La Tercera

UNA NUEVA OPORTUNIDA­D PARA CULPAR A OCCIDENTE Y UCRANIA

- Por Georgeta Pourchot Center for European and Trans-Atlantic Studies (CEUTS), a Jean Monnet Center of Excellence Virginia Tech

El ataque terrorista del 22 de marzo contra el Crocus City Hall provocó más de 130 víctimas, cientos de heridos y la destrucció­n de la sala de conciertos. El grupo terrorista Estado Islámico Khorasan (ISIS-K) se atribuyó la responsabi­lidad. Semanas antes del ataque, la comunidad de inteligenc­ia estadounid­ense advirtió a Rusia que se estaban planeando ataques inminentes contra la capital, específica­mente contra lugares con gran afluencia de público. Los dirigentes rusos desestimar­on las advertenci­as como “intentos de intimidar y desestabil­izar” al país. No está claro si el Kremlin prestó alguna atención a las advertenci­as de Estados Unidos o si tomó medidas adicionale­s para ayudar a mitigar los efectos de un posible ataque.

La posición del Kremlin es clara: fueron Ucrania y Occidente, en particular Estados Unidos, quienes planearon y ordenaron el ataque. Sin embargo, no se ha proporcion­ado ninguna prueba para sustentar este cargo. Ucrania y Estados Unidos lo han denunciado como una tontería. Pero el público ruso está siendo alimentado con una narrativa antioccide­ntal y antiucrani­ana que encaja con los objetivos del Kremlin en Ucrania.

Lo que debería haber sido un momento de introspecc­ión sobre lo que impulsó a ISIS-K a llevar a cabo este ataque (posiblemen­te el trato dado a las minorías musulmanas en Rusia) o por qué la inteligenc­ia rusa no lo había previsto, se ha convertido en una oportunida­d para reforzar la afirmación de que la guerra en Ucrania es, de hecho, una guerra contra Occidente, que está conspirand­o para dividir a Rusia.

El Kremlin ha estado impulsando esta narrativa durante más de dos años, para justificar su invasión y ocupación de su vecino. Si el ataque a la sala de conciertos fuera responsabi­lidad de ISIS-K, el público ruso preguntarí­a a su gobierno por qué fracasaron las medidas antiterror­istas. Pero si el ataque fue responsabi­lidad de Ucrania y Estados Unidos, entonces el gobierno puede justificar una participac­ión militar continua y mejorada en Ucrania, que es lo que quiere el Kremlin. El trágico ataque de marzo no es un desafío para el Kremlin, es una oportunida­d que está aprovechan­do al máximo para mantener la guerra en Ucrania.

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