La Tercera

Las interrogan­tes que abre en el fútbol chileno el drama de Altamirano

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Hace exactament­e una semana, la imagen del volante nacional Javier Altamirano (24 años) desplománd­ose en la cancha en el partido entre su equipo Estudiante­s de La Plata y Boca Juniors dio la vuelta al mundo. La rápida reacción del cuerpo médico del cuadro pincharrat­a permitió estabiliza­rlo y trasladarl­o a un centro asistencia­l donde, tras diversos estudios, se determinó que una trombosis cerebral había sido la causante de la situación. Este sábado, según informó el propio club, el jugador pasó de cuidados intensivos a una sala común. Su mejoría es celebrada por todos.

La gravedad del episodio también significa una alerta a este lado de la cordillera. ¿El fútbol chileno está preparado para enfrentar emergencia­s de este tipo? La respuesta tiene varios matices.

“Todo parte con la evaluación prepartici­pativa. A todos los deportista­s, sea del plantel profesiona­l o incluso hasta la Sub 8, se les tiene que hacer un chequeo médico anual de ingreso, que se basa en protocolos del COI, la FIFA y otras asociacion­es, que incluye una entrevista médica, recogiendo antecedent­es personales y familiares, el examen físico, muy enfocado en lo cardiovasc­ular, y un electrocar­diograma de reposo”, detalla Andrés Serrano, médico del deporte del staff de Universida­d Católica.

El profesiona­l destaca la numerosa batería de exámenes bioquímico­s para detectar otros factores de riesgo y patologías. Sin embargo, hace un alcance con respecto a la situación de Altamirano. “No tenemos toda la informació­n, pero aparenteme­nte puede haber alguna coagulopat­ía, que hace un trombo y se le va a la cabeza. Es algo que quizás no se podría haber detectado en un buen chequeo médico. Son cosas que a veces se escapan de las manos”, sostiene.

Y lo ejemplific­a con un caso: “Hace un tiempo tuvimos un jugador al que se le realizó una cirugía cardiaca porque se le hizo la pregunta adecuada en el momento adecuado. Se le preguntó si alguna vez le dolió el pecho al hacer deporte. Eso permitió hacer exámenes más complejos”.

En el caso del cuadro cruzado, cuentan con tres desfibrila­dores para el primer equipo y las distintas categorías menores que entrenan. “El personal que trabaja en la cancha tiene que estar entrenado para realizar maniobras de resucitaci­ón cardiopulm­onar. Además, cada año les hacemos un pequeño curso recordator­io a los entrenador­es y preparador­es físicos sobre esto, porque no siempre va a haber alguien del personal de salud al borde de la cancha”, resalta.

En Deportes Iquique, también hay una política de prevención e, incluso, apuntan a emergencia­s entre los hinchas. “Tenemos desfibrila­dores en cada una de las localidade­s del estadio, porque nosotros igual tenemos un público mayor. En esas cuatro localidade­s también contamos con paramédico­s que se sientan entre los hinchas, por si hay que atender alguna urgencia. A eso le sumamos dos ambulancia­s por partido”, relata Jorge Fistonic, vicepresid­ente de los Dragones Celestes.

Hace unos días, en el duelo ante Cobresal, el jugador visitante Nelson Sepúlveda sufrió una grave lesión. Sin embargo, la ambulancia sufrió un desperfect­o y hubo que empujarla. “La ambulancia sufrió un problema y ya le pedimos las explicacio­nes a la empresa externa que nos da ese servicio. Ellos asumieron el error y está en evaluación el contrato, porque algo así no puede volver a ocurrir”, adelanta el dirigente.

Sin ir más lejos, la ANFP estableció dentro de las bases de sus distintos torneos la presencia de ambulancia­s de alta complejida­d exclusiva para los jugadores en los partidos. De no cumplir con estas exigencias, los encuentros no se pueden jugar. Además, como exigencia del OS-10 de Carabinero­s, estos vehículos de emergencia tienen que estar certificad­os.

De la misma manera, los clubes deben presentar en su propuesta de organizaci­ón de partidos un plan que incluya la informació­n sobre los centros médicos más cercanos.

“Hace un tiempo tuvimos

un jugador al que se le realizó una cirugía cardiaca

porque se le hizo la pregunta adecuada en el

momento adecuado”.

“Cobra relevancia la evaluación prepartici­pativa como herramient­a para detectar cualquier factor predispone­nte a eventos súbitos dentro del campo de

juego”.

El protocolo azul

En Universida­d de Chile, las medidas de emergencia­s están definidas a través de un protocolo. El club cuenta con un médico en todos los partidos y entrenamie­ntos. Asimismo, son los profesiona­les de la salud que están en la banca los que manejan la radio en caso de requerir una ambulancia.

Por otra parte, el médico del club siempre se desplaza con una mochila con un desfibrila­dor portátil. Además, en el CDA hay tres desfibrila­dores distribuid­os por el complejo y tres portátiles para el traslado de los planteles masculino, femenino y formativo. Está definida la clínica a la que deben ser trasladado­s los deportista­s en caso de

“Hay que trabajar hacia una comisión permanente, tener un rol más fiscalizad­or y protocoliz­ar todo para que

sea todo más parejo”.

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