“Nuestro partido fue destruido por un grupo de corruptos” Alcalde Vodanovic llamó al Frente Amplio a ser menos “pretencioso”
En la celebración por la unificación de Convergencia Social y Revolución Democrática fue muy duro en su autocrítica. “Hay un abismo entre las expectativas que construimos en gran parte de la ciudadanía y lo que hemos sido capaces de levantar”, planteó el sociólogo de 33 años.
En las celebraciones de la noche del domingo, luego de que Convergencia Social y Revolución Democrática informaran el resultado de la votación que los hará fusionarse en un solo partido, el Frente Amplio, varios dirigentes tomaron la palabra. Uno de ellos fue el alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic (RD), quien lejos de hacer una “arenga” como le había solicitado su directiva, y como fue la tendencia en las palabras de otras autoridades, optó por entregar una reflexión autocrítica.
“Muchos me han escuchado, es que tiendo ser más amigo de la autoexigencia y la autocrítica que de la autocomplacencia, pero creo que el día de hoy es un día importante para sentir orgullo por lo que hemos construido, es un día importante para recordar de dónde venimos, es un día importante para recordar por qué decidimos entrar a hacer política”, dijo el sociólogo de 33 años, quien irá a la reelección en las elecciones municipales de este año.
Una de las reflexiones que hizo el alcalde fue por el caso Democracia Viva en el que se vio envuelta su colectividad a raíz de cuestionados convenios entre esa fundación y el Minvu.
“Es imposible no hacer el llamado de atención siendo militante de Revolución Democrática, es el llamado a cuidar nuestro partido político. Nosotros vimos cómo un partido que nos costó años construir, que lo construimos en las calles, a puro ñeque, a puro empuje, y a puro pulmón, fue destruido en cosa de semanas por un grupo de corruptos. Eso no puede volver a repetirse en un proyecto político frenteamplista”, dijo Vodanovic desde una tarima.
Y agregó: “Tenemos que saber caminar con orgullo de la colectividad a la cual pertenecemos, pero ese orgullo se conduce y se construye con trabajo concreto, con trabajo real, con conquistas materiales para nuestra gente que nos permitan entender que el Frente Amplio tiene una razón de ser profunda en nuestro país”.
Además, a días de la discusión que se ha dado en la coalición, luego de que el diputado Gonzalo Winter (CS) asegurara que era necesario dar la batalla ideológica, el mensaje del sociólogo se enfocó en hacer un llamado a enfocarse en lo concreto. Incluso, de forma autocrítica, aseguró que los logros de su coalición eran menores de las expectativas que habían generado.
“Tenemos que entender el momento político en el que estamos y cuáles son los aprendizajes que pudimos haber obtenido de esta primera etapa, y cómo es el Frente Amplio que desde el día de hoy tenemos que empezar a construir. Tenemos que construir un Frente Amplio que sea menos pretencioso en el lenguaje y en los adjetivos que utiliza para autocalificarse, y más riguroso y más autoexigente para entender que hoy día están en nuestras manos las condiciones materiales de vida de nuestros compatriotas”, manifestó.
En esa línea, añadió que “tenemos que ser un proyecto político que entienda que hoy día no es lo más relevante, ni se nos está evaluando, por nuestra capacidad de impugnar ni por nuestra capacidad de soñar, sino que por lo que somos capaces de construir. No hay que ser muy consciente para entender que hay un abismo entre las expectativas que construimos en gran parte de la ciudadanía y lo que hemos sido capaces de construir”.
Y su análisis continuó: “Tenemos que ser sumamente cuidadosos con las palabras que utilizamos y corresponderlas con mucho trabajo. Como siempre decimos en la muni, la mejor manera de decir es hacer. Nuestro proyecto político requiere de convicciones profundas, que son indispensables, requiere de una convicción ideológica que nos guíe hacia dónde estamos caminando, pero eso queda muy cojo si no se acompaña de disciplina, de horas de trabajo, de autoexigencia, de capacidad de gestión del Estado y de capacidad de construir mayorías políticas que nos permitan hacer realidad los anhelos por los cuales hemos trabajado”.
Además, el sociólogo hizo un llamado a valorar la diversidad del proyecto político y salir de la comodidad para avanzar en los objetivos del partido.
Para cerrar, Vodanovic aseguró: “Yo sé que está soplando el viento en contra, son momentos difíciles para hacer política, pero arriba, compañeros, hay que seguir trabajando, seguir luchando y vamos a darlo vuelta nomás. Con pura pega vamos a demostrar que somos capaces de construir un mejor Chile para nuestros vecinos”.b
Así como el fútbol tiene sus clásicos, la hípica su derby y la República sus efemérides, el oficio de opinador tiene sus momentos estelares. La mitad del periodo de gobierno es uno de ellos, y la presión ha de sentirse: deben mostrar su pluma y la agudeza de su análisis. En esta ocasión, Daniel Matamala, un destacado periodista y líder en estas lides, nos presentó en estas páginas su ácida columna “Barros Boric”.
Su tesis central es que el Presidente arriesga quedar en la irrelevancia histórica, al igual que uno de sus antecesores lejanos, don Ramón Barros Luco. Matamala afirma que aquel político liberal sólo es recordado por el emparedado que lleva su nombre. Adicionalmente, acusa al Presidente Boric de una “despreocupada resignación”, avalada por su inmutable y suficiente apoyo popular.
Hay que reconocer cierta dosis de arrojo en quien pretende visualizar el peso histórico de una figura coetánea. Ya nos advirtió un enigmático filósofo alemán que “el búho de Minerva solo levanta el vuelo en el crepúsculo”, queriendo decir con esto que es mejor dejar que el juicio lo haga la historia. Pero el problema de la columna es más profundo. El problema es que se limita a reproducir críticas conocidas, sin ofrecer sustancia ni contexto. Veamos.
Matamala recuerda la posición del otrora diputado contra el TPP, para contrastarla con su posterior ratificación. Con este ejercicio pretende poner en evidencia la inconsistencia de sus posturas, pero olvida dos cuestiones fundamentales. Primero, que el diputado y su sector tenían razones para oponerse: el tratado imponía obstáculos para implementar una nueva estrategia de desarrollo nacional. Y precisamente por eso, el segundo olvido es el más grave: lo que firmó Boric - luego de que el Senado lo aprobara - fue el CPTPP, tratado que resolvió los principales nudos críticos que presentaba el TPP para dicha estrategia, la que fue reforzada con la firma de tres cartas laterales y tres declaraciones sobre solución de controversias. En la misma línea, omite también la exitosa actualización del TLC con la Unión Europea, donde también se logró evitar ciertas cláusulas de corte neomercantilistas que la afectarían.
Más adelante invoca la promesa de refundación de Carabineros a modo de crítica, pero omite el éxito alcanzado en el restablecimiento del orden público durante el gobierno de Boric, lo que se ha logrado poniendo el respeto de los derechos humanos en el centro del quehacer de la institución policial.
Alude también a la crítica hecha en su momento a la utilización de los estados de emergencia para controlar los conflictos sociales. Pero olvida que en octubre de 2021 – cuando Piñera pidió autorización para implementarlo en el sur del país - existían muy buenas razones para estimar imprudente entregar facultades represivas extraordinarias a un gobierno que había demostrado una extrema falta de cuidado al utilizar la fuerza frente al estallido social. Esto era visible incluso para los organismos internacionales que lo reportaron, como Naciones Unidas o Human Rights Watch. Y esto era aún más cierto teniendo a la vista el doloroso registro de su primer gobierno en la zona mapuche. Pero, además, Matamala omite que el gobierno del Presidente Boric ha respondido a la confianza del Congreso - que le ha otorgado esas facultades extraordinarias- con una sustantiva baja de la violencia rural y sin bajas que lamentar.
En materia de seguridad, Matamala critica una supuesta retórica presidencial vacía, que ocultaría frustración y desorientación. Como ya parece natural, el autor omite cualquier dato empírico que ayude a entender la crisis de inseguridad y constatar el grado de efectividad de las medidas gubernamentales para abordarla.
Luego se refiere al “paupérrimo” balance de cumplimiento de las propias promesas de gobierno, reducido a un “puñado” de propuestas, como 40 horas y sueldo mínimo de 500 mil pesos. Por supuesto que omite una serie de logros, que de acuerdo a las mediciones disponibles, alcanzan un tercio del programa (no está tan lejos de la mitad). Pero lo más grave, es que pareciera que los incumplimientos fueran por desidia o “despreocupada resignación”. Ningún rol otorga el autor a la enconada oposición que “toma palco” o decididamente apuesta por “atrofiar” al gobierno. Una oposición que se niega a discutir una reforma tributaria, para luego exigir que la mejora de las pensiones se financie… con impuestos (!).
En este punto es sano recordar el estado del país que recibió el gobierno de Boric. Quizás sea útil la soez síntesis que nos ofreció un diputado socialista: “Nosotros le entregamos a Piñera un país ordenado y en crecimiento… está devolviendo un mojón”. A pesar de esto, cuando el Presidente Boric asumió su mandato, dio una instrucción perentoria a su gabinete: nada de culpar al gobierno anterior, ¡a trabajar! El objetivo era que su equipo se centrara en resolver los problemas heredados, y eso se hizo. En efecto, en dos años, se controló la inflación, se recuperaron las calles donde vivían miles de familias migrantes en carpas, se redujo significativamente la violencia rural y se recuperó la normalidad de los viernes en la tarde en los centros de las grandes ciudades. Pero esta instrucción tuvo un efecto colateral: contribuyó al olvido de la situación en que el gobierno anterior entregó el país. Al parecer, esta afectó también el balance ofrecido por Matamala: ninguna línea sobre la normalización efectuada por el actual gobierno. Naturalmente esto está lejos de eximirlo de su compromiso de mejorar la vida de las personas, ni invalida la percepción ciudadana sobre la gestión gubernativa. Pero omitir la línea de base desde la cual se construye, provoca una distorsión en las apreciaciones que en nada ayuda a producir opinión pública informada.
A estas alturas, ya no sorprende que Matamala haya olvidado que Barros Luco está en la memoria del país no sólo por el famoso sándwich, sino también por uno de los principales hospitales de la capital que lleva su nombre, cuya construcción él mismo impulsó como Presidente y filántropo. Quizás se deba a su desconocimiento de la red de salud pública, aunque más probablemente sea producto del método utilizado en la columna: el famoso cherry picking, es decir, elegir los casos que confirman tu postura, y omitir aquellos que la rebaten.
Lo anterior es esperable de líderes y opinólogos de oposición. Sin embargo, no deja de sorprender viniendo de un agudo periodista que, intuyo, se sentiría cómodo siendo identificado como un comentarista progresista no alineado. La crítica es necesaria para la deliberación democrática y la calidad de ésta depende de la prolijidad de aquella. Todos estamos llamados a mejorarla.