CHRISTOPHER NOLAN: A LAS PUERTAS DE LA MAYOR GLORIA DE HOLLYWOOD
Tenía 31 años cuando alcanzó su primera nominación a los Oscar. Impresionado con su trabajo en Memento (2000), su hábil rompecabezas en torno a la memoria de un hombre que sufrió la pérdida de su esposa, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas lo nominó junto a su hermano Jonathan Nolan a la estatuilla a Mejor guión original y también reconoció a la película con una candidatura a Mejor montaje.
Desde su primera aparición en la máxima cita de la industria estadounidense, Christopher Nolan ha completado un fructífero trayecto en el circuito. El éxito de su trilogía sobre Batman le permitió dar vida a prácticamente cada proyecto que imaginó, desde la celebrada El origen (2010) hasta la incomprendida Tenet (2020), y nunca más volvió a dirigir un filme del tamaño de su segundo largometraje. Su hábitat natural, según estableció partir de Batman inicia (2005), es el cine de gran escala y con sello propio, de envergadura apabullante y con sustancia.
Esa es la rúbrica que recorren las imágenes de Oppenheimer. En otras manos, la cinta habría sido una película biográfica pedagógica y domesticada. Bajo la batuta del responsable de Interestelar (2014), la historia del físico teórico que construyó la bomba atómica es una gesta monumental que se hace cargo de abordar las dimensiones de su contradictorio protagonista y de las consecuencias de su invento. Sus 180 minutos son una experiencia fascinante, espectacular y deprimente.
Por ello, su más que probable triunfo en la ceremonia de mañana de los Oscar (21:00 horas) reconocería un filme que lleva su inconfundible rúbrica y no uno en que se vistió con ropajes ajenos para conquistar la, hasta ahora, esquiva estatuilla dorada. Y, a diferencia de lo que les ha ocurrido a otros colegas, se llevaría el premio por una cinta que se ubica entre sus títulos más macizos, no por un largometraje menor.
¿En esta edición hay mejores películas en carrera? Es un debate abierto, en vista de la pasión que han despertado títulos como Anatomía de una caída, Zona de interés y Pobres criaturas, y que Martin Scorsese despachó una obra mayúscula con Los asesinos de la Luna, quizá la más contundente del listado. Pero ninguna de ellas tiene el combo ganador que posee Oppenheimer: fue un fenómeno comercial (estrenada en simultáneo con Barbie), pertenece a una de las figuras más respetadas del Hollywood de los últimos 20 años y ha reanimado un debate que luce urgente en medio del ánimo global, en este caso la capacidad destructiva de las armas nucleares.
Las predicciones apuntan a que el filme de Nolan cosecharía entre ocho y seis galardones en el evento que se realizará en el Dolby Theatre. Eso incluiría el triunfo de Cillian Murphy, los ojos y el alma de la cinta, quien corre con ventaja frente a Paul Giamatti (Los que se quedan). Sería un premio a la colaboración que ha unido al actor irlandés y al cineasta durante más de dos décadas.
Aunque por ahora es un misterio hacia dónde se moverá, es una certeza que su siguiente proyecto no estará inscrito en una escala más modesta. “Hay muchos cineastas en el mundo que darían todo lo posible por tener los recursos que he logrado, y siento que tengo la responsabilidad de utilizarlos de la manera más productiva e interesante”, explicó a la revista Time recientemente. Hacia donde sea que se desplace, lo hará con varios Oscar en su repisa. ●