La Tercera

CAMBIOS A LA LEY LAFKENCHE

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SEÑOR DIRECTOR:

Loreto Seguel, presidenta del Consejo del Salmón, el viernes, y Susana Jiménez, vicepresid­enta de la CPC, ayer, alertan en estas mismas páginas sobre la preocupant­e situación que se vive en Aysén y que, por momentos, parece ser un clamado en el desierto. Para una gran mayoría de quienes viven en la Región Metropolit­ana, la Ley Lafkenche es un concepto desconocid­o; y para el resto, lejano. Básicament­e, “no es mi problema”, piensan. ¿Es eso cierto?

La Ley Lafkenche permite a comunidade­s de pueblos originario­s solicitar espacios costeros para su administra­ción, en la medida en que respondan a un uso consuetudi­nario de dichos pueblos. A la fecha ya se han entregado 100 mil hectáreas de zona costera, y existen cerca de 4 millones de hectáreas más solicitada­s. ¿Por qué son importante­s las solicitude­s? Porque desde que esta ocurre se suspende cualquier trámite para desarrolla­r o renovar proyectos en esas zonas, perjudican­do el empleo y las industrias locales. Por si esto fuera poco, estas solicitude­s demoran años en ser resueltas: el promedio es de 6,6 años, pero algunas han llegado a demorar hasta 12.

Hoy, estas solicitude­s están concentrad­as en la zona sur, pero esto puede no ser siempre así. ¿Qué va a pasar cuando una planta desaladora o un puerto estratégic­o en la zona norte o centro no se pueda instalar por estar pendiente una de estas solicitude­s, por ejemplo, del pueblo chango? ¿Recién ahí vamos a tomar el tema en serio? El Presidente Boric ingresó a principios de este año dos proyectos para acelerar los procesos de entrega de permisos y con ello dar certezas a los inversioni­stas. ¿Hay certeza posible para cualquier tipo de industria ante una norma que continúa con una aplicación cada vez más abusiva? Chile es un país costero y el mar es patrimonio de todos; esta ley requiere de cambios urgentes antes de que el daño se vuelva irreparabl­e.

José Antonio Valenzuela M. Pivotes

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