1 Guiones repetidos

De pronto, se nos apareció The Wire, la serie sobre el Baltimore de los 2000, elegida la mejor de todos los tiempos -que no es poco decir a estas alturas. Y no porque el colapso del puente Francis Scott Key llevó a muchos a recordar las escenas que lo inmortalizaron en la segunda temporada, sino porque el drama parece resonar como nunca en los tiempos actuales, al menos por estas tierras. Como si hubiera adelantado lo que venía, retrató como pocos la delincuencia, la corrupción y la compleja relación entre la política y la policía. Lo bueno en su caso -el de Baltimore- es que la serie acabó. Por acá, en cambio, esto parece que recién está comenzando.

Que la realidad se ha vuelto una serie de Netflix parece ya un lugar común. Ahí están las imágenes del carguero derribando el puente de Baltimore y los terroristas en el Crocus City Hall de Moscú. Y, por acá, el “caso audios”, Muñoz o Hermosilla -como quiera llamarloque ya tiene al exdirector de la PDI en prisión preventiva. El celular de Luis Hermosilla puede ser la solución para más de un guionista falto de ideas. Pero más allá de ello, el tema ha sumido al gobierno en “una de las más graves crisis institucionales desde el retorno de la democracia”, según Ascanio Cavallo. Y no por sus vínculos con el caso -que aún están por verse-, sino por sus efectos. “El descabezamiento de las dos policías nacionales en momentos en que el crimen organizado ha entrado con fuerza en el territorio de Chile”, apunta Cavallo, no es una buena noticia. Y “si bien”, agrega, “la crisis es solo parcialmente atribuible al mismo gobierno”, la responsabilidad de salir de ella “le concierne en forma exclusiva”. Y hasta ahora, no hay luz al final del túnel. Al contrario, dice, en el caso del general director de Carabineros, el gobierno ha seguido “una estrategia sinuosa”, muy distinta a la conducción frontal de hace 30 años con el general Stange. Es verdad, son casos distintos, pero “si hay algo que desestabiliza a las policías”, apunta, “es (…) un mando incierto”.

Y si de crisis se trata, para Daniel Matamala lo que hay detrás del vínculo Hermosilla-Muñoz suma otro elemento que va más allá del sólo efecto en las policías en medio de la seguridad, el de sus repercusiones en el sistema político. “Un elefante en la habitación”, apunta, que algunos insisten en negar. “Las maniobras politiqueras para desviar la atención”, asegura, “ya no sorprenden” y “el caso Hermosilla, cuyas esquirlas también podrían alcanzar a todos los sectores, será el SQM de Valencia”, como el primero lo fue para el fiscal Abbott. Sea así o no, para Óscar Contardo, el hecho es que el caso disolvió definitivamente