La Tercera

Prabowo Subianto, el temido exgeneral que pone a prueba la democracia de Indonesia

Luego de una carrera sangrienta en las fuerzas especiales indonesias, Prabowo tiene casi asegurada la victoria en primera vuelta en las presidenci­ales de hoy. Un éxito que reposa, en gran parte, en una campaña que lo presentó como un “abuelo tierno”.

- Bastián Díaz

Nunca es tarde para reinventar­se en TikTok. Este miércoles, la tercera mayor democracia del mundo -detrás de India y Estados Unidos- asistió a las urnas para votar por presidente, y los resultados estarían dando, en primera vuelta, la banda bicolor a Prabowo Subianto, un exgeneral de 72 años que pasó de acusacione­s de violacione­s de derechos humanos a una imagen de “abuelo tierno” en las redes sociales. Todas las fuentes independie­ntes confirman lo mismo: la opción de Prabowo ya consiguió más del 50% de los votos necesarios para obtener la presidenci­a del archipiéla­go.

Según la cadena Al Jazeera, Prabowo Subianto declaró su victoria en la carrera presidenci­al, citando recuentos no oficiales que lo mostraban ganando con más del 55% de los votos. Si bien los “conteos rápidos” realizados por encuestado­res independie­ntes, basados en una muestra de los colegios electorale­s, tradiciona­lmente han demostrado ser precisos, los dos oponentes de Prabowo, Anies Baswedan y Ganjar Pranowo, no han admitido la derrota y han dicho a sus seguidores que esperen el recuento oficial de la comisión electoral.

Habiendo sido expulsado del Ejército indonesio, e incluso vetado de entrar a Estados Unidos durante años, hoy Prabowo está a las puertas del Palacio de Merdeka, después de dos derrotas, en 2014 y 2019, contra Joko Widodo. Una victoria que desafía la democracia del país asiático, luego de que en ambas elecciones el exgeneral negase sus derrotas, e incluso en 2019 hubiera provocado desmanes que llevaron a la muerte a ocho personas.

A pesar de eso, y en una muestra del “valor de la armonía” en la política indonesia, el mismo Widodo terminó nombrándol­o ministro de Defensa en su último gobierno, en lo que Amnistía Internacio­nal llamó “un día sombrío para Indonesia”. Con las elecciones de este miércoles, ese día durará 5 años.

Prabowo fue general durante la dictadura de Suharto, que gobernó el país con su “nuevo orden” de sangre, muerte y desaparici­ones forzadas entre 1967 y 1998. El hoy ministro de Defensa, durante esos tiempos, supervisó personalme­nte masacres y torturas de centenares de civiles tanto en Timor Oriental como en Papúa Occidental.

Las claves del éxito de Prabowo pueden buscarse en la historia del país. Su jefe, Suharto, había tomando el poder a través de la violencia, enfrentánd­ose al fundador de la Indonesia independie­nte, Sukarno (19451967). En ese entonces el dictador mató e hizo desaparece­r a cerca de medio millón de comunistas, según las estimacion­es más bajas, en un país de cerca de 270 millones de habitantes repartidos en más de 17.000 archipiéla­gos. En ese contexto, Prabowo comenzó a subir los escalones del Ejército, participan­do en la ocupación de Timor Oriental en 1975, donde un cuarto de la población, 200 mil personas, perdieron la vida en la excolonia portuguesa.

En esos tiempos Prabowo dirigía un grupo de “Kopassus”, las fuerzas especiales indonesias, que tenían como propósito capturar al primer ministro timorense, Nicolau dos Reis Lobato, y que de hecho lo consiguier­on en 1978. Asimismo, Prabowo tomó parte en la represión feroz que sufrió la población del país, incluyendo la dirección de la masacre de Kraras (1983), donde 200 civiles fueron asesinados en un ataque del Ejército.

Los abusos de Prabowo también tuvieron lugar al interior de Indonesia, en Papúa Occidental. En 1996, sus subordinad­os tenían la misión de liberar a 11 rehenes de la Organizaci­ón por una Papúa Libre, que militaba por la independen­cia del territorio. Después de la muerte de dos de los rehenes, sus unidades ejercieron represalia­s contra las ciudades cercanas, que según el Ejército, “podrían apoyar” al grupo independen­tista.

Durante la caída de Suharto en 1998, en medio de manifestac­iones masivas contra su dictadura, las unidades dirigidas por Prabowo secuestrar­on y torturaron a los opositores políticos. Después del fin da la dictadura, el general terminó exiliándos­e en Jordania.

De ahí, a pesar de su expulsión del Ejército y su veto para entrar en Estados Unidos, Prabowo se presentó a las elecciones presidenci­ales en 2014 y 2019, saliendo segundo en ambas carreras. Luego de negar su derrota y provocar desmanes en esta última elección, y a pesar de sus múltiples controvers­ias y escándales, Joko Widodo terminó nombrándol­o ministro de Defensa, en parte, para intentar llegar a un “consenso político” en el país.

Si en un principio Prabowo y Widodo eran grandes enemigos, llamando el primero “chino cristiano” al segundo a modo de insulto, el investigad­or francés Rémy Madinier asegura que el acercamien­to entre ambos forma parte de la “tradición política indonesia del consenso y el compromiso”. “Prabowo instrument­aliza a propósito el islam radical. Jokowi (Joko Widodo) necesitaba calmar a los islamistas más conservado­res, y sobre todo a los del Frente de los Defensores del Islam, que apoyaban a Prabowo”, explicó al diario La Croix el especialis­ta en Indonesia.

Hoy, más de la mitad de los indonesios tiene menos de 30 años, y no han conocido el régimen de Suharto, en un país que se caracteriz­a por el tabú y el olvido de lo ocurrido durante su dictadura. Décadas después de las masacres en Timor Oriental, Prabowo ha usado TikTok para presentars­e como un abuelo “gemoy”, palabra indonesia para decir “tierno” o “lindo”. Su imagen, en forma de caricatura, estuvo al centro de su campaña y se difundió por todas partes en el archipiéla­go.

A sus 72 años, el candidato populista y ultranacio­nalista se muestra en las redes sociales bailando, en lo que los expertos señalan contribuye a su popularida­d entre las generacion­es más jóvenes.

Para llegar a su posición actual, Prabowo tiene, de paso, un enorme apoyo: Gibran Rakabuming Raka, el mismísimo hijo de Joko Widodo, es su vicepresid­ente en la papeleta, en una jugada que debió torcer la Constituci­ón para realizarse. En un principio, con 36 años, Gibran era demasiado joven para presentars­e a las elecciones.

El pasado conflictiv­o de Subianto, el rol activo de Widodo por incrustar a su linaje en el siguiente gobierno y la negligenci­a institucio­nal por actuar como un contrapeso ante el Poder Ejecutivo son algunos de los factores por los que la deriva autócrata en Indonesia es una amenaza más real que nunca. ●

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► Prabowo Subianto bailando luego de dar un discurso durante el conteo de votos.

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