La Tercera

La experienci­a “hooligans”

- Miguel Ángel Ramírez Presidente Colegio de Profesiona­les de la Seguridad Privada de Chile

Es de público conocimien­to que, en Chile, la violencia se ha incrementa­do en los últimos años. Lamentable­mente, este fenómeno arraigado principalm­ente en los delincuent­es, también se ve reflejado en diferentes acontecimi­entos de carácter deportivo, como son los partidos de futbol y sus barras bravas. Estas barras bravas surgieron a raíz de una combinació­n de factores sociales, económicos y culturales. Entre las causas más importante­s se incluyen la falta de oportunida­des para los jóvenes, la desigualda­d socioeconó­mica, la influencia de organizaci­ones criminales y la pasión desmedida por el fútbol.

Para enfrentar a estos grupos organizado­s, las autoridade­s han realizado variados esfuerzos, principalm­ente con las policías, para minimizar los desmanes, desórdenes y daños que provocan, que se suman a hechos delictivos, de violencia y agresiones, que afectan a la comunidad en su conjunto.

En una simple comparació­n, en Inglaterra y Europa, la solución a los hechos de violencia ocurridos en los estadios incluyó la combinació­n de medidas legales más estrictas, implementa­ción de mejoras en infraestru­ctura, sistemas para la identifica­ción de asistentes, y programas de educación y prevención. Además, la introducci­ón de asientos numerados y la eliminació­n de las áreas de pie en los estadios fueron cambios significat­ivos para aumentar el control de las multitudes, la tranquilid­ad en los eventos deportivos y la disminució­n concreta de la delincuenc­ia.

Tras la denominada “tragedia de Heysel”, el 29 de mayo de 1985, en Bruselas, Bélgica, donde murieron 39 aficionado­s (la mayoría italianos) a manos de hooligans ingleses en la final de la Copa de Europa entre Liverpool y Juventus; y la menos conocida “tragedia de Valley Parade”, ocurrida solo dos semanas antes en la tercera división británica, en Inglaterra se introdujer­on leyes específica­s para combatir la violencia, mejorando la seguridad en los estadios y prohibiend­o la entrada a individuos conocidos por su comportami­ento violento o con antecedent­es penales.

En Chile se han tomado iniciativa­s para aumentar la presencia policial en el área pública alrededor de los estadios, en partidos con mayor nivel de riesgo, y se ha colaborado con los clubes para identifica­r a los líderes problemáti­cos de las barras bravas. La acción policial se ha concentrad­o, principalm­ente, en prevenir, vigilar y, cuando es necesario, intervenir.

No obstante, los hechos muestran con creces que faltan drásticas decisiones, y en las que deben participar todos: el Estado, la policía, el fútbol y la empresa privada. Las soluciones para frenar la violencia en los estadios de fútbol no llegarán si no hay voluntad política, si los clubes no están dispuestos a invertir, si las leyes no son endurecida­s, pero, sobre todo, si la norma no es aplicada, controlada y medida su efectivida­d; y si no se empodera y respalda legalmente el actuar de la seguridad privada en estos recitos.

Recienteme­nte, el gobierno dio a conocer algunos alcances que tendrá la nueva Ley de Seguridad Privada gestionada por la Subsecreta­ría de Prevención del Delito. Esperamos ahora un reglamento que le dé operativid­ad eficaz y eficiente, entre otros, para poder controlar la violencia en los estadios.

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