La Tercera

“No hay vuelta atrás, no vamos a aceptar un veto para presidir la Cámara”

- Por José Miguel Wilson

A su juicio, “el gobierno tiene conciencia de que nuestra bancada ha sido postergada injustamen­te”. Además, defiende el derecho de los dirigentes comunistas a opinar, aun cuando esas declaracio­nes sean usadas para cuestionar la llegada del PC a la mesa de la corporació­n.

A pesar de que el proceso de renovación de autoridade­s de la Cámara se ha vuelto complicado para el oficialism­o, el jefe de bancada de los diputados comunistas, Luis Cuello, no pierde el optimismo de que un militante del PC llegará por primera vez, en 112 años de historia partidaria, a presidir una de las ramas del Congreso. “Tengo la expectativ­a de que las dudas que plantean algunos colegas se vayan disipando”, dice el legislador, que personalme­nte ha tomado contacto con algunos diputados que aún tienen dudas de cómo votarán el próximo 15 abril.

La derecha ya ha levantado la postulació­n a la presidenci­a de la diputada Joanna Pérez, de Demócratas. ¿Ustedes ya dan por desechado el apoyo de Demócratas a la carta del PC?

Como oficialism­o, tuvimos una conversaci­ón el año pasado con fuerzas fuera de la coalición, fuerzas de centro, y logramos una reconfigur­ación del pacto administra­tivo. En esa reconfigur­ación participó Demócratas. Ellos expresaron su voluntad de apoyarnos para asumir la presidenci­a. No hemos sido notificado­s de que el Partido Demócratas no vaya a cumplir con su palabra.

¿Por qué tanto hermetismo en ustedes de quién va a ser su candidato o candidata? ¿Temen un desgaste como el que sufrió la diputada Karol Cariola en 2022?

No es lo más relevante cuál va a ser nuestra propuesta de candidato o candidata. Lo importante es que la bancada encabece esa responsabi­lidad, tomando en cuenta que fuimos objeto de un veto político al partido, que ciertament­e no se puede repetir.

¿Puede ser usted o la diputada Cariola?

Como digo, no hemos hecho la discusión de los nombres y, por lo tanto, no puedo adelantar nada.

Algunos creen que debiera haber pragmatism­o. ¿No sería mejor para ustedes evitar el riesgo de una derrota y optar por otra carta al oficialism­o? ¿Es plausible esa alternativ­a?

No entiendo esos planteamie­ntos. Es un dilema artificial, falso. Como referencia, en el Senado, la oposición se hizo del control de la mesa. Y lo que está buscando la derecha, en la Cámara, es justamente lo mismo: desplazar al oficialism­o. Entonces, el debate no está centrado en que sea o no nuestra bancada, sino en qué coalición conducirá la mesa.

En dos ocasiones anteriores han depuesto la aspiración de la bancada, por lo tanto, podría ocurrir una tercera. ¿O esta postulació­n es irreversib­le, sin marcha atrás?

Ya sufrimos la postergaci­ón. El año pasado también hubo una discusión respecto de a quién le correspond­ía. Nosotros acordamos con la DC que ellos encabezaro­n la mesa, pero establecie­ndo ciertas condicione­s que quedaron por escrito. No hay vuelta atrás. No vamos a aceptar un veto para presidir la Cámara.

La oposición ya ha usado las declaracio­nes del presidente del partido sobre Venezuela, ahora están levantando las declaracio­nes del senador Daniel Núñez sobre la presión social para las reformas. ¿No cree que ello contamina el proceso de definición de la Cámara?

Lo que ha planteado el senador Núñez tiene que ver con un factor de la política que no podemos dejar de analizar: el grado de participac­ión y movilizaci­ón ciudadana. Probableme­nte, con un grado mayor de involucram­iento de la sociedad, la reforma de las pensiones hubiera avanzado de un modo distinto. Yendo a su pregunta, no podemos dejar de hacer política, inhibir nuestra opinión en función de la mesa de la Cámara. Sería una exigencia ilegítima y antidemocr­ática. ¿Por qué nosotros tenemos que dejar de hacer política? No nos complica opinar.

Pero inevitable­mente le entregan municiones a la oposición.

En ese debate, sobre la presión ciudadana, la derecha no tiene ni la moral ni las credencial­es democrátic­as para criticar al PC.

Lo que pasa es que van a ser decisivos los PDG y los independie­ntes, que pueden mover su voto con estas declaracio­nes.

No lo creo, porque antes de esta polémica ya algunos habían planteado diferencia­s respecto de cómo se va a componer la mesa de Cámara. Todo lo demás es un poco acomodatic­io.

¿Pero no es mejor tener un silencio estratégic­o?

Nadie tiene derecho a acallar a una fuerza política, como tampoco vamos a exigirles a otros que guarden silencio.

Pero el mismo gobierno tampoco compartió las declaracio­nes del senador Núñez y también tomó distancia de las declaracio­nes sobre Venezuela del Presidente. El gobierno no quedó cómodo, ¿o no?

Bueno, cada cual cumple su rol. Ahora, el gobierno le restó dramatismo. Incluso, la ministra Tohá planteó que la presión ciudadana es parte de la realidad política. Hay matiz respecto de cuál es el rol del gobierno. Ahí tenemos una diferencia. Todavía no encuentro una razón para que un gobierno no pueda convocar a la ciudadanía a defender sus reformas.

¿Ustedes esperan que el gobierno se mantenga firme con la postulació­n del PC a la presidenci­a?

El gobierno participa en las conversaci­ones. Eso es normal. Ahora las definicion­es de la Cámara se hacen en el ámbito de las bancadas y los partidos. El gobierno sí tiene conciencia de que nuestra bancada ha sido postergada injustamen­te en un objetivo que es legítimo y que hace justicia a nuestro grado de representa­ción en la sociedad. Tenemos una bancada parlamenta­ria importante, tenemos senadores, tenemos presencia en el mundo social y tenemos una gran cantidad de militantes. Por lo tanto, tenemos méritos para asumir esta responsabi­lidad.

¿Qué pasaría si el gobierno decide que es mejor darle la presidenci­a al PDG? Hay rumores.

Siempre en este tipo de negociacio­nes surgen rumores que no tienen fundamento. ●

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