“PERMISOLOGÍA” Y CULTURA ORGANIZACIONAL
SEÑOR DIRECTOR:
Si usted ha tenido que desarrollar un proyecto, de cualquier envergadura, sabe que la mal denominada “permisología” puede llegar a ser desesperante.
El problema de este fenómeno en Chile tiene múltiples causas: en algunos casos, el exceso de regulación; en otros, su mala calidad, la falta de presupuesto de los servicios públicos, de capacidad para realizar algunos estudios o procesos complejos... Pero, lamentablemente, en esta “permisología” también aqueja la indolencia de parte importante de los denominados servidores públicos.
Las solicitudes y peticiones de los ciudadanos, por importantes que sean, parecen desaparecer en un abismo donde el tiempo y la urgencia no tienen significado. Este descuido no solo refleja una falta de responsabilidad y compromiso, sino que también subraya una desconexión profunda entre los servicios públicos y las necesidades reales de la población. En lugar de ser facilitadores de soluciones, se convierten en parte de un sistema que ignora la razonabilidad y los plazos establecidos, dejando a muchos en un estado de incertidumbre y frustración. La indolencia, en este contexto, no es solo un problema de eficiencia, sino un reflejo de una cultura organizacional que parece indiferente al impacto real de su inacción en la vida de las personas.
Tengo dudas respecto de si el proyecto de ley marco de autorizaciones sectoriales podrá solucionar el problema; un nuevo servicio público, un nuevo comité de subsecretarios, más reglamentos, ¿es lo que necesitamos? No lo sé.
Es esencial impulsar un cambio en la cultura organizacional de nuestras instituciones hacia una mayor responsabilidad, eficiencia y sensibilidad respecto a las demandas de la población, la cual justamente espera y merece servicios públicos que sean tanto eficaces como proactivos. Para lograr este objetivo, es crucial recalibrar los incentivos del personal, los cuales, en la actualidad, parecen estar significativamente desalineados con estas expectativas.
Carolina González