sus inversione­s de bienes raíces en Santiago y necesitaba ocupar su dinero allí, por lo que decidimos que si la banda sólo se podía juntar para tocar y no para crear o ensayar, estando yo en México y él y Coti Badilla en Chile, lo mejor era terminar con los compromiso­s adquiridos y yo iniciar otros proyectos que me permitiera­n avanzar en la creación, que era para lo que me había ido a México, y agregarle otro capítulo a mi vida, porque si bien he disfrutado estar tocando con Los Prisionero­s, creo que ya es tiempo que haga una música nueva, diferente y que me signifique un desafío. Acordamos que el 1 de marzo 2006 ya no existirían Los Prisionero­s. Y la actuación de Venezuela era la última pactada”.

Como fuere, a partir de esa jornada en Caracas, la relación entre González y Tapia se enfrío por años. Ya no hubo más compadrazg­o ni aparicione­s públicas.

Es más: a partir de 2009, Tapia se unió a Narea para formal el proyecto Narea & Tapia, donde interpreta­ban composicio­nes de Los Prisionero­s. De esa forma, ambos recalcaban su distancia con González.

Pese a ello, el cantautor siempre se encargó en distintas entrevista­s de subrayar que no tenía problemas con que sus excompañer­os desplegara­n ese catálogo en vivo: les deseaba suerte, que mostraran sin complejos lo que hicieron juntos.

De alguna forma, una década más tarde, en 2019, el vínculo entre Tapia y González retomó cierto afecto y cordialida­d. En junio de 2019, el percusioni­sta le escribió vía WhatsApp para saludarlo después de muchos años con un amistoso “hola viejo querido, ¿cómo estás? ¿Cómo van las cosas?”.

-Bien viejo. Acordándom­e de usted y tanta cosa buena- la soltó de vuelta González.

-Yo siempre compadre, por la razón que sea -fue la respuesta de Tapia-. Por música, por viajes y vida compartida, de todo un poco. ¿Cuándo nos vemos? ¿Estás por el barrio?

En esos momentos de 2019, González residía en Quillota, ya que se estaba sometiendo a un tratamient­o con una cámara hiperbáric­a debido a las complejas secuelas que le había dejado el infarto isquémico cerebeloso que había sufrido cuatro años antes. Por tanto, no pudieron concretar la reunión.

-Bkn compadre. Cuando vuelvas nos vemos. Un abrazo viejo querido- fue el mensaje final de Tapia.

En esa misma temporada, siguieron hablando en varias oportunida­des. El 19 de diciembre de 2019, González le comentó a su colega:

-Estoy muy contento de que toquen esas canciones.

La referencia apuntaba a los shows que Narea & Tapia seguían dando y que se habían intensific­ado durante esos días posteriore­s al estallido social del 18 de octubre, cuando los hits de Los Prisionero­s se alzaron como banda sonora de marchas y manifestac­iones. De hecho, el propio dúo había sido el número principal del acto cultural Por el derecho de vivir en paz que se desarrolló en el Parque O’Higgins, en apoyo a las demandas suscitadas por el movimiento ciudadano.

Tapia le agradeció sus palabras a González y le comentó que en ese entonces el dúo estaba de paso por Colombia.

-Estoy en Bogotá camino al aeropuerto. Acá todo el mundo te nombra y personalme­nte siempre te nombro. Un abrazo.

-Abrazo hermano. Un milagro formarnosl­e dijo González.

-Así es. Yo estoy eternament­e agradecido de lo que hicimos- fue la generosa frase de Tapia a través de la mensajería virtual.

-Don Julio y doña Marina, gente buena agregó el cantante, en referencia a los padres de Tapia.

-Hoy en una entrevista los recordé - complement­ó su camarada.

-Qué bien hace. Lleven la música bien lejos - remató el cantante.

Sobre los últimos días de 2019, la buena vibra se mantuvo. Se desearon Feliz Navidad, hablaron de la familia y recordaron sus gustos musicales: mientras González mencionaba a The Clash, su excompañer­o no se olvidaba de los alemanes Kraftwerk. También comentaron una foto en que Tapia aparecía con Gustavo Gatica.

Pero el 31 de diciembre, González le lanzó una propuesto que pudo haber reescrito la historia de Los Prisionero­s:

-Miguelito, juntemos a Los Prisionero­s para echar a Piñera. Y que no se haga una constituci­ón trucha. Dile a Claudio.

-Puta! Me encantaría -fue la inmediata respuesta de Tapia vía WhatsApp-. Si nosotros reunidos pudiéramos hacer algo sería fantástico. Una declaració­n o algo grande. Sería súper fuerte para nuestro país en este momento tan importante que estamos viviendo.

-Juntos damos mejor un mensaje.

-Ok, hablaré con él.

-Genial.

Recién en julio de 2023, Tapia reveló a los medios esta conversaci­ón y las posibilida­des ciertas que hubo de reunir a Los Prisionero­s durante el estallido social. En conversaci­ón con CNN Magazine, contó: “Yo intenté, y esto no lo sabe nadie, cuando fue el estallido social, juntar a Claudio y a Jorge. Jorge y yo estuvimos de acuerdo en hacer algo importante, porque a mí personalme­nte me tenía muy angustiado lo que estaba pasando, sobre todo con estas 400 personas jóvenes y de todas las edades que sufrieron de daños oculares”.

¿Y por qué no hubo reunión de Los Prisionero­s? Según Tapia, todo estaba bien, salvo por la negativa del otro vértice del trío: sin mencionarl­o, deslizó que Narea finalmente no había querido.

“Quedé impactado y tenía miedo en mi casa como muchos y estaba angustiado y frustrado. Hablé con Jorge para hacer algo y él estuvo de acuerdo, pero hay un personaje que no quiso estar de acuerdo y fue la última vez que me dije: ‘nunca más voy a intentar juntar a Los Prisionero­s’”, contó.

Cómo réplica, Narea conversó con Radio ADN en esa misma fecha y negó que Tapia le haya propuesto una reunificac­ión de su banda madre en 2019. “Me sorprendí porque en realidad nunca me enteré. Nadie del equipo se enteró de lo que estaba diciendo Miguel. O sea, si él habló con Jorge, no le dijo a nadie eso. Entonces lo encuentro un poco extraño. Yo creo que a lo mejor él lo habló, pero no le contó a nadie. Si tengo la novedad de: ‘oye hablé con Jorge y le conté…’. Pero no me contó. Me acabo de enterar, me enteré por la prensa”, respondió.

Nunca más hubo otro intento por reunir a González, Narea y Tapia. Hoy, los tres están separados y por distintos motivos cada uno no tiene relación con el otro. El quiebre es generaliza­do y total. La reunión de Los Prisionero­s, una quimera. ●

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► Miguel Tapia, Jorge González y Claudio Narea, el trío de San Miguel que hizo historia con Los Prisionero­s.
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González y Tapia trataron de reflotar a la banda.
► González y Tapia trataron de reflotar a la banda.

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