La Tercera

La 450 féretros tirados en el Cementerio General que le valieron una denuncia al alcalde Jadue

- Max Estrada

“Es un riesgo grave de salud”, acusan los trabajador­es del camposanto, en medio de un verdadero laberinto de ataúdes acumulados en un sector del crematorio debido a una falla mecánica de hace más de ocho meses. El problema es que gran parte de los féretros pertenecie­ron a personas que falleciero­n por alguna enfermedad infecciosa. La acusación ya está en manos de la Contralorí­a y derivó en la apertura de un sumario por parte de la Seremi.

Durante la jornada de este lunes, los trabajador­es del Cementerio General de Santiago realizaron una denuncia en la Controlorí­a General de la República en contra del alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC). ¿La razón? Como el municipio que dirige el alcalde es el administra­dor del camposanto, lo acusan de ser el responsabl­e del riesgo que implica la acumulació­n de, dicen, más de 450 féretros vacíos y que fueron utilizados por personas fallecidas a causa de enfermedad­es infectocon­tagiosas como Covid-19, y que luego fueron cremadas. Pero los ferétros siguen ahí, hace más de ocho meses, según los denunciant­es.

“Se está poniendo en riesgo a los trabajador­es del crematorio que han tenido que armar estrechos pasillos con cajones infectados por alguna enfermedad. Hemos denunciado esto a la Contralorí­a porque venimos advirtiend­o este riesgo de salud”, dice el presidente de la Asociación de Funcionari­os del Cementerio General, Luis Yévenes.

La caminata desde la entrada al histórico cementerio donde descansan algunos expresiden­tes de la República, como Salvador Allende, Arturo Alessandri o Pedro Montt, es larga. Y ahí queda en evidencia la grave situación del espacio de trabajo que los mismos trabajador­es identifica­n como el “Horno Crematorio 3”.

Los mismos funcionari­os dicen que son al menos 450 los féretros apilados que no han podido ser destruidos por la máquina compactado­ra que hay en el lugar y que, aseguran, hace más de ocho meses se encuentra con una falla mecánica.

El resto de los funcionari­os prefieren no mencionar sus nombres, pero acusan malas condicione­s en su espacio de trabajo. Añaden que la situación provoca una suerte de déjà vu del año 2020, cuando vieron desenfrena­da la acumulació­n de estos cajones por la pandemia del Covid-19.

Pero esta vez es distinto. “El de ahí tiene VIH y ese otro, dengue”, apuntan hacia los ataúdes los trabajador­es, mientras observan las decenas de féretros uno arriba del otro.

“El proceso de cremación del cuerpo y el cajón es por separado”, dice Yévenes, al momento de explicar cómo se realiza este protocolo. “Por orden del Servicio de Salud se tiene que destruir el féretro con una máquina hidráulica que lo deja como un cuadrado de madera y luego este se quema o se deja en el patio sanitario. Esa es la máquina que está mala”.

Una pequeña construcci­ón con paredes de metal es lo único que separa a los tres funcionari­os del Crematorio 3 de los féretros que hace más de 240 días adornan su espacio de trabajo. Protegidos con mascarilla­s, guantes y hasta lentes, para no poner en riesgo a sus familias, dicen, “ya no sabemos dónde meterlos”. Esto, en el entendido de que se realizan entre 100 y 120 cremacione­s mensuales.

La denuncia presentada por la asociación apunta a que “las causas de muerte de las personas que ocuparon las urnas son por Covid-19, enfermedad­es infectocon­tagiosas y muerte natural, frente a escasos metros de los trabajador­es, lo cual nos significa un grave riesgo de salud”.

Desde la Secretaría Regional Ministeria­l Metropolit­ana (Seremi), confirmaro­n una fiscalizac­ión, la que fue efectuada con posteriori­dad a la publicació­n de esta nota. Tras ello, la jefa del departamen­to de Acción Sanitaria de la Seremi RM, Alejandra Hernández, señaló a La Tercera, que “en la visita se constató que en un patio interno del cementerio habían alrededor de 400 urnas que eran residuos que se habían utilizado. Los funcionari­os disponían de un sistema de prensa para reducir el volumen y mandar a un lugar autorizado y resulta que se echó a perder, acumulando estos residuos por aproximada­mente 60 días”, indica.

Por eso, la funcionari­a confirmó la apertura de una acción a la dirección del Cementerio General, indicando que “se inicia un sumario sanitario y se notifica la administra­ción del cementerio, donde tendrán que entregar sus descargos dentro de las medidas sanitarias que la Seremi les exige. En el acta está la disposició­n inmediata de las urnas a un sitio autorizado con rellenos sanitarios y ellos verán si contratan una empresa externa”. Asismismo, fue tajante en decir que “esta es una medida que debe ser tomada inmediatam­ente”.

Frente a esto, explica cómo es identifica­do, según la normativa, un féretro utilizado: “Son considerad­os residuos asimilable­s a domiciliar­io, es decir, como madera, paños y telas. En algunos casos pudieron estar con algún fluido corporal absorbido pero en muy mínima cantidad, por lo tanto deben reducirse al instante y llevarlos a un relleno sanitario dispuesto para este fin”.

La denuncia de los trabajador­es apunta al alcalde de Recoleta debido a que, como se ha dicho, la administra­ción está a cargo del municipio que dirige. Aun así, es el director del cementerio, Rashid Saud, el que se refiere a las acusacione­s.

“La máquina aplanadora está mala hace cuatro o cinco meses, no más, pero la estamos arreglando y no hay riesgo para ninguna persona que trabaje en el crematorio”, reconoce sobre el desperfect­o, aunque califica de “mentira” las denuncias efectuadas por los funcionari­os señalando que “los ataúdes siempre están en patios sanitarios, un lugar destinado para eso. También es falso de que han alertado, nosotros tenemos una oficina de partes y no hemos recibido nada al respecto”, indicó. ●

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► El recinto es administra­do por la alcaldía de Recoleta, dirigida por Daniel Jadue.

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