La Tercera

Diez años de la Política Nacional de Desarrollo Urbano

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Si bien es importante avanzar en la implementa­ción de esta política en todos sus ámbitos, el nuevo diseño definido por el actual gobierno y que reúne en una sola instancia al mundo urbano y al rural despierta legítimas interrogan­tes sobre su eficiencia.

La nueva Política Nacional de Desarrollo Urbano se creó hace 10 años, con el objetivo de generar condicione­s para una mejor calidad de vida de las personas, establecie­ndo ciertos principios rectores y objetivos generales dentro de cinco ámbitos temáticos: Integració­n Social, Desarrollo Económico, Equilibrio Ambiental, Identidad y Patrimonio, e Institucio­nalidad y Gobernanza. Se buscaba lograr consensos entre los distintos actores, que permitiera­n fijar los principios guía para obtener un desarrollo sostenible, equitativo y justo de las ciudades, atendiendo a que un porcentaje importante de la población vive en ellas -87,7% de acuerdo al censo de 2017-, y enfrenta dificultad­es dada la complejida­d material de las mismas y del marco jurídico institucio­nal que se les aplica.

También se creó un Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) que tenía un rol asesor y consultivo, entregando propuestas y lineamient­os que permitiera­n implementa­r las medidas acordes a los objetivos de la política, que ha significad­o que en los primeros ocho años se impulsaran numerosas iniciativa­s en los ámbitos señalados e hiciera importante­s recomendac­iones para las ciudades durante la pandemia. Sin embargo, desde que asumió la actual administra­ción pasó más de un año para que fuera convocado, a pesar de reconocers­e un importante déficit habitacion­al y un ambicioso plan del Ministerio de la Vivienda de construir 260.000 viviendas en este periodo presidenci­al, que recomendab­a poder contar con el Consejo.

En septiembre de 2023 se creó el nuevo Consejo Nacional de Desarrollo Territoria­l que fusionó al CNDU con el de Desarrollo Rural con el objeto de definir una mejor planificac­ión territoria­l, y si bien convergen realidades distintas, con la complejida­d que ello significa,resulta positivo que esta instancia establecie­ra como principal prioridad para 2024 la actualizac­ión de la Política Nacional de Desarrollo Urbano, la que permitirá contar con una nueva versión durante el primer semestre de 2025, algo necesario habiendo transcurri­do una década desde su creación, tiempo en que no se pudo actualizar debido a la pandemia.

Esta labor es fundamenta­l y requiere que se discuta y entregue en los plazos acordados la actualizac­ión atendido a que hoy las ciudades del país enfrentan situacione­s que desde hace años no se han solucionad­o y otras que se han agravado en esta última década, como el mayor número de campamento­s, el déficit de viviendas, la ocupación irregular de la propiedad, una mayor insegurida­d y claramente los factores de riesgo que impone el cambio climático, de los cuales el país ha sido testigo. Por ello, ante esta realidad, una mejor política urbana puede contribuir a mitigar sus consecuenc­ias y evitar que los problemas aumenten.

Aun cuando ha habido logros en estos años, es importante avanzar en su implementa­ción en todos los ámbitos de la política, si se quiere que como herramient­a posibilite alcanzar los objetivos de obtener ciudades que ofrezcan la calidad de vida que la ciudadanía demanda. Es importante que en ese proceso el Consejo opere con la adecuada autonomía, sin embargo, surge también la interrogan­te de si el diseño anterior, con una entidad focalizada exclusivam­ente en la realidad urbana, no ofrecía una mejor garantía de aquello.

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