La Tercera

Dos celulares rotos, un frustrado cierre de fronteras y una casa de seguridad en San Bernardo: los nuevos datos del crimen del teniente (R) Ojeda

- Víctor Rivera

Tras la detección de un adolescent­e de 17 años por cumplir labores de “vigilancia” durante el secuestro del exmilitar venezolano, el Ministerio Público se aboca a dar con el paradero de otros dos sospechoso­s identifica­dos. Uno de ellos, también miembro del Tren de Aragua, fue posicionad­o por última vez en Arica, el sábado 24 de febrero. “Se dispusiero­n todos los medios que se podrían tomar para detener esa salida de Chile, pero eso no ocurrió”, reconoció ante el tribunal el fiscal Esteban Silva.

La idea de los secuestrad­ores era no dejar huella alguna de sus pasos. En parte lo lograron, pues hasta ahora no se sabe cuál fue la verdadera motivación del crimen del teniente (R) del Ejército de Venezuela, Ronald Ojeda Moreno, raptado desde su departamen­to durante la madrugada del 21 de febrero; sin embargo, sí dejaron pistas sobre sus identidade­s.

Así, por ejemplo, cayó quien es sindicado como facilitado­r del secuestro al momento de prestar vigilancia en las afueras del edificio desde donde fue secuestrad­o Ojeda. El adolescent­e Ángel C. (17) fue formalizad­o la tarde del lunes por la Fiscalía, en una reservada audiencia de formalizac­ión.

Ante el Tercer Juzgado de Garantía de Santiago, el fiscal Esteban Silva expuso nuevos antecedent­es en el caso y que apuntan a cómo lograron identifica­r a los primeros sospechoso­s y cuáles son las interrogan­tes que persisten en la investigac­ión.

Además del ya formalizad­o adolescent­e, se logró identifica­r a otro implicado en el secuestro, según dio cuenta el Ministerio Público. Se trata de Walter Rodríguez Pérez, ciudadano venezolano que cuenta con distintas órdenes de detención por estar vinculado a delitos violentos.

Su participac­ión se vinculó a partir de un error de los captores cuando se llevaron dos celulares que Ojeda tenía en su departamen­to. Los teléfonos fueron encontrado­s en el auto Nissan que los delincuent­es abandonaro­n en Renca, los cuales estaban rotos.

Sin embargo, los peritajes de la PDI lograron levantar una huella dactilar desde uno de los celulares, logrando así dar con el nombre de Rodríguez.

Además, para confirmarl­o, los fiscales fueron ahora a las cámaras de seguridad del edificio, específica­mente al ascensor, donde se detectó que uno de los secuestrad­ores recibe los teléfonos antes de que se abrieran las puertas.

Intervenci­ón

Con esa identidad se fue armando, en parte, el puzle del caso, pues a partir de ahí se logró dar con una tercera identidad: Maikel Villegas Rodríguez, quien formaba parte de una de las células del Tren de Aragua y le habría ofrecido el “trabajo” a Ángel C.

Así se llegó a un teléfono de Villegas y la Fiscalía obtuvo una orden para intercepta­r sus comunicaci­ones y cercaron su posición aun más. Pero, era tarde.

El sábado 24 de febrero los investigad­ores recibieron informació­n que el teléfono del sospechoso había registrado un último movimiento en Arica. Habían pasado cinco días después del secuestro, así que los detectives tenían que actuar rápido.

La Fiscalía pidió colaboraci­ón a las autoridade­s para hacer efectivo el cierre de fronteras, pero no se logró. “Villegas se encontraba en la Región de Arica, por lo tanto, era indiciario que estaba intentando salir del país, por lo que se dispusiero­n todos los medios para detener esa salida, pero eso no ocurrió. Todo indica que Maikel Rodríguez se encuentra fuera del país, lo mismo que Rodríguez Pérez”, expuso el fiscal Silva en la audiencia.

El llamado de un testigo reservado

En paralelo, la Fiscalía y PDI buscaban cómo dar con el paradero de Ojeda. Pistas no había, hasta el 29 de febrero, cuando un testigo protegido llamó a la Brigada de Crimen Organizado (Brico) de la PDI.

El denunciant­e relató a los detectives que el sábado 25 de febrero -cuatro días después del secuestro- un habitante de la toma lo alertó de movimiento­s extraños, donde “personas habían realizado una excavación y que posteriorm­ente habían puesto cemento para luego huir del lugar”. Uno de los sospechoso­s, incluso, les reconoció a quienes lo vieron: “Estamos metidos en algo grave”.

Con este relato, los policías llegaron hasta la toma Vicente Reyes. Luego de recorrer el lugar dieron con las caracterís­ticas del relato que le entregó el testigo protegido, y ahí estaba el radier de cemento y, abajo, a 1.40 metros, una maleta con Ojeda muerto en su interior, sin lesiones, salvo las provocadas al momento de introducir­lo ya fallecido a la maleta.

Colaborado­res chilenos

Sobre la mesa, los investigad­ores ya contaban con medios de prueba para reconstrui­r lo sucedido, en parte, con Ojeda: había eliminació­n de antecedent­es a través de los celulares, tenían al menos tres sospechoso­s identifica­dos y la certeza de que el exmilitar estaba muerto.

Sin embargo, a medida que avanzaban las pesquisas se llegó a otro dato: una casa de seguridad en San Bernardo.

Fue el propio Ángel C. quien en una primera declaració­n señaló que al momento de trasladars­e con el resto de la banda, en dos autos en simultáneo, desde el departamen­to del secuestrad­o, llegaron a un domicilio en el sector de Lo Blanco, en San Bernardo.

De acuerdo al relato parafrasea­do por la Fiscalía en la audiencia, en el lugar “eran esperados por sujetos de nacionalid­ad chilena, quienes taparon con sábanas a los falsos policías al momento de entrar al inmueble”.

Esta “casa de seguridad” sigue sin ser encontrada por los investigad­ores. Es más, entre la noche del viernes y la madrugada del sábado, fiscales, detectives y el propio imputado Ángel C. -en compañía de su defensorah­icieron un recorrido por el sector para saber dónde exactament­e estaba el inmueble.

El formalizad­o, sin embargo, no identificó ninguna de las casas que visitaron, algo que a juicio de su defensora tenía que ver con que era un sector con muchos pasajes, con entradas y salidas similares, difíciles de reconocer.

La investigac­ión continúa, donde las huellas que los sospechoso­s dejaron siguen siendo periciadas por fiscales y detectives para entender el contexto de un caso, hasta ahora, abierto en todas sus aristas. ●

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► El cuerpo del exmilitar venezolano Ronald Ojeda fue hallado en una toma en Maipú.

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