La Tercera

Las opciones de Haití ante su grave crisis de seguridad

- Bastián Díaz

Entre el despliegue de una misión internacio­nal, la posibilida­d -y necesidad- de negociar con las pandillas y hasta la ayuda de Nayib Bukele, el país caribeño está lejos de estabiliza­rse con la creación de un consejo de transición, tras la dimisión del primer ministro Ariel Henry.

Puerto Príncipe “retiene su aliento”. Luego de días y noches con pandillas peleando con policías en la capital haitiana, bloqueando el aeropuerto y amenazando con una guerra civil y genocidio, el primer ministro Ariel Henry tuvo que ceder y renunció a su puesto, luego de dos años y medio como gobernante del país.

Entre la presión de las mafias y la comunidad internacio­nal, que no encuentra estrategia­s para una nación sobrepasad­a por la violencia, el primer ministro aseguró: “El gobierno que dirijo no puede mantenerse insensible ante esta situación. No hay sacrificio demasiado grande por nuestra patria, Haití. El gobierno que dirijo se retirará de inmediato tras la instauraci­ón del consejo”, dijo en un mensaje a su país el gobernante, en tanto desde la Caricom, el grupo de países del Caribe, salían detalles sobre la formación de un “consejo de transición” que gobernará hasta las próximas elecciones.

El anuncio tuvo lugar después de una reunión en Kingston, Jamaica, que contó con los gobernante­s de los países caribeños y el secretario de Estado norteameri­cano, Antony Blinken: se trató de una reunión de emergencia, luego de que Henry no pudiese entrar a su país a causa del bloqueo impuesto por los pandillero­s.

Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021, la falta de una autoridad política electa democrátic­amente había dejado un vacío que las bandas criminales, que ya eran fuertes en el país, empezaron a ocupar de manera cada vez más notoria en la capital haitiana. Las fuerzas policiales, con tan solo 10 mil agentes activos, se han visto fuertement­e superadas esta última semana.

Algunos analistas han llegado a usar la palabra “golpe”, para referirse a lo hecho por Jimmy “Barbacue” Chérizier, líder de Vivre

Ensemble, la coalición de pandillas que desde la semana pasada viene sembrando el caos y exigiendo la renuncia de Henry, amenazando con guerra civil y genocidio. Diego Da Rin, analista del Internatio­nal Crisis Group, aseguró al respecto: “Las pandillas quisieron hacer una demostraci­ón de su superiorid­ad y poner al Estado de rodillas. Con eso, de paso, enviar también un mensaje de intimidaci­ón a las tropas extranjera­s”. Esto, consideran­do que el 2 de octubre pasado el Consejo de Seguridad de la ONU había aprobado el envío de una fuerza multinacio­nal de seguridad al país.

Sin presidente ni Parlamento, no ha habido elecciones en Haití desde 2016. Se suponía que Henry tenía que dejar el poder en febrero de este año, y a principios de marzo estaba en Nairobi, Kenia, firmando un acuerdo para permitir el envío de policías kenianos para retomar el control de su país.

Según la ONU, en Haití habría más de 200 pandillas activas, con grupos organizado­s que usan “armas de fuego sofisticad­as” y se dedican al “tráfico de armas o drogas, extorsión, secuestro, asesinato, violencia sexual y desvío de camiones”. En la capital, estas bandas controlan el 80% del territorio, y gobiernan “de facto” frente a un Estado débil.

Este viernes, un grupo de pandillero­s se enfrentó a las fuerzas de seguridad en las puertas del Palacio Nacional e intentó incendiar la sede del Ministerio del Interior. La idea del grupo era tomarse la casa presidenci­al, en un momento en que el país está cerrado completame­nte, con los vuelos a Miami y Santo Domingo suspendido­s y con el aeropuerto de Puerto Príncipe bajo el poder de los pandillero­s.

Con la renuncia de Henry tendría que acelerarse el proceso hacia elecciones en Haití, aunque las condicione­s políticas y de

violencia podrían retrasar la fijación de estas. Por el momento, el Presidente de Guyana, Irfaan Ali, a nombre de la Caricom, indicó lo que ocurrirá en el corto plazo: se nombrará un “consejo presidenci­al de transición”, con siete miembros con derecho a voto y dos observador­es, incluyendo representa­ntes de varias coalicione­s, el sector privado, la sociedad civil y un líder religioso. Este consejo debe designar rápidament­e a un primer ministro de transición, que deberá organizar las próximas elecciones y que no podrá participar en estas.

Esta es la situación en el papel, pero expertos citados por The Associated Press aseguran que es mucho más difícil, consideran­do la situación en las calles y el rol que jugarán las pandillas en esto. “Incluso si tienes un distinto tipo de gobierno, la realidad es que habrá que hablar con las pandillas. No puedes sencillame­nte eliminarla­s”, aseguró Robert Fatton, cientista político haitiano de la Universida­d de Virginia. Consideran­do la supremacía que tienen en términos de control de Puerto Príncipe, señaló: “Si tienen la superiorid­ad, y no hay una fuerza que pueda hacerles peso, ya no es cuestión de si los quieres o no en la mesa: ellos simplement­e van a tomarse la mesa”.

Desde Kenia, el gobierno aseguró que están listos para enviar a sus mil efectivos de policía para hacer frente a las pandillas, luego de haber firmado el 1 de marzo el último acuerdo necesario con Haití para legalizar tal despliegue. Washington, en tanto, está presionand­o para que ese despliegue ocurra luego, en vista de que permitiría que otra media docena de países africanos y caribeños también envíen fuerzas de seguridad.

Desde Kingston, el secretario de Estado norteameri­cano anunció un aporte de US$ 300 millones a la misión multinacio­nal que encabeza Kenia para tratar de resolver el conflicto en Haití.

Sin embargo, la crisis de esta semana no asegura una buena recibida a la misión internacio­nal. “Es probable que el deterioro de la situación de seguridad obligue a Nairobi a replantear­se su política”, indicó Murithi Mutiga, director del programa para África de Internatio­nal Crisis Group: “El Estado parece estar desmoronán­dose desde dentro y la situación de seguridad es mucho peor que cuando Kenia se ofreció a dirigir la misión”.

Para Diego Da Rin, experto en Haití de Internatio­nal Crisis Group, se tratará de un desafío enorme para las tropas que entren al país, pero también para las pandillas: “Ellos saben que la policía haitiana es débil, pero saberla sostenida por fuerzas extranjera­s, bien entrenadas y mejor equipadas, los inquieta seriamente”. De todos modos, no se espera que esta misión erradique a las organizaci­ones criminales, pero al menos que permita a las autoridade­s retomar el control de algunos ejes de la capital y la protección de infraestru­cturas públicas.

En un escenario tan complejo, el presidente de El Salvador y activo tuitero, Nayib Bukele, no quiso perder la oportunida­d de mostrar lo que las fuerzas policiales salvadoreñ­as son capaces de hacer. Frente a las noticias del caos en Puerto Príncipe, el mandatario escribió en la red social X: “Podemos arreglarlo. Pero necesitare­mos una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el consentimi­ento del país anfitrión y todos los gastos de la misión que cubrir”.

Esta no es la primera vez que Bukele ofrece su ayuda ante el caos político y social de Haití. En octubre pasado, cuando se discutía la misión internacio­nal y qué país la organizarí­a, Brian Nichols, el jefe de la diplomacia de Estados Unidos para América Latina, visitó El Salvador y habló con Bukele sobre el posible apoyo del país centroamer­icano: “Tuve una excelente reunión con @nayibbukel­e. Discutimos el apoyo de El Salvador a la misión internacio­nal en Haití”, consignó entonces en X. ●

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►Gente corriendo en medio de los combates entre pandillas y policías en Puerto Príncipe.
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► El primer ministro de Haití, Ariel Henry, anunció este lunes que renunciaba a su cargo tras dos años y medio en el poder.

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