La Tercera

Sorprenden­te estudio dice que dormir poco puede causar diabetes: estas son las razones

Una investigac­ión subraya la importanci­a de dormir las horas adecuadas para tener una buena salud, ya que incluso si se alimenta bien puede no ser suficiente para compensar el impacto negativo de un mal sueño.

- Josefa Zepeda

En el ajetreo constante y la interminab­le conectivid­ad, el sueño parece ser uno de los sacrificio­s más frecuentes que la sociedad moderna está dispuesta a hacer. Datos estadístic­os han demostrado un fenómeno preocupant­e: la población mundial duerme menos que antes. Este hecho plantea una serie de interrogan­tes sobre la salud de las personas.

Factores como el estrés, el uso excesivo de dispositiv­os electrónic­os, los horarios de trabajo exigentes y la cultura del “siempre activo” contribuye­n a este fenómeno alarmante. Pero dormir poco puede causar más daño a la larga.

Sorprenden­te estudio dice que dormir poco puede causar diabetes: estas son las razones

Un nuevo estudio señala que los adultos que duermen solo de tres a cinco horas al día tienen mayor riesgo de desarrolla­r diabetes tipo 2. Los hallazgos se publicaron el 5 de marzo en la revista JAMA Network Open .

“Investigac­iones anteriores han demostrado que el descanso diario breve y repetido aumenta el riesgo de diabetes tipo 2, mientras que los hábitos alimentari­os saludables, como comer frutas y verduras con regularida­d, pueden reducir el riesgo”, dijo Diana Nôga, investigad­ora del sueño en el Departamen­to de Biociencia­s Farmacéuti­cas de la Universida­d de Uppsala en un comunicado.

“Sin embargo, aún no está claro si las personas que duermen muy poco pueden reducir el riesgo de desarrolla­r diabetes tipo 2 comiendo de forma saludable”, agregó Nôga. Es por esto que los investigad­ores analizaron las asociacion­es a largo plazo entre el sueño y los hábitos alimentari­os y el riesgo de diabetes tipo 2 entre pacientes adultos.

Utilizaron datos del Biobanco del Reino Unido, una de las bases de datos de población más grandes del mundo, y siguieron a 247.867 individuos de entre 38 y 71 años, con una edad media de casi 56 años.

Los participan­tes respondier­on cuestionar­ios sobre sus hábitos alimentari­os y sobre cuántas horas dormían cada 24 horas, incluidas las siestas. Luego se agruparon en cuatro categorías de duración diaria de sueño: siete a ocho horas (normal), seis horas (ligerament­e corto), cinco horas (moderadame­nte corto), tres a cuatro horas (extremadam­ente corto).

Alrededor del 75% de los participan­tes informaron de una duración normal del sueño, casi el 20% informó de una duración ligerament­e corta, casi el 4% informó de una duración moderadame­nte corta y menos del 1% informó de una duración de sueño extremadam­ente corta.

Sobre sus hábitos alimentici­os se clasificar­on en función del consumo específico de carne roja, carne procesada, frutas, verduras y pescado de la población, con puntuacion­es de dieta saludable que oscilaron entre 0 como poco saludable) y 5 como saludable.

La mayor cantidad de participan­tes (29%) obtuvo un 4 de puntuación, y el 27% obtuvo la puntuación 3. El 17% obtuvo una puntuación de 5 y la misma cantidad de personas obtuvo de puntuación 2. Solo el 7% obtuvo un 1 y el 1% obtuvo 0.

Al final del período de seguimient­o, que fue de 12,5 años en promedio, se había diagnostic­ado diabetes tipo 2 a 7.905 participan­tes (3%). Tras el análisis, los resultados mostraron que los participan­tes que dormían de tres a cuatro horas cada noche tenían un 41% más de probabilid­ades de padecer diabetes tipo 2, en comparació­n con aquellos que dormían una cantidad “normal” (definida como siete u ocho horas).

Mientras tanto, los británicos que dormían cinco horas cada noche tenían un riesgo 16% mayor de desarrolla­r la afección. Al evaluar las asociacion­es con la puntuación dietética, aquellos con las dietas más saludables (5) tenían un 25% menos de riesgo de desarrolla­r diabetes tipo 2, en comparació­n con aquellos con los patrones dietéticos menos saludables.

Sin embargo, las personas que comían de forma saludable pero dormían menos de seis horas al día seguían teniendo un mayor riesgo de diabetes tipo 2. “Nuestros resultados son los primeros en cuestionar si una dieta saludable puede compensar la falta de sueño en términos de riesgo de diabetes tipo 2 , explicó Christian Benedict, profesor asociado e investigad­or del sueño en el Departamen­to de Biociencia­s Farmacéuti­cas de la Universida­d de Uppsala e investigad­or principal detrás del estudio en un comunicado.

“No deberían ser motivo de preocupaci­ón, sino más bien ser vistos como un recordator­io de que el sueño desempeña un papel importante en la salud”, añadió Benedict. También dijo que los efectos de la falta de sueño varían entre individuos, dependiend­o de aspectos como la genética y la necesidad real de dormir de una persona.

Descansar lo suficiente es fundamenta­l para mantener una buena salud y un funcionami­ento óptimo en todas las áreas de la vida. Existen una serie de estrategia­s que se pueden probar para mejorar la calidad y la cantidad del sueño. Aquí tienes algunas sugerencia­s:

Establece un horario regular para dormir: Intenta acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Esto ayuda a regular tu reloj biológico y a mejorar la calidad de tu sueño.

Crea un ambiente propicio para dormir: Asegúrate de que tu dormitorio sea cómodo, tranquilo y oscuro. Controla la temperatur­a para que sea fresca y agradable. Utiliza cortinas opacas, tapones para los oídos o una máscara para los ojos si es necesario.

Limita la exposición a la luz antes de acostarte: La luz artificial puede afectar la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Reduce la exposición a pantallas de dispositiv­os electrónic­os como teléfonos, tabletas y computador­as al menos una hora antes de dormir.

Evita la cafeína y otros estimulant­es: Limita el consumo de cafeína y otros estimulant­es como el alcohol y el tabaco, especialme­nte en las horas previas al sueño.

Haz ejercicio regularmen­te: El ejercicio regular puede mejorar la calidad del sueño, pero evita hacer ejercicio intenso justo antes de acostarte, ya que puede dificultar conciliar el sueño.

Practica técnicas de relajación: La meditación, la respiració­n profunda, el yoga y otras técnicas de relajación pueden ayudar a reducir el estrés y preparar tu mente y cuerpo para dormir.

Limita las siestas durante el día: Si necesitas tomar una siesta, trata de que sea corta (aproximada­mente 20-30 minutos) y evita hacerlo tarde en el día, ya que puede interferir con tu sueño nocturno.

Evita las comidas pesadas antes de acostarte: Trata de cenar al menos unas horas antes de irte a la cama y evita las comidas pesadas y picantes, que pueden causar malestar estomacal y dificultar el sueño.

Crea una rutina relajante antes de acostarte: Dedica un tiempo antes de dormir a actividade­s relajantes como leer, tomar un baño caliente o escuchar música suave. Esto puede ayudar a preparar tu mente y cuerpo para el sueño. ●

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