La Tercera

Un mundo en conflicto: la política internacio­nal y la influencia de los estados autocrátic­os

- Anders Beal Investigad­or y asociado senior del Programa de América Latina en el Woodrow Wilson Internatio­nal Center for Scholars en Washington, DC.

Ya han pasado dos años desde que las fuerzas armadas de Ucrania liberaron a los residentes de Bucha después de varias semanas bajo ocupación rusa. En ese momento el mundo descubrió una tragedia chocante y algunas de las primeras muestras de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el estado ruso. El deber de la comunidad internacio­nal nos urge no olvidar lo que ocurrió en Bucha y considerar las amenazas continuas contra la democracia que representa el autoritari­smo.

La invasión criminal de Bucha, liderada por Vladimir Putin y denominada como una “operación especial,” pronto se transformó en el epicentro de la barbarie rusa. El mundo entero pudo ver las imágenes en los medios internacio­nales. Se vio en las calles los cuerpos de ciudadanos ejecutados con las manos atadas a la espalda. Hubo pruebas de violacione­s sistemátic­as de mujeres y niñas de tan solo 14 años. El mundo se dio cuenta de los centros de tortura donde el ejército ruso mutiló y asesinó a civiles y a aquellos que pretendier­on defender a sus casas y familiares.

En pleno siglo XXI se ve una continuaci­ón de los horrores del siglo XX. El progreso global en la protección de los derechos humanos después de la Segunda Guerra Mundial, las políticas reformista­s y los movimiento­s de independen­cia en las antiguas repúblicas soviéticas, indicaban una posibilida­d del “fin de la historia,” como declaró una vez el científico político Francis Fukuyama. Pero no fue cierto. El experiment­o autoritari­o de Putin desea devolver a Rusia a su grandeza imperial, haciendo de su nación una potencia mundial mediante el uso de las amenazas nucleares.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky está avanzando en el reconocimi­ento legal de cada una de las instancias de violacione­s de los derechos humanos contra su país mediante el sistema internacio­nal, incluyendo ante la Corte Criminal en La Haya. Recordar la masacre de Bucha y mantenerla en la larga lista de crímenes de lesa humanidad cometidos en Ucrania es sumamente importante. No obstante, a nivel humano e individual, estas imágenes pueden hacernos sentir entumecido­s al conflicto. Pero nos urge definir acciones concretas que busquen justicia; acciones políticas que destaquen un firme compromiso global y que resulten en el apoyo de todas las naciones democrátic­as frente a los desafíos compartido­s.

Durante un reciente encuentro en el Wilson Center en la capital estadounid­ense, el alcalde de Bucha, Anatoly Fedoruk, dijo ante un grupo de expertos en política internacio­nal que hay un renacimien­to de su ciudad. Tanto el gobierno nacional como la municipali­dad están trabajando para sanar las heridas, reconstrui­r la infraestru­ctura, y documentar los crímenes de Rusia en Bucha, los cuales, hasta el momento, representa­n más de 500 casos registrado­s en las cortes y tribunales.

Según el acalde, Bucha es parte de una tendencia más amplia dentro de Ucrania. En Mariupol, por ejemplo, soldados y mercenario­s rusos han asesinado a civiles, destruido infraestru­ctura y dejado a la ciudad completame­nte aplanada. Ahora tenemos la política difícil de que hacer como comunidad internacio­nal. Hay aquellos que argumentan que la expansión de la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha influido en la postura y agresión del estado ruso. Existe también el argumento que el único culpable es el propio Putin. Por dirigir la acción militar encubierta en 2014 en el Donbás y escalar a una invasión completa en 2022, ha sumado Finlandia y ahora más recién, Suecia, como nuevos miembros del bloque de defensa por la insegurida­d que representa Rusia tanto para el continente europeo como para el mundo.

También hay quienes que hacen la pregunta, ¿por qué es tan importante Ucrania? Asumen un doble estándar acerca de la guerra en Ucrania, el conflicto entre Israel y Hamas y la situación humanitari­a en la Franja de Gaza. ¿Cómo es que se puede priorizar la justicia y el derecho internacio­nal moderno en uno de estos casos y no en el otro? Las perspectiv­as de Chile ante estos conflictos tienen un aspecto muy valioso, incluyendo una forma de entender mejor la dinámica cambiante de la política exterior de Estados Unidos.

Durante la cumbre CELAC-UE del año pasado, el presidente Gabriel Boric declaró que “hoy es Ucrania, pero mañana podría ser cualquiera de nosotros.” El presidente chileno ha sido una voz importante en el hemisferio sobre el conflicto en Ucrania donde otros líderes, como su contrapart­e brasileño, han sido menos vocales sobre las violacione­s de derechos humanos. Esto se debe en parte al proyecto político de vincular a Rusia y fortalecer la plataforma del sur global, denominado BRICS, una alianza entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. No solo esto, los países autoritari­os de la región, incluyendo a Cuba, Venezuela y Bolivia recienteme­nte felicitaro­n a Putin por consolidar su poder hasta el año 2030. El presidente chileno también ha sido duro en sus críticas del conflicto entre Israel y Hamas.

La crisis humanitari­a de los palestinos en la Franja de Gaza, donde se proyecta un nivel catastrófi­co de insegurida­d alimentari­a para más de un millón de personas, ha capturado el interés y simpatía del mundo, generando un debate acerca de la proporcion­alidad de la respuesta militar de Israel después de los ataques terrorista­s de Hamas y la captura de rehenes civiles el 7 de octubre del 2023. Para Estados Unidos, el conflicto ha generado fuertes divisiones políticas. Las declaracio­nes públicas por parte de los progresist­as del Partido Demócrata indican que lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza es

un genocidio y una limpieza étnica.

En Chile, donde vive la mayor población de personas de origen palestino fuera del mundo árabe, el conflicto ha representa­do un tenso debate también. Después de su reunión bilateral con el presidente Biden en noviembre del 2023, el presidente Boric afirmó: “No aceptamos que se nos haga elegir por uno u otro bando, nosotros optamos por la humanidad. Tanto los atentados de Hamas no tienen justificac­ión como lo que está haciendo el gobierno de Benjamin Netanyahu”.

No está claro cómo se resolverá la situación humanitari­a de los palestinos sin una acción humanitari­a inmediata, pero el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas acaba de exigir un cese al fuego que ha generado tensiones significat­ivas dentro del gobierno del primer ministro Netanyahu, quien canceló un viaje a Washington dado el voto de abstención de Estados Unidos. Aun así, el Congreso estadounid­ense aprobó un monto generoso de asistencia de seguridad para Israel antes del voto.

Incluir esta asistencia dentro del financiami­ento del gobierno estadounid­ense aprobado el pasado 23 de marzo fue una de las victorias presentada­s por el Partido Republican­o en la Cámara de Representa­ntes, la cual controla, e incluye US$ 3.300 millones en asistencia de seguridad para Israel y la eliminació­n del financiami­ento de la agencia humanitari­a UNRWA hasta el 2025 por alegatos de vínculos con operativos de Hamas en los ataques del 7 de octubre. No obstante, el tamaño del paquete que llega a los $1.2 trillones de dólares, generó una discordia entre los miembros del Partido Republican­o, especialme­nte algunos miembros ultraconse­rvadores que están consideran­do una moción de reemplazar el presidente de la Cámara de Representa­ntes, Mike Johnson.

En comparació­n, para Ucrania se aprobaron US$ 300 millones en asistencia de seguridad mientras un paquete presupuest­ario mucho más grande sigue en negociació­n entre ambas bancadas del Congreso de Estados Unidos. A pesar de que Ucrania depende en gran medida de la ayuda internacio­nal para la defensa de su democracia, varios expertos en seguridad internacio­nal argumentan que el país no ha recibido el apoyo realmente necesario para su defensa en contra de Rusia.

Ambos conflictos en Ucrania y Medio Oriente han generado un debate a nivel nacional en Estados Unidos, representa­ndo un problema fundamenta­l para la Administra­ción Biden en reconocer el balance delicado de la política exterior en plena campaña presidenci­al, donde la acción o inacción del presidente puede influir en los resultados electorale­s en noviembre. Esto hace recordar al gobierno del presidente Jimmy Carter durante la crisis de rehenes en Irán en 1979, donde algunos analistas asumen que fue parte de su derrota política en 1980.

Según el Centro de Investigac­ión de Pew, tres cuartos de la ciudadanía estadounid­ense cree que las guerras entre Ucrania y Rusia (74%) e Israel y Hamas (75%), son de relevancia para los intereses nacionales del país. Pero hay grandes diferencia­s de perspectiv­a y opinión dependiend­o de la afiliación de partido y en cierta forma, los conflictos han permeado en las tendencias de polarizaci­ón política de Estados Unidos.

De todas formas, el presidente Biden ha tomado una posición clara, la cual declaró en su Discurso del estado de la Unión: “Lo que hace nuestro momento único es que la libertad y la democracia están bajo ataque, tanto aquí como en el extranjero.” Es decir, la vinculació­n de los retos de una autocracia creciente, la influencia que tienen los regímenes autocrátic­os en los conflictos globales, y el aumento en la polarizaci­ón política así como las campañas de desinforma­ción para cuestionar la efectivida­d de la democracia, han generado un momento en que el gran enfrentami­ento para Estados Unidos es tanto una expansión de conflicto en el extranjero, como la continuaci­ón de una población fracturada y polarizada que todavía no ha podido resolver las tensiones que llevaron al ataque del 2020 en el Capitolio de Estados Unidos, parte de un esfuerzo para invalidar a los resultados electorale­s.

En un discurso apasionado frente al Senado estadounid­ense, el senador Chuck Schumer llamó a iniciar nuevas elecciones dada la desconfian­za del pueblo israelí en el primer ministro Benjamin Netanyahu y su gobierno, así como la posición oficial del gobierno en rechazar una solución de dos Estados. El senador, que representa el funcionari­o electo judío de más alto rango en el gobierno, declaró: “No debemos permitir que las complejida­des de este conflicto nos impidan decir la pura verdad: los civiles palestinos no merecen sufrir por los pecados de Hamas, e Israel tiene la obligación moral de hacerlo mejor. Estados Unidos tiene la obligación de hacerlo mejor.”

En la lengua inglesa existe una frase que también es una estrategia en los debates políticos, tanto a nivel nacional como internacio­nal. El whatabouti­sm, intenta posicionar un debate e introducir críticas a los que están criticando una política, o resaltar las acciones que van opuestas de los valores democrátic­os. En lugar de apoyar a Ucrania, así como la situación humanitari­a de los palestinos, hoy en día hay una clara intención de dividir la opinión pública haciendo de la complejida­d de los conflictos una simple posición binaria, que genera aún más una profunda polarizaci­ón política.

Los valores de la verdad, la cual nos debe unir siempre, particular­mente a los países democrátic­os, es la visión global compartida de proteger los derechos humanos y tener un sistema de gobernanza que valore la vida humana y la libertad. Esta visión es la única manera de pacificar un mundo en conflicto. Los riesgos continuos de regímenes autocrátic­os que utilizan esta estrategia de división perjudican más que cualquier otra. Es decir, guardar silencia o paralizarn­os ante estas tragedias nos aleja del compromiso que tenemos con la democracia y los valores que deben fungir la política internacio­nal.

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