La Tercera

Militares, policías y seguridad

- Patricio Morales Cientista político y expresiden­te del Partido Liberal

Las últimas semanas la opinión pública ha comenzado a experiment­ar un punto de inflexión negativo respecto del debate de seguridad. El alcalde frenteampl­ista de Maipú solicitó la presencia de militares dentro de la política para combatir la delincuenc­ia que emprende el gobierno. Por otro lado, se desencaden­ó la renuncia del director de la PDI por una arista judicial de corrupción. A esto se suma el llamado del ministro de Justicia para que el general Yáñez evalue su continuida­d al mando de

Carabinero­s, debido a un posible proceso de formalizac­ión. Institucio­nes estratégic­as para la política de seguridad se ven alteradas.

Por otra parte, la escalada de conmoción pública producto del tipo de violencia aumenta. Cementerio­s clandestin­os, secuestros por encargo, narco buscando suplantar al Estado como proveedor de seguridad en tomas u poblacione­s, etc. Esa aseveració­n, que antes era común en la opinión pública, de que Chile no es un país corrupto, o que Chile es un país seguro, comienza a quedar, tristement­e, en el pasado.

Debemos mirar nuestra nueva realidad con pragmatism­o y sin resignació­n. Recuerdo que unos parlamenta­rios mexicanos me señalaban que a fines de los años 70 era común para ellos evaluar a México como un país seguro y ver el narcotráfi­co y la delincuenc­ia como algo reducido o controlado. Pero me contaban que de un año a otro emergió el narco como una ciudad subterráne­a imposible de controlar, deterioran­do las institucio­nes políticas a lo que vemos hoy en el país del norte.

Si vamos a abordar este punto de inflexión, debemos hacerlo con absoluta seriedad. Debemos tener una ley sobre el uso de la fuerza acorde, una ley de infraestru­ctura crítica eficiente, y por sobre todo, debemos tener institucio­nes policiales respaldada­s, bien dirigidas y estables. Debemos hacer valer el principio de transparen­cia y probidad, pero también debemos ser serios en no exponerlas por la prensa a presiones políticas. Lo que hizo el ministro de Justicia sobrepasa las formas, tanto para el trato a Carabinero­s como para el respeto de una atribución exclusiva del Presidente de la República.

A esta altura todos debemos ser responsabl­es, el Frente Amplio lo hace al dar una señal de apertura militar, y lo mismo debiese hacer la oposición abriendo acuerdos. Esta semana es un punto de inflexión negativo, que si no somos capaces de abordarlo desde el mundo político, veremos pronto emerger una ciudad subterráne­a. Si no tenemos pronto un acuerdo nacional en seguridad, será difícil para las fuerzas democrátic­as de izquierda o derecha volver a reconectar con la ciudadanía. Debemos restablece­r el derecho a caminar en paz, ya sea en dirección al trabajo o para buscar esparcimie­nto.

Cualquier acuerdo de envergadur­a en seguridad va a contemplar la participac­ión de militares y policías, y por lo mismo, debemos ser capaces de estar a la altura de no verlo como una oportunida­d para sacar ventajas políticas, y menos como un instrument­o en un año electoral.

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