“Somos el patio trasero del Estado”
RRodrigo Muñoz, dirigente de la Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios (Anfup), recuerda con horror el relato de sus compañeros en una de las jornadas más violentas que ha sufrido el penal Colina 1. En mayo de 2020, cinco gendarmes allanaban las dependencias del cuarto piso de la Torre 4A cuando el operativo se salió de control: más de 250 reos de la torre —contenidos en el patio— se sublevaron. En medio de gritos y amenazas, cerca de 100 internos subieron a la torre y acorralaron a los funcionarios. La desventaja era evidente, atraparlos y tomarlos como rehenes no parecía muy difícil.
Al igual que el resto de la ayuda, ese día Muñoz -que se desempeña en Colina 2- llegó tarde. Nadie acudió al rescate de los gendarmes atrapados en la torre en los cerca de 30 minutos que duró el incidente. Ellos mismos, con los estoques que acababan de requisar, se defendieron del ataque de los internos hasta que lograron escapar.
“La última toma de rehenes que habíamos visto en el sistema penitenciario chileno había sido la más conocida aquí en Colina 1 hace más de 20 años. En vez de avanzar, retrocedimos. El índice de criminalidad en las unidades penales ha crecido totalmente”, comenta el gendarme sobre el episodio de 2020, que luego escaló a otras torres y se convirtió en un intento de motín generalizado que dejó al menos cuatro funcionarios heridos.
A casi cuatros años de ese suceso, el miedo de Muñoz y sus compañeros es que algo así se repita y con un desenlace peor. Según datos de Gendarmería, si para ese momento el país contaba con 38.297 personas encarceladas, en marzo de 2024 la cifra aumentó a 54.544 internos. Asimismo, el director subrogante de Gendarmería, Víctor Provoste, reveló en enero de este año que existen cerca de 1.600 bandas criminales dentro de las cárceles, y de estas, al menos 600 estarían activas cometiendo delitos.