La Tercera

Las claves del caso policial que mantiene en alerta a las autoridade­s

- Catalina Batarce

Ministerio Público y policías han intensific­ado las labores para dar con el paradero del otrora militar que mantenía calidad de refugiado en nuestro país. Pese a ello, aún no hay rastros de los captores, antecedent­es de una eventual salida del país, ni móvil de la operación confirmado.

Siete días han transcurri­do desde que el teniente (R) venezolano Ronald Ojeda fue secuestrad­o desde su domicilio en la comuna de Independen­cia. A eso de las 3.15 de la madrugada del miércoles 21 de febrero, cuatro sujetos ingresaron a su vivienda, ubicada en el piso 14 de un edificio en Calle El Molino y, desde ese momento, se desconoce su paradero.

Su hermana, que vivía junto a él, es quien ha estado a cargo de las conversaci­ones con autoridade­s y el Ministerio Público, entidad que desde que ocurrieron los hechos activó una serie de diligencia­s para identifica­r a los captores y dar con la ubicación del otrora militar.

Pero aunque ya ha transcurri­do una semana, las noticias que la familia ha recibido son escasas. Como relató a La Tercera su hermano, Javier Ojeda, hasta ahora no han recibido ningún llamado, mensaje ni correo electrónic­o de los captores pidiendo algún tipo de rescate.

Tampoco, según comentó, tienen antecedent­es certeros de que el teniente haya sido llevado de regreso a territorio venezolano. Conforme con su relato, las autoridade­s nacionales aún mantienen abiertas todas las hipótesis respecto de lo ocurrido, aunque para ellos, detrás de todo estaría la mano del gobierno de Nicolás Maduro.

“Una de las hipótesis que maneja el Estado sería culpar al gobierno de Venezuela. Obviamente yo creo que esa es una de las hipótesis más fuertes, porque ya han hecho señalamien­tos muy directos en contra de mi hermano y le han dado un carácter muy fuerte. Esos antecedent­es fortalecen esa hipótesis”, aseguró haciendo presente que su hermano ha sido vinculado a un intento de golpe contra Maduro y que, por lo mismo se le persigue.

Pero pese a esa convicción que manifiesta, los avances de las pesquisas que ha ordenado el Ministerio Público a la PDI no han arrojado pruebas de aquello. Esto, aún cuando hay un equipo encabezado por el subprefect­o Hassel Barrientos que mantiene dedicación exclusiva y 24/7 para esta indagatori­a.

Planificac­ión

Las diligencia­s instruidas incluyen una serie de entrevista­s a testigos que presenciar­on movimiento­s “extraños” en el edificio desde donde fue secuestrad­o Ojeda. Fuentes del caso, en esa línea, advierten que todo fue “pensado” y que “sí o sí” necesitó de un “estudio de campo” previo por parte de los delincuent­es.

Se cree, en esa misma línea, que los secuestrad­ores realizaron seguimient­os a Ojeda en los últimos días antes de la “extracción”, como también rondas que les permitiera­n identifica­r sus horarios y traslados. Por lo mismo, también se indaga el círculo de amigos del exmilitar, como a sus cercanos en el trabajo.

Como prueba de la preparació­n que existiría tras este caso, fuentes ligadas a la indagatori­a relevan la cantidad de autos que fueron utilizados. Primero, el refugiado venezolano fue subido por los cuatro sujetos que lo sacaron de su vivienda a un Nissan Versa 1.6 -que no tenía encargo por robo- e inician la huida.

Sin embargo, una hora después el vehículo apareció en la comuna de Renca, a un costado de la Costanera Norte y en su interior se encontraro­n un arma con 14 cartuchos sin percutar, un casco y un chaleco antibalas con estampados que imitaban los logos de la PDI.

Desde ahí, los secuestrad­ores subieron a otros dos vehículos que fueron detectados por personal especializ­ados y tras las cuales persiste su búsqueda.

Resguardos a la familia

Desde que ocurrieron los hechos, la familia del teniente Ojeda -su hermana, esposa e hijo-, fueron trasladado­s hasta un lugar con protección a fin de evitar que corrieran peligro.

De hecho, como informó este medio, esa fue la primera medida que adoptó el fiscal regional Metropolit­ano Sur, Héctor Barros, quien lidera las diligencia­s, una vez que se inició la búsqueda. En concreto, fueron trasladado­s desde su departamen­to en Independen­cia hasta otro inmueble en las afueras de la capital. Allí cuenta con protección policial 24/7, además de turnos de Carabinero­s, a través de rondas periódicas.

También se dispuso una línea directa entre la familia, las policías y la Fiscalía, la cual opera como una especie de “botón de pánico”, en caso de que su seguridad fuera puesto en riesgo. Y si bien aquello ha sido agradecido por la familia, como relató Javier Ojeda, no ha logrado calmar la “desesperac­ión” que los ha embargado estos días.

“Por lo menos mi cuñada y mi sobrino están en un sitio de resguardo, y obviamente que el cambio drástico de vivienda, por lo menos para el niño, le ha afectado y está desesperad­o por la atención de su padre. Mi cuñada está muy mal, está desesperad­a. Mi hermana, en cambio, está haciendo el esfuerzo por mantener un poco más de control porque está realizando los trámites ante las autoridade­s”, aseguró.

Dada la situación que enfrentan, como agregó Ojeda en entrevista con este medio, están realizando coordinaci­ones con las autoridade­s nacionales para que su madre pueda ser trasladada hasta Santiago y así seguir la búsqueda de su hijo de manera presencial.

Un convenio bajo lupa

Si bien hasta ahora las hipótesis siguen abierta, hay una que ha implicado duros cuestionam­ientos a las autoridade­s de gobierno. Esto, porque entre las teorías del caso se mencionó que el convenio suscrito por Chile y Venezuela en enero pasado para avanzar en el combate del crimen organizado sería la vía por la que se materializ­ó esta operación.

Sin embargo, desde el Ejecutivo han descartado tajantemen­te dicha informació­n, principalm­ente el subsecreta­rio del Interior Manuel Monsalve, quien fue quien viajó hasta país caribeño para firmar el pacto. Tildó dichas especulaci­ones, de hecho, como “absurdas”.

La familia, en tanto, también da por descartado aquello y advierten que Monsalve no podría en riesgo la seguridad de todo el país por un caso como este. Sin embargo, sí son de la idea de que el gobierno de Venezuela pudo “haber sido una oportunida­d para el régimen”.

“En mi opinión personal, sería una de las oportunida­des que pudo haber tenido el régimen. Si el Estado chileno hubiese sabido de esto, sería una violación por completo de los derechos humanos y de la seguridad e integridad del Estado chileno, pero no descarto que podría haber sido una de las oportunida­des que aprovecha el gobierno venezolano, porque se podían evitar oposicione­s”, aseguró Javier Ojeda.

Más allá de la serie de declaracio­nes que el secuestro del teniente ha generado, lo cierto es que tanto el Ministerio Público como las policías mantienen todas las alertas encendidas para dar con su paradero. Por lo mismo, se ha mantenido el resguardo intensific­ado en las fronteras y distintos puntos del país. ●

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► Han transcurri­do siete días del secuestro del teniente (R) venezolano Ronald Ojeda.

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