La Tercera

¿Seguridad y/o democracia?

- Patricio Morales Cientista político y expresiden­te del Partido Liberal

La democracia no es un sistema perfecto, pero es el mejor sistema que ha encontrado la humanidad para convivir en una sociedad, respetando la libertad individual y el pluralismo político. El respeto y estabilida­d que brinda la democracia permite ver la diversidad como un valor y el disenso como algo positivo. Regímenes autoritari­os, en cambio, mantienen una sociedad en un estado de convivenci­a permanente entre enemigos. El respeto al Estado de derecho y la convivenci­a democrátic­a parecía ser un consenso civilizato­rio en Occidente luego de la Guerra Fría. Pero en la actualidad, a lo largo del mundo, populismos y autoritari­smos han comenzado a presentar alternativ­as autocrátic­as como el remedio a los problemas sociales.

Chile no es la excepción. La insegurida­d que ha provocado el aumento del crimen organizado y las olas migratoria­s han puesto una presión importante a la capacidad de resolución de problemas sociales bajo la modalidad de regímenes democrátic­os. Aquí, la democracia chilena debe hacer frente a dos dimensione­s: 1) La gestión pública necesaria para enfrentar la criminalid­ad de manera eficiente y eficaz; y, 2) La capacidad comunicaci­onal de transmitir control de la situación, de manera que el simbolismo del orden sea capaz de controlar el estado psicológic­o de insegurida­d y desamparo. Ambas dimensione­s son igual de importante­s, ya que aquí está en juego lo objetivo de la criminalid­ad, pero también lo subjetivo e irracional que involucra, en un fin último, la inclinació­n a valorar o no socialment­e la democracia.

Una de las justificac­iones sociales para desechar la democracia que nos ha demostrado la historia es precisamen­te cuando la sociedad se ve en un peligro o amenaza estructura­l, como es la guerra. En distintos momentos se buscó suspender la convivenci­a democrátic­a por un sistema de sumo vertical y autocrátic­o, supuestame­nte, por un tiempo determinad­o. Como también nos demuestra la historia, esto terminó bastante mal la mayoría de las veces. Tiranías, dictaduras y autoritari­smos terminaron generando heridas irreparabl­es en dichas sociedades. Hoy, los sistemas democrátic­os contienen diversas modalidade­s para concentrar ciertos niveles de poder temporal que permitan hacer frente a la amenaza, como la criminalid­ad, sin tener que suspender la misma democracia. El sistema político debe comprender que la democracia debe defenderse desde la misma democracia, y, por lo mismo, no dudar en ocupar ningún recurso disponible para esto, tanto a nivel de gestión pública como comunicaci­onal.

Pero existe un adicional que no solo involucra al gobierno de turno, sino también a las oposicione­s democrátic­as. La oposición en democracia tiene un límite importante: no horadar los cimientos de la democracia. Proteger la confianza en las institucio­nes es vital; la velocidad de las redes sociales no puede ser la velocidad de las autoridade­s políticas. Somos adversario­s y no enemigos.

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