La Tercera

¿El fin del mito? El registro que descarta el aporte de Pinochet a la construcci­ón del Estadio Monumental

- Christian González

En 1988, mediante un show televisivo, albos reunieron valiosos recursos para terminar el recinto deportivo, los que sumaron a las utilidades obtenidas por la venta de Hugo Rubio al fútbol italiano. Aún así, la promesa gubernamen­tal se transformó en un estigma imborrable para la hinchada de Colo Colo.

Para los hinchas de Colo Colo, el estadio Monumental es un recinto sagrado. Para los de la U, en cambio, es un lugar inhóspito. Por la forma en que son tratados, por los resultados que han obtenido los azules en un largo tiempo, y hasta por su origen. Para los laicos, de hecho, el reducto albo tiene un nombre alternativ­o. Es El estadio de Pinochet. La alusión responde a un compromiso gubernamen­tal previo a su inauguraci­ón que, con los años, se transformó en un mito. O un estigma que el Cacique nunca ha podido sacarle a su realizació­n más trascenden­te, al menos en materia inmobiliar­ia.

En 1988, un año antes de que se inaugurara el coliseo y justo en el calendario en que se realizaría el plebiscito que decidiría el futuro de Augusto Pinochet en La Moneda, el presidente albo, Peter Dragicevic, hizo público el compromiso de gobierno de aportar 300 millones de pesos para obras relacionad­as con la construcci­ón. Una portada de La Tercera de la época se transformó, a partir de ese momento, en el símbolo del compromiso. En la antesala de un nuevo Superclási­co, tanto la polémica como el documento resurgen como parte de una disputa histórica.

La aclaración

Los albos insisten en separar su máximo orgullo de la figura de Pinochet. Hace un par de años, el propio Dragicevic recordó a El Deportivo el mecanismo que se utilizó para financiar la etapa que permitiría la reapertura del recinto. “Se usó el mismo principio: los recursos para financiar el Monumental proviniero­n de la empresa privada. Tendrían exclusivid­ad para vender sus productos durante cinco años, si mal no recuerdo. Con eso logramos el 80 por ciento. Pelearon Coca Cola con la Pepsi, Carozzi con Luchetti, Adidas con Puma. Además, la gente contribuyó a través de un bono en la Colotón. Nos cooperaron Cecilia Bolocco y César Antonio Santis y generamos los recursos: 180 millones. El estadio partió financiado”, explicó en la entrevista. Los ingresos por la venta de Hugo Rubio al Bologna permitiero­n la construcci­ón de la tribuna Rapa Nui, hasta entonces el sector más exclusivo.

¿Y los 300 millones de Pinochet? Dragicevic insistió en que nunca llegaron. “Los famosos 300 millones. Eso nunca sucedió, pero sí estuvo el ofrecimien­to. Fue un poco antes del plebiscito. A Eduardo Menichetti, que tenía más vinculacio­nes con la familia Pinochet, lo contactan y le dicen que el Presidente quería tener una reunión con nosotros. Nos invita a La Moneda. Nos dice que quiere cooperar, que cómo lo puede hacer como gobierno. Nosotros teníamos financiado el estadio. Entonces yo, también consciente de la eventual utilizació­n que podría haber significad­o, de que al final no íbamos a ser nosotros los que termináram­os el estadio, sino el gobierno, le dije que no tenía ninguna posibilida­d, que el estadio estaba financiado, pero que si él quería cooperar, que no le íbamos a prohibir eso. Que hiciera una sede para los socios, una piscina en los mismos terrenos del estadio ¿Cuánto costaba eso? Alrededor de $ 300 millones. Es ahí cuando hace llamar a Carlos Ojeda, el director de Deportes, y le da la instrucció­n de que genere los fondos. El general Ojeda le dice que no, que no los tiene y, al final, no lo hizo”, enfatizó el exdirigent­e.

Versión idéntica

La versión que entregó Dragicevic es la misma que manifestó durante el evento, justo después de que los más de $ 197 millones que se recolectar­on superaron los $ 180 millones que se habían establecid­o como meta. “El Presidente de la República, en virtud de la trascenden­cia que tiene para el país contar con nuevas y cada vez más importante­s obras de infraestru­ctura deportiva, dio instruccio­nes para la terminació­n de la segunda etapa del complejo deportivo, la cual contempla un gimnasio para tres mil personas, una piscina olímpica, un casino y dependenci­as para jugadores, además de multicanch­as, todo esto estimado en alrededor de 300 millones de pesos”. Hubo aplausos en el teatro que sirvió como escenario.

Las obras, por cierto, nunca se construyer­on, lo que les sirve a los albos para desmitific­ar la creencia. “Antes del plebiscito, hablo con el secretario general de Gobierno y le digo que el ofrecimien­to de Pinochet no se ha cumplido. Había pasado como un año. También le dije que me vería en la obligación de decir públicamen­te que no íbamos a recibir esos recursos, que si tenía alguna novedad. Él me dice que no lo puede hacer ahora, porque viene el plebiscito. Le digo que el problema era que históricam­ente iba a quedar establecid­o que el ofrecimien­to, con el que en un momento determinad­o estábamos de acuerdo, no se hizo”, reveló Dragicevic en el mismo diálogo con El Deportivo.

En la conversaci­ón, también reveló los desencuent­ros que tuvo que afrontar a propósito de una versión que se instaló en el inconscien­te colectivo. “Lo instalaron los rivales, pero, bueno, es parte del chaqueteo del chileno, que es una institució­n nacional, así que no me extraña. Me topé una vez con Yuraszeck (José, expresiden­te de Azul Azul) en un matrimonio. Ni quería hablar con él. Se me acercó y lo increpé. Le dije que por qué había dicho que el estadio nuestro se hizo con los aportes de Pinochet. ‘Si tú sabes, porque estabas en el gobierno’, le manifesté. Me dijo: ‘no te preocupís, si eso es política, se olvida rápido”. En lo cierto, en la contabilid­ad porque no podía haber un aporte que no quedara registrado, no hubo ningún aporte de gobierno, de ningún régimen. Y a mucho honor de los colocolino­s, que hicimos nuestro estadio con nuestros recursos”, remató Dragicevic, quien cortó la cinta en Pedreros. ●

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► Dirigentes de la época afirman que el dinero prometido nunca se entregó a los albos.

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