La Tercera

Una misión para la DEA: Uruguay solicita ayuda a EE.UU. con el narcotráfi­co

Desde el puerto de Montevideo, toneladas de cocaína han viajado hacia Europa, mientras que una incipiente violencia comienza a aumentar en uno de los “bastiones de estabilida­d” de Sudamérica.

- Bastián Díaz

En los últimos años Uruguay ha venido enfrentand­o una ola de contraband­o de cocaína, que ha traído consigo mayor violencia de pandillas en uno de los países más tranquilos de la región. Como señala Reuters, el año pasado un 1.1 millones de contenedor­es con envíos de cocaína llegaron a Europa desde el puerto de Montevideo.

En conjunto con eso, datos de las Naciones Unidas han venido denunciand­o un aumento significat­ivo en las incautacio­nes, viendo que el puerto uruguayo ya es una etapa clásica en la ruta de la droga: si en 2017 se incautaron 144 kilos de cocaína, en 2021 esto aumentó a 2 toneladas, lo que marca un aumento del 1.300%.

Con sus 3 millones de habitantes, la violencia en Uruguay subió a niveles alarmantes, llegando a su récord en 2018 con 426 homicidios. Ahora, a eso se le suman los enfrentami­entos entre narcotrafi­cantes y el año pasado hubo 382 personas asesinadas.

Uno de los decomisos de droga más grandes que se realizaron en el último tiempo tuvo lugar en diciembre, cuando un contenedor en Amberes, Bélgica, intentó ingresar con dos toneladas de cocaína. La droga estaba escondida en cajas de budines y alfajores, y según señaló la Aduana belga provenía de Guayaquil, Ecuador, habiendo llegado luego a Montevideo y atravesado el Atlántico.

La Aduana belga difundió las imágenes de los alimentos con los que se camuflaba la droga, en una modalidad que los narcotrafi­cantes usan frecuentem­ente para hacer pasar las sustancias.

La lucha contra las drogas se ha puesto cuesta arriba para el Estado uruguayo, luego de que la Administra­ción de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) se retirase del país en 2019. La decisión de la DEA de cerrar su oficina en Uruguay ocurrió un año antes de que el actual presidente asumiera el cargo. En aquel momento Estados Unidos argumentó que el cierre se debía a una redistribu­ción de recursos.

La presencia de la DEA en Uruguay data de 2012, tras su regreso al país luego de una ausencia desde 1994. El ministro del Interior, Nicolás Martinelli, expresó la urgente necesidad de su país de contar con el apoyo y la experienci­a estadounid­enses en la lucha contra el narcotráfi­co. Lamentó que, a pesar de ser una nación de altos ingresos, Uruguay esté excluido de las donaciones

Terminal de la Cuenca del Plata, en Montevideo.

antinarcót­icos por parte de Estados Unidos.

Aunque en octubre de 2023 los representa­ntes diplomátic­os estadounid­enses negaron cualquier plan de reapertura de una oficina de la DEA en Uruguay, contradici­endo el deseo expresado previament­e por el exministro del Interior, Luis Alberto Heber. En septiembre, el secretario de Presidenci­a, Rodrigo Ferrés, se reunió con la embajadora Heide Fulton en un intento de avanzar en este tema, pero no se han reportado avances sobre la reapertura.

Los detalles de la partida de 2019 no se habían revelado previament­e, y a pesar de los repetidos pedidos del gobierno actual para el regreso del organismo, los funcionari­os estadounid­enses muestran poco interés, priorizand­o la crisis del fentanilo en su propio

territorio. “Hoy en día todo se centra en el fentanilo”, comentó a Reuters Larry Reichner, exfunciona­rio de la DEA y subdirecto­r regional para el sur de Sudamérica de 2015 a 2019: “La cocaína pasa a segundo plano”.

En medio de esta crisis de narcóticos, la “huida hacia adelante” ha ganado popularida­d como opción, con los legislador­es queriendo legalizar todas las drogas. Hace más de una década, una decisión del Congreso uruguayo llamó la atención mundial: legalizar la producción y venta de marihuana, convirtien­do a Uruguay en el primer país en hacerlo. La iniciativa, liderada por el entonces presidente José Mujica, contó solo con el apoyo del oficialist­a Frente Amplio y enfrentó fuertes críticas de los sectores conservado­res, pero ahora el Parlamento

uruguayo parece estar dispuesto a debatir la legalizaci­ón de todas las drogas.

Según una encuesta realizada a los parlamenta­rios por El Observador, dos de cada tres legislador­es uruguayos (el 65% exactament­e) están “de acuerdo” o “muy de acuerdo” con regulariza­r el mercado de “todas las drogas”. En el Frente Amplio, el 96% de los legislador­es respalda esta idea.

Diego Sanjurjo, asesor del Ministerio del Interior, considera “racional” que los legislador­es estén abiertos a nuevas posibilida­des tras el fracaso del enfoque prohibicio­nista. “Desde la implementa­ción de políticas prohibicio­nistas, cada año se producen, venden, compran y consumen más drogas ilegales; sin contar los enormes perjuicios que suponen para América Latina los mercados ilegales”, afirmó. ●

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