LO QUE TIENES QUE SABER
La salida forzada del hoy exdirector de la PDI Sergio Muñoz abrió un nuevo capítulo en la crisis de seguridad que el gobierno no puede controlar. Aunque Muñoz renuncia debido a las acusaciones de filtración de información privilegiada -un verdadero escándalo-, genera un escenario de fragilidad frente al combate a la delincuencia, toda vez que el otro jefe policial, el general director de Carabineros, Ricardo Yáñez, también deberá enfrentar un proceso de formalización por su responsabilidad en la actuación policial durante el estallido social. Los casos son distintos, pero La Moneda los ha tendido a homologar al hacer de las formalizaciones un punto de inflexión para tomar decisiones sobre la continuidad de los funcionarios públicos en sus cargos, sin especificar si las evaluaciones serán caso a caso y se harán cargo de la naturaleza de las acusaciones. No fue la única novedad en lo relativo al tema de la seguridad. La semana arrancó con la ofensiva del alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic (RD), quien desde el mismo patio de La Moneda pidió despliegue militar para el control de la delincuencia. Vodanovic reabrió un tema incómodo -a lo menos- en el oficialismo, donde no hay unanimidad de criterio sobre la agenda de seguridad. Las elecciones municipales -sin duda- intensificarán las diferencias expuestas entre los alcaldes y los parlamentarios oficialistas en este tema, porque de lo que hay pocos dudas es que la crisis de seguridad será un parámetro determinante de la ciudadanía para evaluar la gestión de los ediles en sus respectivas comunas. Y las negociaciones municipales se toman las agendas de las directivas de los partidos, donde los dolores de cabeza no se detienen: en el caso de la derecha, la definición de Las Condes atiza los conflictos y, en la izquierda, la alcaldía de Viña del Mar, en manos del Frente Amplio, despierta ambiciones tras la tragedia de los incendios que cobró la salida del director de la Senapred, ex-Onemi.
En el mundo, los comicios en Rusia concentran la atención, claro que señalar que esas son elecciones con parámetros democráticos no resiste análisis. La pregunta -tristemente- es cuánto respaldo obtiene Vladimir Putin en una reelección que lo mantendrá en el Kremlin por un quinto mandato consecutivo y si la abstención -la casi una posibilidad de protesta- logra empañar su triunfo.