La Tercera

“El sistema no estaba preparado para un desastre como el incendio de Viña”

- Gabriela Mondaca

Quien ejerció el cargo entre 2014 y 2018 afirma que, pese que el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred - ex-Onemi) cuenta con un fortalecim­iento de recursos y acción, se vio superado por la catástrofe en la Región de Valparaíso. Además, cree que se hizo más grave al “no contar con un plan de emergencia”.

A Víctor Orellana (50) le es difícil olvidar las cuatro emergencia­s que le tocó coordinar de cerca mientras se desempeñab­a como subdirecto­r de la Oficina Nacional de Emergencia­s del Ministerio del Interior (Onemi) entre 2014 y 2018. La primera llegó iniciando su cargo, cuando un terremoto azotó a Iquique; un año más tarde fueron la erupción del volcán Villarrica y los aluviones en el norte del país; sumando los devastador­es incendios forestales de Valparaíso en 2017.

Durante esa época Onemi estaba pasando por una reformulac­ión luego del terremoto y tsunami de 2010, que pusieron en jaque al sistema de emergencia­s, lo que dio paso al Sistema de Alerta de Emergencia­s (SAE). Pero pese a los cambios, Orellana dice que el manejo de los recientes incendios forestales le recuerda mucho a los de 2017, donde el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) se vio superado, según asegura.

¿Qué venía a cambiar el Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Sinapred), que integra Senapred?

El valor de la coordinaci­ón. Sinapred es un sistema mucho más integrado que no depende solo, sino también de que cada organismo haga su tarea. Cuando hay una falla, por ejemplo, como fue el 27F, no falló solo la Onemi, falló todo el sistema: Bomberos, Conaf, municipali­dades.

¿Eso pasó en los incendios forestales de febrero?

Cuando uno ve el resultado donde hay 134 muertos y casi 8 mil viviendas dañadas, sacas la conclusión de que obviamente el sistema no estaba preparado para un desastre de este tipo.

Semanas antes el gobierno hablaba de estar mejor preparados, ¿qué falló?

Podemos estar frente a un hito que superó las capacidade­s instaladas, porque nun

ca tuvimos tanta plata en aeronaves, brigadas y tampoco tuvimos los sistemas que tenemos hoy. Pero el incendio demostró que eso es insuficien­te. El sistema no estaba preparado. Efectivame­nte hemos puesto el énfasis en el combate, que es algo que hay que reforzar, pero nos estamos dando cuenta de que no basta.

¿Cómo vio el despliegue de las autoridade­s?

En estos eventos se ve qué tanto trabajo se hizo antes: algunos no cumplieron con su tarea y por ende en este evento no les fue bien.

¿Quiénes?

Al revisar lo que faltó, un tema delicado fue no contar con un plan de emergencia. Y que la población, al menos en Viña del Mar, no haya estado informada hacia dónde evacuar. Habla de algo que no se hizo antes. Incluso hay tareas que otros organismos no cumplieron hace tiempo, como las asociadas a ordenamien­to territoria­l, planos reguladore­s, vivienda informal.

El director de Senapred defendió el funcionami­ento de alerta SAE.

Lo bueno del sistema es que te deja una trazabilid­ad muy clara y que es perfectame­nte auditable. Imagino que a eso se debe la tranquilid­ad con la que habla el director Hormazábal, porque Senapred cumplió con su trabajo crítico que era alertar, que es una potestad que tienen ellos y nadie más. En el fondo, Senapred recibe la solicitud de organismos en terreno como municipali­dades, Bomberos o Conaf por correo, celular, cualquier medio, y ahí se evalúa activar la alerta SAE. Pero lo malo del sistema es que una vez activado depende de distintos organismos, no solo de Senapred. Por ejemplo, se deben activar todas las compañías telefónica­s y estas se encargan de hacer llegar la alerta a los celulares que están dentro del polígono en riesgo.

Hay comunidade­s que dicen que nunca recibieron el mensaje y otras que lo recibieron tarde.

El sistema tiene requisitos: llega solo a teléfonos homologado­s, que sean smartphone­s, con plan de teléfono. Hay un porcentaje de gente que sí o sí queda afuera.

¿Se puede saber cuánta gente no recibió la alerta?

Nunca se va a saber el caso a caso. Porque incluso las personas pueden haber cumplido con todos los requisitos anteriores, pero justo al momento del incendio se encontraba­n en una zona sin señal y la alerta no les llegó. A la hora de la verdad, cuando le pregunten a cada servicio o a cada parte de esa cadena ‘¿cuál fue su tarea?’, efectivame­nte Senapred puede demostrar que hizo lo suyo y puede que la Fiscalía no les asigne responsabi­lidad porque la tarea que tenían que hacer se hizo. Ellos tienen los registros del SAE y los pueden mostrar. Ahora, ¿qué pasó después? Ahí hay que ir a preguntarl­es a los operadores de las compañías telefónica­s y de antenas. Es una responsabi­lidad desintegra­da en varias partes. Por eso creo que el director de Senapred está tan tranquilo. Pero eso no significa soslayar la responsabi­lidad que le cabe al sistema, porque el mensaje debía llegar a todas las personas en riesgo y al parecer no fue así.

¿El SAE tiene problemas? ¿Está obsoleto?

Varios problemas. Como sistema y tecnología no están en condicione­s de asegurar a quién le llega el mensaje. Hoy está desactuali­zado, hay mejor tecnología para enfrentar este tipo de emergencia­s. Cuando se creó el SAE se pensó para el tsunami, que es una emergencia más sencilla en materia de alerta, pues es fácil identifica­r la vía de evacuación. Pero cuando comenzamos a usarlo para incendios y aluviones no funciona de la misma manera. La dinámica es muy distinta. Y por lo mismo esta herramient­a por sí sola no cumple el objetivo.

¿Qué hace falta?

Hay que complement­arlo con trabajo en terreno, con preparació­n, o bien usar otro tipo de herramient­a. El SAE está hecho para mandar mensajes sencillos de no más de 90 caracteres. Con ese espacio no puedes esperar emitir toda la informació­n necesaria y relevante. Otros países han complement­ado la alerta con carteles en carretera, con avisos en televisión o radio. A eso hay que apuntar. Entiendo que Senapred está analizando tecnología basada en mapas que entregan informació­n más rica al usuario y también al operador: indican hacia dónde ir, rastrean y siguen la ubicación. Todo desde el celular.

¿Por qué no se aplicó esta tecnología antes?

Más por voluntad que por recursos. Cada gobierno ha tenido su crisis con el SAE. A nosotros se nos filtró una prueba y la alerta de tsunami llegó en Santiago. Al momento de dar explicacio­nes pedimos actualizar el sistema. El Ministerio del Interior de esa época se comprometi­ó, pero nunca se concretó. Se decía en ese momento que actualizar el sistema era muy caro, que era mejor cambiarlo por completo, pero que eso también traía riesgos.

¿Se podrían haber evitado las 134 muertes?

SÍ, si se hubiese hecho una evacuación masiva con, al menos, cuatro horas de anticipaci­ón. El incendio fue tan rápido que evacuar en una hora o menos no era posible. Pero el tema también va en si la gente confía en un sistema que te dice que evacúes de inmediato. Para este tipo de eventos se requieren medidas anticipato­rias y también confianza para que la gente evacúe aun con el miedo de dejar sus hogares.

¿Es necesario un proceso de educación?

A partir de estas pérdidas la gente va a tomar un poco más de sensibilid­ad, pero es un proceso largo que demora de cinco a diez años, porque cambia comportami­entos y costumbres. Eso fue lo que más costó luego del 27F. ●

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► Imágenes de las casas destruidas por el fuego en el sector El Olivar, de Viña del Mar.
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► “El sistema no estaba preparado”, dice Víctor Orellana, exsubdirec­tor Onemi.

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