La reservada cita con Boric donde Comunes abogó por su espacio en el FA
Cinco dirigentes se reunieron el pasado jueves con el Mandatario. En la cita se habló de contingencia, de la delicada situación de la colectividad y de cómo todas las fuerzas frenteamplistas deben ser representadas en el nuevo partido, al que se sumarán este mes mediante una operación de “Avanzada”.
De forma silente, ingresaron la tarde del jueves a La Moneda cinco de los principales dirigentes del partido Comunes, encabezados por su timonel, Marco Velarde. Pocos advirtieron su presencia e inmediatamente subieron para reunirse con el Presidente Gabriel Boric.
Fue una audiencia que se solicitó tiempo atrás, en la que además del Mandatario y Velarde también estuvieron las diputadas Camila Rojas y Claudia Mix; la exencargada del comando del “En Contra”, Camila Miranda; y el exministro de Michelle Bachelet, Marcelo Díaz.
En la cita se habló de contingencia, pero particularmente sobre el momento del Frente Amplio que ese fin de semana votaría su fusión en un plebiscito y sobre el lugar que ocupará Comunes en ese proceso. En este sentido, se planteó ante el Mandatario el deseo de que el conglomerado tenga proyección a futuro más allá de esta administración gubernamental. Y en ese marco defendieron la idea de que en el proceso la militancia de Comunes debe ser considerada.
Los dirigentes de comunes abordaron el tema sabiendo que Boric, de hecho, ha sido un impulsor de la idea de que su actual coalición prospere más allá de su gobierno, como ocurrió con el Frente Popular o la Concertación.
Quienes conocieron el contenido de ese diálogo con el mandatario aseguran que los dirigentes insistieron en la importancia de que el proyecto del partido único del FA debe ser representativo de todas las fuerzas políticas del conglomerado. Esa idea que también fue mencionada por Marco Velarde ese mismo día en la noche cuando participó del cierre de campaña del “Apruebo” por la fusión de Convergencia Social y Revolución Democrática, colectividades que le dieron el visto bueno a la unificación por más del 80%.
Como era de esperarse, también hubo espacio para conversar sobre la delicada posición en la que está el partido debido al proceso judicial que enfrenta y a la solicitud de disolución que emitió el Servel y que en pocos días resolverá el Tricel. Boric previamente ya había mostrado su preocupación por sus compañeros de ruta dentro de la política.
La operación “Avanzada” y su apuesta en la directiva
Uno de los temas que le preocupa a Comunes en su representación en la futura mesa del FA. Hasta ahora las señales de CS y de RD era que en la mesa solo habría espacio para un representante del partido. Eso gatilló una serie de conversaciones en los últimos días.
El partido que encabeza Marco Velarde no fue parte de la unificación frenteamplista por temas administrativos. Sin embargo, su voto político también está en favor de la fusión y este miércoles emitió un comunicado reafirmando su decisión de integrar a sus militantes al nuevo partido.
En el marco de ese proceso las figuras más importantes de Comunes renunciarán a su militancia durante este mes de marzo para sumarse al nuevo proyecto. Esa lista la encabezan la ministra Javiera Toro (Desarrollo Social), los subsecretarios Víctor Orellana (Educación Superior) y Giorgio Boccardo (Trabajo). También las diputadas Camila Rojas y Claudia Mix.
En el partido Comunes, sin embargo, de igual manera quedará parte de la militancia, que se encargará de temas administrativos como la resolución del caso que hoy los tiene enfrentados con el Servicio Electoral (Servel) en el Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel). Junto a ellos, también se quedarán quienes quieran ser candidatos en las próximas elecciones municipales, para que así no les afecte la ley antidíscolos.
Además, la directiva del partido, liderada por Marco Velarde, también adoptó el compromiso de sanear las deudas de la colectividad, arrastradas tras el escándalo del caso Karina Oliva, bajo la entonces administración de la expareja de esta última, Jorge Ramírez.
De ello da cuenta el comunicado que emitió Comunes este miércoles, en donde también ratificaron su operación de “Avanzada”: “Esta decisión, no nos exime de responder por los asuntos ya conocidos que atraviesa Comunes, por lo que hemos conformado un equipo ejecutivo para resolver los temas administrativos en curso de forma ordenada, clara y transparente. Nos ponemos a disposición de todas las instancias para que esta acción se lleve a cabo, respondiendo así por los procesos que se encuentren pendientes”.
Actualmente en Comunes apuestan a que los militantes que renuncien sean adherentes fundadores del nuevo partido del FA, con lo que podrán tener incidencia en la conformación de la directiva provisoria que debe convocar a las elecciones internas de junio.
Hoy, la fórmula que manejaban en el FA era que la directiva de 9 personas estuviera integrada por tres personeros de CS, entre ellos al presidente -Diego Ibáñez-, cuatro de RD, uno de Comunes y uno del movimiento Plataforma Socialista.
Sin embargo, también se ha manejado otra fórmula, que han conversado entre Comunes y CS, en donde a esos nueve cargos se sumen dos rostros más, sumando así a 11 dirigentes: la jefatura de la bancada de diputados, que pertenece a Camila Rojas (Comunes) y otro militante de CS o RD. Esto aún no está del todo cerrado y debe conversarse en la mesa del Frente Amplio.
Lo cierto es que con ello, Comunes apuesta a tener mayor incidencia dentro de la primera mesa del FA, ya que consideran que tienen el peso parlamentario necesario -4 diputadospara aquello.
Además, con el ingreso de la “Avanzada” de Comunes a los partidos del FA, también se aseguran de poder competir de las elecciones internas de junio, ya que legalmente se necesitan tres meses de militancia para formar parte de dicha instancia. Por ahora, los nombres que se transmiten con más fuerza para representar a Comunes son Camila Rojas, Camila Miranda y Claudia Mix. ●
En respuesta a mi columna “Barros Boric”, Matías MezaLopehandía, exjefe de gabinete del Presidente Boric, plantea cuatro líneas de defensa de la acción del gobierno en sus dos primeros años. La primera es que ha enfrentado una oposición obstruccionista con mayoría en el Congreso. La segunda es que, pese a ello, ha tenido logros. La tercera es que recibió un país en el suelo y ha debido “normalizarlo”. Y la cuarta es que, miradas en detalle, las contradicciones entre el Boric candidato y el Boric presidente no son tales.
Vamos una por una.
I.
Meza atribuye la falta de reformas a la “enconada oposición”. En eso, tiene un punto. El gobierno no tiene mayoría parlamentaria, enfrenta una oposición obstruccionista, y además sus reformas provocan fuerte resistencia del poder económico y medios de comunicación. Todo ello, sin embargo, se sabía desde el resultado de la primera vuelta electoral. La pregunta es cómo La Moneda, con el propio Meza como líder estratégico, enfrentó ese escenario, objetivamente muy difícil.
A mi juicio, cometió tres errores catastróficos.
El primero fue el diseño del gobierno. Repartió todos los cargos de primera línea entre el Frente Amplio y Partido Comunista, dejando en una posición secundaria al Socialismo Democrático, pese a que necesitaba todos y cada uno de sus votos para poder pasar cualquier proyecto en el Congreso. Un error que solo remedió después del plebiscito del 4 de septiembre, cuando ya era demasiado tarde.
El segundo error fue retrasar el debate sobre las dos reformas clave (tributaria y de pensiones) para después del plebiscito, apostando a un triunfo. El gobierno desperdició su luna de miel, el único momento en que habría tenido el impulso para negociar desde una posición de fuerza en el Congreso. Esto era previsible: desde 2010 en adelante, todos los gobiernos han tenido muy breves ventanas de iniciativa política, al comienzo de su gestión. La administración Boric se farreó ese momento.
El tercer error fueron los indultos. Una mala decisión, peor diseñada y espantosamente ejecutada, que llevó al gobierno a su peor nivel de apoyo en los dos años y lo dejó nocaut para enfrentar el debate sobre delincuencia. Ese caso de chapucería política dinamitó la gestión de la ministra Tohá, justo cuando negociaba una propuesta razonable de seguridad. El resultado fue que, en los meses siguientes, el gobierno terminó haciendo suya la agenda legislativa de la derecha.
Ninguno de estos errores fue culpa del empedrado: la responsabilidad es del presidente y de quienes lo asesoraron en esas tres decisiones ruinosas para su proyecto político.
II.
El exjefe de gabinete dice que han cumplido “un tercio” del programa. Por supuesto, hay avances destacables, como los tienen todos los gobiernos (jornada de 40 horas, sueldo mínimo, entre otros). Pero, ¿cómo se comparan esas medidas con la promesa de “un nuevo Chile”, donde “el mercado deje de ser el principio estructurador de la sociedad”, junto al “cambio estructural de nuestra matriz productiva”, para “avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo”.
Ni siquiera en los temas fundantes de su visión política, como las libertades individuales, hay demasiado que destacar. Bachelet aprobó el aborto en tres causales. Piñera, el matrimonio igualitario. ¿Qué puede enarbolar Boric como legado a esa altura?
Más aun: estos dos años han significado un fuerte retroceso en la opinión pública de las ideas que defiende el oficialismo, como la solidaridad en pensiones o la identificación con el movimiento feminista. En pensiones, cuando eran oposición rechazaron con desdén la idea de Piñera de dividir las cotizaciones en 3 puntos para solidaridad y 3 para ahorro individual. Ahora, desde La Moneda, piden por favor a la oposición que acepte ese mismo trato.
Nunca, desde la dictadura, Chile se había derechizado tanto ideológicamente como en estos dos años en que la izquierda ha estado en La Moneda. Prometieron “un nuevo Chile”, pero, lejos de acercarse a él, han visto como el país va en la dirección opuesta.
III.
El exjefe de gabinete argumenta que el gobierno debió acometer la “normalización” de un país convertido, según un diputado al que cita, en “un mojón”. Su complaciente mirada de los avances, lamentablemente no coincide con una opinión pública que cree que el país está peor que hace dos años, y que ha dado dos contundentes varapalos al oficialismo, en septiembre de 2022 y mayo de 2023.
Tampoco se hace cargo de la responsabilidad de la entonces oposición en tales problemas “heredados”: por ejemplo, en la inflación empujada por los segundo, tercer y cuarto retiros, apoyados por el entonces diputado Boric y su coalición.
IV.
El exjefe de gabinete de La Moneda explica que la ratificación del TPP, la complacencia con el Alto Mando de Carabineros y los estados de excepción permanentes no son una contradicción con las promesas del oficialismo. Sus argumentos sobre el TPP ya fueron desmentidos por especialistas en la materia. Sobre Carabineros, dice que se ha puesto “el respeto de los DDHH en el centro del quehacer de la institución policial” (¿manteniendo en su cargo a un general director que será formalizado precisamente por violaciones a esos derechos?).
Sobre el uso permanente de los estados de excepción que antes deploraban, explica que era “imprudente entregar facultades represivas extraordinarias” a Piñera, pero que Boric, en cambio, “ha respondido a la confianza del Congreso”.
Ese argumento es alarmante. Parece que las libertades y derechos constitucionales de los ciudadanos sólo son intransables cuando gobiernan los otros, pero se vuelven relativas cuando son ellos los que están en La Moneda. Hoy, el presidente propone que se pueda desplegar ¡por decreto! a los militares. ¿Su legado será entregar esa facultad a un presidente Kast o una presidenta Matthei?
“Vota Gabriel, y que los milicos se devuelvan al cuartel”, cantaban en la franja electoral de 2021. ¿Qué habrían dicho entonces de un gobierno que eterniza a los “milicos” en la calle, que gobierna con estados de excepción permanentes y convocando al Cosena? ¿De uno que, lejos de concretar reformas estructurales, ve el retroceso de las ideas progresistas? ¿Tendrían tantas explicaciones culpando al empedrado?
Es llamativo que un proyecto político tan crítico del poder cuando otros lo ejercen, resulte ser tan autocomplaciente cuando son ellos los que están al mando.