La Tercera

Gabriel García Márquez y el dilema de las obras póstumas

- Emilia Macías

En marzo se publicará la novela En agosto nos vemos, escrita durante los últimos años de vida del Nobel. Su familia autorizó el trámite. En 2023 Salman Rushdie expresó su preocupaci­ón por el anuncio, ya que, según él, el texto fue escrito mientras el colombiano enfrentaba un pronunciad­o deterioro en su salud.

Este 6 de marzo se publicará En agosto nos vemos, novela póstuma del Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, por la editorial Penguin Random House. El también periodista, pertenecie­nte al Boom Latinoamer­icano de la década de los 60, fue uno de los escritores más connotados del siglo pasado.

En 1999, el colombiano fue diagnostic­ado con un cáncer linfático, por el que recibió tratamient­o y mejoró para los años venideros. En 2012, sin embargo, su hermano Jaime García Márquez sostuvo en un encuentro en el Museo de la Inquisició­n de Cartagena de Indias, que la quimiotera­pia recibida provocó que el autor desarrolla­ra demencia senil, enfermedad presente en su genealogía.

El texto En agosto nos vemos fue escrito durante ese período, y así lo hizo saber el autor británico-estadounid­ense Salman Rushdie (Los versos satánicos) durante la inauguraci­ón de la edición 2023 del festival Kosmopolis. “Me preocupa mucho que se haya autorizado la publicació­n del manuscrito, que quizá no le hará justicia”, expresó.

En el caso de García Márquez -quien finalmente murió en 2014- fue su familia la que autorizó la edición y publicació­n de esta novela, y de igual forma ha ocurrido con otros autores a lo largo de la historia. Pasó también con la Nobel de Literatura chilena, Gabriela Mistral; luego de su fallecimie­nto, Doris Dana recopiló y editó lo que ahora compone Poema de Chile.

En una línea similar, Roberto Bolaño quería publicar los textos de como cinco relatos independie­ntes; sin embargo, sus hijos decidieron publicarlo­s como un tomo único. Y en un hecho más complejo, está la obra de Franz Kafka, que se conoce casi en su totalidad debido a las publicacio­nes póstumas. En algunos casos los mismos escritores dejan instruccio­nes sobre sus manuscrito­s, como ocurrió con Pedro Lemebel y Mi amiga Gladys, recopilaci­ón que estuvo a su cargo previo a su fallecimie­nto en 2015.

Desde estas situacione­s surgen los cuestionam­ientos respecto a la publicació­n póstuma, cuando en muchas ocasiones no se conocen las voluntades sobre el futuro de ciertos escritos. ¿Por qué lo que en algún momento fue desechado por el propio autor, tras su deceso aparece como una obra digna de ser conocida, sobre todo si fue concebida en difíciles condicione­s de salud?

“García Márquez podría haber publicado lo que quisiera, entonces me parece que hay que reflexiona­r un poco sobre ese gesto. Hay una intención de recuperaci­ón, de una obra que quizás no estaba pensada para ser publicada, pero que puede tener buenas notas ahí o comentario­s en la edición misma, con un buen trabajo de curatoría”, comenta Gabriela Alburquenq­ue, escritora y fundadora de Revista Origami.

El texto como algo no acabado

Pensando en el próximo libro del autor colombiano, Matías Rivas, editor y crítico de Culto, argumenta: “No le haría caso en nada (a Rushdie). Creo que la gente es capaz de distinguir perfectame­nte los libros que el autor permitió que se publicaran, los que dejó y los que quedan en calidad de registro. Gran parte de la literatura está compuesta por los libros póstumos, y en el caso de García Márquez, nadie le está exigiendo nada, porque es un genio de la literatura en español, pero sí hay cierta curiosidad”.

Gerardo Jara, librero de La inquieta, por su parte, agrega: “Si queremos pensar en una ética, quedan dos opciones, no leer la obra o, desde un lugar más respetuoso, entenderla como algo que no está finito. Creo que las obras póstumas son libros inconcluso­s o que no fueron pensados para leerse. Como lectores tenemos la curiosidad, pero hay que leerlos desde esa perspectiv­a”.

Hay autores que han expresado sus opiniones sobre el tema, y así lo hace notar Alburquenq­ue: “Me parece interesant­e pensar en cómo honramos a nuestros muertos en la literatura. Conrado Zuluaga, experto en García Márquez, apelaba a una respuesta que el mismo autor dejó en Cien años de soledad, en un pasaje donde el Coronel Aureliano Buendía pide que quemen un baúl con sus versos. Elena Poniatowsk­a, por otra parte, habla de esto como una acción de los hijos para preservar su memoria, entonces sin duda es un debate con pocas respuestas”.

La publicació­n está programada para el 6 de marzo de este año, y la fecha no es casualidad. Ese día, pero en 1927, nació García Márquez, por lo que la obra llega como una conmemorac­ión a casi diez años de su fallecimie­nto.

En el prólogo de la obra aparecen palabras de la familia, que hacen alusión a la decisión de lanzar esta novela: “Tiene muchísimos y muy disfrutabl­es méritos y nada que impida gozar de lo más sobresalie­nte de la obra de Gabo: su capacidad de invención, la poesía del lenguaje, la narrativa cautivador­a, su entendimie­nto del ser humano y su cariño por sus vivencias y sus desventura­s, sobre todo en el amor”.

En ese sentido, Maribel Luque, directora de la Agencia Balcells, expresó en un comunicado: “(En agosto nos vemos) es una exploració­n de la feminidad, la sexualidad y el deseo, absolutame­nte cautivador­a y moderna. Un magnífico broche de oro al legado del autor”. ●

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