Senador Saavedra (PS) por crisis de Huachipato: “Hago un llamado al gobierno de Boric, mi gobierno, a que intervenga”
El legislador propone que el Estado recupere el control en la producción del acero creando una nueva entidad, en la que el Estado posea el 50% más uno de las acciones de la siderúrgica.
La decisión de la siderúrgica Huachipato de cerrar indefinidamente sus operaciones sigue generando preocupación y son varias las autoridades que han lanzado fórmulas para superar la crisis. Uno ellos es el senador por la Región del Biobío, Gastón Saavedra, quien exigió la acción inmediata del gobierno para salvar la empresa y propone la creación de una nueva entidad en la que el Estado posea al menos el 51% de las acciones de la empresa.
En conversación con el exacalde de Talcahuano entregó sus argumentos para recuperar el control estatal en la producción de acero.
¿Cuál es su propuesta para salvar Huachipato?
Son dos líneas de trabajo que tenemos que desarrollar. Una, yo espero que la empresa vuelva a defender la solicitud de reconsideración de la Comisión Antidistorsión de Precios de la tasa de las barras de acero para bolas de molienda de cobre, que debería llegar al 25%. Una segunda consideración, tiene que ver con una estrategia gubernamental que tenemos que llevar a cabo en representación del Estado chileno. Llegó el tiempo de actuación y participación del Estado, porque la siderúrgica evidentemente forma parte de un proceso productivo. Acá se produce acero y un país que no tiene acero propio les da inestabilidad a otros procesos productivos que a veces no se ven tan cercanos.
¿Como cuáles?
Como, por ejemplo, para moler el cobre, porque el acero se está ocupando para hacer bolas, para moler cobre en el norte. Entonces, si usted deja a expensas de los mercados externos el precio de estas bolas y suben, el proceso de extracción de cobre también va a costar más y, por lo tanto, se le infringen mayores costos y disminuyen los ingresos para los chilenos respecto a la libra de cobre.
En la práctica, ¿a qué se refiere con que el Estado participe?
Se lo voy a explicar con un ejemplo, ¿qué hizo Merkel por Lufthansa? Le puso plata y la salvó -que después tuvo que devolver, es otra cosa-, pero en ese minuto lo que hizo fue ponerle oxígeno y la salvó financieramente. Entonces, los Estados tienen que actuar en términos excepcionales, en situaciones como esta. Este es el minuto del Estado acá en Talcahuano,
aquí tiene que actuar. No hay que olvidar que esta empresa nació con recursos Corfo, hubo un aporte pequeño de privados y después, en el gobierno de la dictadura militar, esto fue privatizado. No es salvar a los dueños de la empresa, sino que salvar un proceso productivo que genera empresa, que genera riqueza social.
¿Usted plantea que el Estado adquiera un porcentaje de la empresa?
Sí, el 51%. Tal cual lo acabamos de hacer en el litio, con una empresa que está desprestigiada por los chilenos como es Soquimich.
Pero, ¿de dónde el Estado saca los recursos?
Bueno, siempre los hay. Recursos los puede haber, cuando uno los pide por Chile, no se sonroja. Puede haber créditos, puede haber múltiples soluciones.
¿Y por qué eventualmente el Estado tendría que salvar una empresa que no puede sostenerse sola?
Usted cómo puede explicar lo siguiente: que al día siguiente de anunciado el cierre -o la suspensión definitiva, como dijeron ellos- sus acciones subieron un 6,6% en la bolsa de Santiago. ¿Será tan malo el negocio? El acero usted lo va a seguir ocupando siempre. Usted siempre va a hacer puentes, edificios, caminos, un barco. Para eso se necesita acero.
¿Por qué no se puede buscar inversión en otras actividades económicas para la gente de la zona?
Hoy día tenemos una tasa del 8,8% de desempleo en la zona y un 30% de mano de obra informal, entonces no hay dónde. Eso es lo que nos pasa. Le entrego otro dato, aún estamos buscando pensiones de gracia para los mineros que perdieron sus empleos porque cerramos la carbonera, hace ya bastante tiempo. ¿Se da cuenta? En el verano cerramos Fanaloza, averigüe si hay alguno trabajando en otra parte.
¿Su llamado es al Presidente Gabriel Boric para que tome las riendas de esta crisis?
Así es. Reitero, es el tiempo de la acción pública, es el tiempo del Estado, para poder provocar una reversión de la situación que estamos viviendo.
El ministro de Hacienda dijo que lo que puede hacer el Estado es hacer que se cumpla las reglas del antidumping…
Hago un llamado a la empresa y a los encargados de administrar el Estado, al gobierno de Boric, es decir a mi gobierno, para que intervenga y se abra la posibilidad cierta de construir una empresa público-privada con capitales frescos. Un Estado que se preocupe de seguir produciendo acero pero, al mismo tiempo, darnos paso direccionado a producir acero verde y, por lo tanto, instalarse en los nichos distintos de la competencia por producir acero de calidad y con ello dar estabilidad financiera, económica, pero también social, que requiere la acerera. Es el tiempo que hay, a veces toca situaciones complicadas cuando uno está en el Estado, este es uno de los momentos difíciles, pero también se demuestra de qué estamos hechos todos los que estamos en el Estado.
¿Usted esperaría que el Presidente fuera más tajante con respecto a la situación?
Yo espero eso, que efectivamente haya una preocupación abierta y precisa sobre este tema. Pero él nos dijo en una reunión de bancada de los socialistas, que no iba a dejar solo a Huachipato. Bueno, eso esperamos.
¿Usted ha hablado con parlamentarios de la zona, de otros sectores, respecto de su idea?
Yo hablé con la presidenta de mi partido, Paulina Vodanovic, ella lo sabe. Y con otros parlamentarios y de otros partidos también.
¿Usted cree que los plazos que existen son preocupantes?
Los tiempos son muy preocupantes, imagínese una persona que gana lo que gana un trabajador de Huachipato. Imagínese la gente que está pagando su casa. Porque hay dos realidades, los que son de las pequeñas y las medianas empresas, ¿tú crees que ellos están tranquilos? Entonces, es una situación muy compleja, muy difícil, yo llamo a que empaticemos con ellos, con los que viven del trabajo. Yo prefiero hacer un gran esfuerzo del Estado para generar trabajo y no quedarme en la indiferencia, en el ‘que pase lo que pase’ y ‘después veremos o buscaremos’. ●
Ycayó el oficialismo en el Senado. El festival de las culpas que se desató posteriormente buscó apuntar con el dedo a ministros de La Moneda, o al PPD por una inexcusable demora en apoyar al senador Pedro Araya, quien debió ser siempre el candidato lógico al cargo, pues era el que tenía las condiciones para los tiempos que vienen. También se desataron los vientos contra Ximena Rincón, por votar muy lejos del gobierno, pese a que lleva un tiempo navegando en otras aguas. Pero el problema de fondo no es ninguno de los anteriores, sino la constatación física de un hecho que todos se negaban a reconocer: el gobierno no tiene, en su diseño actual, capacidad alguna de construir una mayoría política. Por tanto, las reformas que vienen tienen vida solamente si son derivadas de profundos acuerdos con la oposición, que no tiene ningún incentivo para ello, salvo en los temas de seguridad ciudadana.
Cabe detenerse un momento en el rol de la senadora Rincón y su partido Demócratas, que ha sido el más exitoso de la serie de partidos que han surgido de la política fragmentada que vivimos. Pese a su base electoral endeble, logró ser la figura del fin del acuerdo en el Senado, instalar a Matías Walker en la mesa del Senado, y está ad portas que su discípula Joanna Pérez encabece la Cámara de Diputados. El éxito político es indudable, y más aún en comparación con el mediático Amarillos que, salvo los memes asociados a las cartas de Cristián Warnken, va camino al olvido.
La oposición tiene al fin una figura conversa influyente, que siempre fue el sueño de Sebastián Piñera. Los exizquierdistas Rojas y Ampuero tuvieron amplias dotes literarias, pero nunca el peso político de la senadora Rincón. Tener a una exministra de Bachelet, excandidata presidencial, es la mejor muestra que finalmente Chile Vamos es quien tiene la llave para construir una mayoría política y, si no se juega hábilmente, puede dejar cojo de las dos patas a la actual administración antes de tiempo.
La pregunta es qué hará el gobierno en los dos años que restan y, además, dónde empieza el ciclo electoral. Una primera línea es optar por el discurso de los principios e insistir con las reformas a sabiendas que la derecha la rechazará y supuestamente cobrar dicha negativa en las urnas electorales. Una segunda es salvar los muebles, y tratar de mejorar la gestión de gobierno, en especial en temas que son de primera prioridad para las personas. La existencia de un mítico 30% de apoyo a prueba de todo, que varios suponen que es una base de izquierda, tienta a algunos a mantener el discurso ideológico a costa de la aprobación en temas fundamentales como lo es la reforma de pensiones.
Paralelo a este asunto, Chile vive una profunda debilidad de su sistema político. Si bien suele decirse que no es de los temas prioritarios para las personas, provoca un estancamiento que impide tener los incentivos correctos para legislar y lograr acuerdos en los asuntos que sí importan a la ciudadanía. Una manera de salir jugando de las minorías que tiene el actual gobierno es tomar en serio la propuesta de los expertos e impulsar un acuerdo único para una reforma que fortalezca el Congreso, disminuya la existencia de partidos proyectos personales, y atenúe las dificultades del sistema presidencialista. Ese puede ser un tema que termine restableciendo la calidad de los asuntos públicos en Chile, y sin duda, un buen legado para el actual gobierno al construir una mayoría para un cambio positivo.