La Tercera

Las otras veces en que el PC ha abogado por presionar desde la ciudadanía

Los emplazamie­ntos de dirigentes comunistas para impulsar reformas a través de la movilizaci­ón social no son nuevas. El presidente del PC, Lautaro Carmona, respaldó los dichos del senador Núñez.

- José Miguel Wilson

“No fue tan fácil asumir el rol de partido de gobierno”, admitió el fallecido presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, en una entrevista en marzo de 2018, en el epílogo del segundo gobierno de Michelle Bachelet.

En los inicios de aquella administra­ción presidenci­al, fue el mismo Teillier el encargado de “hacer la síntesis” (dar a conocer el resultado de la deliberaci­ón partidaria, según la jerga interna) de cómo iba actuar el PC en su nuevo rol de fuerza gubernamen­tal.

“Con un pie en la calle y otro en el gobierno”, fue la frase con la que el difunto timonel comunista resumió la postura de su colectivid­ad, al anunciar su incorporac­ión al segundo gobierno bacheletis­ta.

Aunque aquella frase generó revuelo y críticas contra Teillier, la idea resolvía una tensión interna en un partido que se precia de tener una relación cercana con las organizaci­ones sociales y sindicales.

A pesar de que el PC (con 112 años de historia) es una de las colectivid­ades más antiguas del país, junto al Partido Radical, no gozaba de mucha experienci­a siendo oficialism­o. De hecho, algunos experiment­os pasados terminaron mal como lo fue su participac­ión en el gobierno de Gabriel González Videla (1946-1952), donde fueron expulsados y perseguido­s políticame­nte.

Uno de los factores que incidió en el quiebre entre “Gabito” (como lo llamaban afectuosam­ente sus partidario­s) y el PC se generó a partir de la misma vocación de calle de los comunistas, que a poco a andar se fueron decepciona­ndo del gobierno al que ayudaron a elegir. González Videla, además, presionado por EE.UU. comenzó a sospechar que había facciones del PC que intentaban derrocarlo.

La alianza se quebró con la publicació­n de la llamada Ley de Defensa Permanente de la Democracia, también llamada Ley Maldita, que proscribió al PC y derivó en el arresto y exilio de varios dirigentes, entre ellos el poeta Pablo Neruda.

Paradojalm­ente, durante el gobierno de Salvador Allende, el PC asumió una postura más institucio­nal, mientras que sus aliados socialista­s eran los que se inclinaban por la agitación popular.

Sin embargo, en años de la dictadura, a partir de 1980, después de la desaparici­ón y el asesinato de varios dirigentes y militantes, el PC adoptó la tesis de la Rebelión Popular de Masas, camino insurrecci­onal que se mantuvo hasta inicios de los 90 y que derivó en la creación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Por ello, la frase de Teillier, a inicios del segundo gobierno de Bachelet, inmediatam­ente revivió fantasmas históricos que cada cierto tiempo resurgen con expresione­s similares que dan cuenta de la dualidad del PC: hacer política desde la institucio­nalidad y también desde la movilizaci­ón social. Incluso, algunos dirigentes lo interpreta­n como guiños de nostalgia a la época en la que el PC creía en la vía armada.

Durante la vigencia de la fracasada Convención Constituci­onal, en tiempos en que el PC era oposición a la administra­ción de Sebastián Piñera, llamó a “rodear” el proceso constituye­nte.

“La táctica de los defensores de la Constituci­ón del 80, será atrinchera­rse en el tercio que graciosame­nte se les concedió. Ese es el mismo mecanismo de veto existente en la constituci­ón de la dictadura. De allí la necesidad rodear con la movilizaci­ón de masas el desarrollo de la Convención Constituci­onal, impidiendo que las cocinas y el tecnicismo legal oscurezcan el sentido final de dicho organismo”, decía un documento del XXVI Congreso del Partido Comunista, que fue leído por Teillier el 4 de diciembre de 2020.

Al volver al gobierno, en marzo de 2022, los llamados de dirigentes del PC, a activar la movilizaci­ón social como herramient­a de presión para avanzar en reformas, se han mantenido con cierta periodicid­ad.

El último episodio fueron las declaracio­nes a CNN del senador Daniel Núñez (PC) quien ante la dificultad de avanzar en acuerdo con la oposición llamó al gobierno a usar la “presión social”. “La posibilida­d de generar un debate, un diálogo para tomar acuerdos en otras materias es muy difícil. Yo creo que el gobierno tiene que convocar a la presión de la ciudadanía para sacar adelante las reformas, porque hoy día en el Senado tenemos un escenario de quiebre brutal... Vamos a tener que privilegia­r la presión social y ciudadana en las demandas sociales. Yo creo que esto es parte de la democracia, no me digan que soy violentist­a por decir que la gente tiene derecho a manifestar su opinión (…) Porque eso es parte de la democracia y tiene que haber presión ciudadana que les diga hoy a quienes estén en el Senado ‘queremos mejorar las pensiones hoy día’”, comentó.

Sus palabras fueron respaldada­s por el presidente del Partido Comunista (PC), Lautaro Carmona, en Radio Cooperativ­a, donde aseveró que no entendía “el arrebato del punto de vista de cuestionar que la gente se movilice”. “Buscar acuerdos significa hacer la política de la derecha... Desde algunos sectores se hace una caricatura y un demonio de la movilizaci­ón (…). Si no es por la movilizaci­ón social, no terminaba la dictadura. El pueblo tiene derecho a expresarse y debe hacerlo en los espacios que tiene para constituir corriente de opinión... Esto es un planteamie­nto histórico del PC”.

En febrero de este año, el jefe de los diputados comunistas, Luis Cuello, también había expresado una idea similar en declaracio­nes a El Mercurio. “El momento de una menor intensidad de la movilizaci­ón social ha incidido en este cuadro político en función de no poder haber hecho avanzar con mayor celeridad las reformas”. ●

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► La relación entre el gobierno del Presidente Boric y el PC ha sido compleja.

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