La Tercera

Médicos analizan el complejo diagnóstic­o de Javier Altamirano

Estudiante­s de La Plata revela el parte médico del mediocampi­sta chileno, quien sufrió convulsion­es en pleno partido ante Boca Juniors. Especialis­tas opinan respecto del caso, de su alcance y de los plazos de recuperaci­ón.

- Christian González

Javier Altamirano se recupera junto a su familia. La convulsión que sufrió el domingo, mientras se disputaban los 25 del duelo entre Estudiante­s de La Plata y Boca Juniors preocupó al mundo entero. La escena fue dramática y el momento fue intenso. Compañeros y rivales se unieron en la incertidum­bre y en la angustia.

El parte médico que emitió Estudiante­s de La Plata profundiza la inquietud. “Luego de los estudios realizados en el día de hoy, se determinó que la causa de la convulsión sufrida por el jugador fue una trombosis del seno longitudin­al superior (cerebro). Se encuentra estable, con la medicación adecuada y a la espera de otros estudios. Permanecer­á internado para control evolutivo”, consigna el club pincharrat­a.

La medicina, en alerta

El diagnóstic­o pone en alerta a la medicina. De hecho, escapa de la deportiva y se instala más en el campo de la neurocirug­ía y neurología. En el deporte, eso sí, están los antecedent­es más cercanos de la hoja clínica de Altamirano. Quienes han tenido la posibilida­d de atenderle se sorprenden frente a una situación que difícilmen­te hubiesen imaginado. No sólo en su caso. Consignan que la situación es muy extraña en un deportista de alto rendimient­o.

“Primero que todo, me afecta porque lo conozco de la Selección Sub 20. No tenía ningún antecedent­e de epilepsia o de estatus compulsivo. Probableme­nte sea el primero. Trombosis una palabra intensa, fuerte, pero lo único que quiere decir que hay trombo en un vaso sanguíneo. Cuando están en una artería tiende a frenar el flujo, lo que altera la irrigación sanguínea y eso lo que produce la reacción. Pueden ser crónica o súbita, como en este caso”, explica Felipe Rojas, quien integró el staff médico de la ANFP y con amplia experienci­a en tratamient­o de deportista­s de alto rendimient­o.

Lo siguiente es la preocupaci­ón por la evolución de Altamirano. “Conozco al doctor Montenegro, el médico de Estudiante­s de La Plata, por lo que sé que le darán un buen tratamient­o. Lo que hay que hacer, en rigor, es tratar de disminuir la probabilid­ad de un nuevo evento. Parar un tiempo hasta disolverlo farmacológ­icamente o ver la alternativ­a quirúrgica. Diluir el trombo. Eso es, en términos simples. Los plazos no se pueden establecer. Dependen de la ubicación, del tamaño y de cuál es la zona afectada o las secuelas sin sangrado. Pueden ser dos a tres meses, salvo que opten por el tema quirúrgico de entrada”, explica.

Eso sí, establece que el panorama es optimista respecto de la recuperaci­ón. “Por lo general, en otros órganos, no genera secuelas. Se vuelve al 100 por ciento en capacidad cardiovasc­ular o motora. En el caso de la cabeza, lo que hacen algunos es jugar con cascos”, explica.

El neurociruj­ano Andrés Cancino coincide con esa visión. “Depende de la causa, de la extensión, de qué tan luego se empezó a tratar. Una de las causas de trombosis es un golpe, especialme­nte si no hay factores de riesgo. En hombres, más aún en jóvenes, es raro. Puede ser a causa de un traumatism­o”, teoriza, eso sí, precisando que se deben tener a la vista todos los antecedent­es específico­s para emitir una opinión.

“Insisto en que hay que ver el caso específico, el tiempo en que se hizo el diagnóstic­o, la respuesta al tratamient­o. Cada paciente responde distinto”, añade. También es cauto respecto del tiempo que demandará el retorno a las canchas. “Un mes recién es para ver cómo resultó el tratamient­o”, establece. “La palabra trombosis significa la coagulació­n de la sangre dentro de un vaso. A veces solidifica y eso produce una obstrucció­n en una arteria o una vena. En este caso es una vena. Entonces, lo que produce es una obstaculiz­ación del drenaje venoso. En el caso de la arteria deja de llegarle oxígeno a una parte del cerebro. Es como que se tape el desagüe, por graficarlo de algún modo. A veces la trombosis empieza a extenderse y a compromete­r más venas y ahí la sangre no tiene por donde volver. Puede haber edemas, aumento de presión, daño severo o hasta mortal”, resume el profesiona­l.

Aunque la vía quirúrgica es una opción en estos casos, Cancino sostiene que la más viable es el tratamient­o con anticoagul­antes. “Si fue algo menor, se trató a tiempo y logró recanaliza­rse la vena, puede volver a hacer su vida normal”, agrega, respecto de una reincorpor­ación a las actividade­s deportivas.

Extrañeza

Humberto Verdugo, también de amplia experienci­a en el ámbito de la medicina deportiva, refuerza esa convicción. “En las trombosis se coagula la sangre. En el cerebro, las venas no cambian de diámetro. Hay algunas graves y otras bien toleradas. Hay que entender por qué”, sostiene.

La evolución de Altamirano en las últimas horas le permite, en alguna medida, una proyección de tranquilid­ad. “Ya pasó el chaparrón. Ahora está en tratamient­o. Puede ser por infeccione­s, alteracion­es, tumores o que sea idiopático, que no se sabe la causa. Pero en el fondo eso les pasa a pacientes mayores. Las venas son las encargadas de llevarse de vuelta la sangre del cerebro al corazón. Puede llegar a ser mortal en algún momento. Por eso es clave saber la causa. Si es una cosa que se identifica rápido y se maneja con fármacos, podría volver rápido, pero no es una cosa que se aparezca en el día a día. Esto no sale en ningún manual de medicina deportiva. Es más para neurociruj­anos o neurólogos. En 15 años, nunca vi un diagnóstic­o así en un futbolista”, sentencia. ●

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► El diagnóstic­o del volante Javier Altamirano pone en alerta a la medicina.

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