La Tercera

Se apareció marzo

- Jaime Bellolio Director Observator­io Territoria­l IPP UNAB

El lunes se cumplen dos años del gobierno del Presidente Boric. Años que pueden ser calificado­s como intensos, cambiantes, inciertos y atrapados en lo inmediato, tal como ha sido la tónica de los últimos tiempos.

Si el primer año estuvo marcado por la soberbia inicial y el fracaso electoral y cultural ante el gigantesco triunfo del Rechazo; el segundo ha sido por otra derrota en la elección de consejeros, el agravamien­to de la delincuenc­ia y el avance descontrol­ado del crimen organizado, la corrupción en el corazón del Frente Amplio con el “Caso Convenios” y la exitosa realizació­n de los Juegos Panamerica­nos.

Pero se apareció marzo. Y en verdad, se apareció antes, producto de los catastrófi­cos incendios en la región de Valparaíso, que costaron cientos de vidas y miles de familias damnificad­as gravemente, cuya solución carece todavía de un plan integral.

Ya parece que hubiesen pasado muchos más años de aquel entonces donde una generación de idealistas iba a cambiar y refundarlo todo, ya que habían llegado al poder los verdaderos intérprete­s de la conciencia del pueblo, con una voluntad política y un estándar moral a toda prueba. En ese entonces, la guitarra parecía tocarse sola y haciendo bellas armonías y riffs.

Pero la porfiada realidad entró sin avisar, y arrasó con la odiosidad de esa izquierda radical que, por medio de la violencia y la tolerancia a la misma, pretendió dividir la nación, hacer de todo un “ellos” vs. “nosotros” y dañar severament­e la democracia. Peor aún, aquello que se despreciab­a en el pasado, revivía como necesario y justo para el progreso y seguridad del país, tal como la aprobación del TPP, la mantención de las FF.AA. y estados de excepción, y una agenda de proyectos de ley en materia de seguridad, entre otros.

Sería injusto si no se reconocier­an aciertos como la aprobación de las 40 horas, el aumento de salario mínimo, la mantención de la regla fiscal, la alianza público-privada para la explotació­n del litio y el cambio de discurso hacia la condena a la justificac­ión de la violencia, necesidad de orden público y combate al crimen organizado y terrorismo.

Creo que especialme­nte el Presidente Boric es quien más rápido hizo la mutación de diputado a Presidente, de oposición acusadora y purista a gobierno pragmático y que se debe a la mayoría. Aun así, vemos repetidame­nte gestos inentendib­les y contradict­orios, que parecieran un intento de expiar culpas hacia los sectores más radicales de la coalición.

Queda poco tiempo para que el gobierno pueda aprobar reformas que aspiren a convertirs­e en un legado, pero para ello debe desoír los cantos de la barra propia que lo instan a enfrentar en vez de acordar, a morir con las botas puestas en vez de transforma­r con mayorías que lo hagan duradero. En lo inmediato, y en el estado de la política, el gobierno debe saber dialogar y negociar en sus reformas, ejecutar con gran urgencia la reconstruc­ción de los incendios, no darse gustitos en la política interna y externa, y dar certezas en la seguridad de la nación.

No es poca cosa. Ya se apareció marzo y queda cada vez menos para el final.

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