DESCUIDAR LAS VIGAS
SEÑOR DIRECTOR:
Lo ocurrido en los últimos días con el exdirector de la Policía de Investigaciones vuelve a relevar la importancia que reviste para las sociedades la reflexión en torno a sus instituciones. En último término, estas no solo están llamadas a satisfacer determinadas necesidades, sino también a desempeñar un rol de conservación, pues constituyen la red sobre la que descansa una sociedad, el cimiento que dota de estabilidad a las mismas al proyectarse en el tiempo.
Por lo mismo, no solo cumplen funciones prácticas, sino que también representan sistemas de valores y creencias colectivas que les otorgan legitimidad frente a los grupos humanos sobre los que actúan. Es esta valoración que la sociedad deposita en ellas lo que determina su legitimidad y eficacia, la que se dará en la medida en que el actuar de quienes representan a la institución se condiga con la idea que estas encierran y simbolizan.
En consecuencia, cuando los representantes de una institución actúan de manera contraria a los ideales que ésta encarna, la afectación no sólo recae sobre ellos mismos, sino también sobre aquellas, pues es bajo sus vigas que se enmarca su comportamiento (Carabineros, Ejército, empresarios, Iglesia Católica y partidos políticos saben de esto). Con ello, se compromete el ideal que sirve de justificación a la institución, deteriorándose no solo la fe pública en el sistema, sino la red misma que cobija y sostiene al cuerpo social.
Si quienes están llamados a desenvolverse en cargos de representación institucional no dimensionan a cabalidad el alcance que su comportamiento tiene sobre el edificio que encarnan, no nos sorprendamos entonces que sea el enojo, la frustración y la desproporcionalidad la que rija nuestra convivencia.
Pedro Villarino F.
Faro UDD